10 de Noviembre de 2008
Antonini: "Kirchner dijo que me iban a bancar
hasta la muerte"
El hombre más incómodo para el Gobierno desde
que estalló el escándalo de la valija con los US$ 800.000
habla sobre el caso que puso bajo sospecha la financiación
de la campaña de Cristina Kirchner y tensó las relaciones
con Washington
![Antonini: "Kirchner dijo que me iban a bancar hasta la muerte"](comunidad%20350_archivos/image001.jpg)
Fort Lauderdale
-¿Por qué debería creerle?
-Porque estoy diciendo la verdad. Eso fue lo que pasó. Es la
verdad y es lo que se demostró en el juicio.
-¿Quién lo subió al avión?
-Yo me subí, por supuesto. Pero por
sugerencia de Diego, Daniel, Victoria y Marjorie. Ellos me
insistieron: "¡Ve, ve!".
-¿También Claudio Uberti?
-Sí, por supuesto. Me llamó desde el teléfono
de Victoria, ella me lo pasó.
-¿Qué le dijo?
-"Súbete al avión y discutiremos lo del
gasoducto".
Guido Alejandro Antonini Wilson comienza a
hablar y el señalamiento es imparable. "Diego" es Diego
Uzcátegui, vicepresidente entonces de la petrolera estatal
venezolana PDVSA y su titular para la Argentina y Uruguay. "Marjorie"
es Marjorie Gutiérrez, su mano derecha, a cargo del área de
Relaciones Internacionales de PDVSA, y "Victoria" es
Victoria Bereziuk, la secretaria de Claudio Uberti, quien
actuaba en Caracas como el verdadero embajador comercial de
la Argentina ante el gobierno de Hugo Chávez.
Antonini, el hombre más incómodo para la Casa
Rosada desde hace ya 15 meses, contó, a lo largo de tres
horas de entrevista con La nacion, su versión sobre los US$
800.000 decomisados durante la madrugada del 4 de agosto de
2007. Cómo se gestó el vuelo, la posible presencia de otros
US$ 4,2 millones en el avión, qué ocurrió dentro del
Aeroparque Jorge Newbery y las vertiginosas 72 horas que
vivió después. Una trama que incluyó su ingreso en la Casa
Rosada, supuestos mensajes del presidente Néstor Kirchner,
aprietes, reparto de dinero y promesas de negociados a
cambio de su silencio y el de otros protagonistas.
La entrevista con Antonini es el fruto de la
investigación realizada por LA NACION a lo largo de los
quince meses que siguieron a aquella madrugada y, sobre
todo, del insistente llamado semanal, durante todo ese
tiempo, a su abogada, Theresa van Vliet, para pedirle una
entrevista con su cliente. LA NACION, además, contactó en
este tiempo a más de 50 funcionarios, ex funcionarios,
empleados públicos, empresarios y otras fuentes venezolanas,
argentinas y estadounidenses.
A continuación se transcriben los principales
pasajes del diálogo mantenido en el estudio jurídico de Fort
Lauderdale con el "valijero".
De la compleja trama que rodea al relato
surge un dato que llama claramente la atención sobre Uberti
y alimenta las sospechas: si la valija le pertenecía a
Antonini, lejos de insultarlo porque, en teoría, acababa de
arruinarle su carrera política, el funcionario argentino fue
a tomar un café con él, el domingo, un día después de
reunirse con el presidente Néstor Kirchner en la Quinta de
Olivos, según declaró ante la Justicia argentina.
-Usted se reunió el domingo con Uberti, en su
hotel, el Sofitel...
-Sí. El iba a pasarme a buscar para cenar.
Vino a eso de las 6 o 6.30 de la tarde. Me llamó del lobby y
bajé. Le dije que me dejara llamar a Daniel [Uzcátegui, hijo
de Diego y pasajero también del polémico vuelo] y me dijo
que ya lo había hecho. Me dijo: "Tengo buenas noticias y
malas noticias". A mí no me gusta cuando me dicen eso. "La
mala noticia es que no puedo cenar con ustedes porque me
llamó el Presidente y tengo que ir a Olivos. Pero la buena
noticia es que se están encargando de todo". Yo le dije:
"¿Por qué te estás reuniendo con el Presidente?", y me
respondió: "Por todo. ¡No te preocupes por eso! Es historia.
Ya pasó, ¿ok?".
-¿Cuáles fueron las palabras exactas que,
según usted, Uberti puso en boca de Kirchner?
-Dijo que Kirchner le preguntó cómo estaba
yo. "¿Cómo se portó el hombre?", o algo parecido. Uberti me
dijo que él le explicó y que Kirchner agregó: "El hombre es
un caballo" o algo así y que "como este hombre nos
banqueó"...
-¿Bancó?
-Sí, "bancó", "...nosotros lo bancaremos
hasta la muerte".
-¿La misma frase que luego usó De Vido cuando
lo vio en la Rosada?
-No. Eso es lo que aparece en una grabación,
pero no fue De Vido. Fue Kirchner, según Uberti.
-¿Le dijo algo más Uberti?
-No, pero entonces apareció Daniel [Uzcátegui]
por el lobby y Uberti dijo que al menos nos tomáramos un
café juntos. Pero había algo en él, algo que no estaba bien.
Yo pensé: "Mierda, ahora que ya firmé el acta [se refiere al
documento que firmó en Aeroparque en el que declaró que la
valija con el dinero era suya] somos descartables, por eso
no vamos a cenar". Pero acepté y le señalé con la mano las
mesas de la confitería del hotel. "No, no aquí, salgamos". Y
cuando le pregunté por qué, me dijo que en el hotel había
unos empresarios de Venezuela que él conocía, a los que
saludó mientras caminábamos. Salimos del Sofitel hacia la
izquierda, luego otra vez a la izquierda y allí hay un
hotel. Un hotel grande, sobre la avenida. Pero él no sabía a
dónde íbamos. Estaba buscando un lugar. Pidió un café negro,
yo también.
-¿Por qué cree que le mencionó a Kirchner?
-Cuando dijo eso de Kirchner, la sensación
que me dio es que lo decía para que me sintiera parte del
crimen, ¿sabe? El y yo. Pero yo le insistía: "¿Está seguro
de que se están encargando de esto? ¿Está seguro?". El me
repitió que no me preocupara por eso y me dijo: "Pídeme lo
que quieras. El Presidente me dijo que puedes tener una
licencia de carne". Yo estaba sorprendido: "¿Licencia de
carne?". "Bueno, ¿recuerdas la primera vez que hablamos?". Y
yo me sorprendí de que recordara tanto de esa reunión
-¿Cuál?
-La que habíamos tenido unos meses antes, en
Buenos Aires. El me había preguntado si yo tenía conexiones
para vender carne en Venezuela y yo le dije que podía
averiguar.
-Y esta vez, cuando tomaban café, ¿qué más le
dijo?
-Uberti me dijo que me podía dar una licencia
de carne aunque la Argentina no había entregado una licencia
desde 1900 no sé cuántos. Yo le dije: "Primero muéstrame que
todo se solucionó" Me respondió que teníamos que mantener el
problema entre nosotros. "Alex, no quiero que le cuentes
nada a Victoria". "No le estoy diciendo nada. El que la
llamó a ella fue Daniel para hablar contigo o ella lo llama
de tu parte". Pero él dijo que Victoria es sólo una
secretaria y esto lo tenían que manejar entre nosotros.
Cuando salimos del bar y volvíamos caminando al hotel, me
pidió algo más: "No le digas a Diego". "¡¿Qué?! ¡Es el padre
de Daniel! ¿Por qué no debe saber?". Y él dijo que si le
decíamos algo, todo el dinero se iba a cortar.
-¿Cuál fue la expresión exacta de Uberti?
-"Si le dices a Diego, se va a parar la
vaquita". Y mientras hablábamos, Daniel iba como saltando
alrededor nuestro: "¡No, jefe, no! ¡No le digas nada a
Diego!". Lo que sospecho es que algo acordaron entre ellos,
porque antes habían hablado por teléfono.
-Pero usted se reunió igual con Diego esa
misma noche y hablaron sobre los US$ 4,2 millones (ver
aparte). Y otra vez el lunes, ¿qué pasó durante el almuerzo
en Las Lilas?
-En un momento le dije a Diego que Uberti me
había comentado que todo estaba solucionado, pero él me
respondió que "teníamos un problema grave. Esta vaina ha
cogido demasiado vuelo". Y me dijo que fuera a buscar el
dinero: "Anda hoy o si quieres mañana, te vas con el chófer,
coges esa vaina y el resto es tuyo".
-¿Cuál fue su respuesta?
-Yo le dije: "¿Acaso los argentinos no pueden
mandar a cualquier otro? ¿Tengo que ir yo a recoger eso? No
me parece justo". Y me respondió: "¡Bueno, pero el resto es
tuyo!". Yo me molesté: "Si tú vas a robar un banco, y un
amigo maneja bien y tú le dices que vas a robar un banco,
comparten el botín. ¡Pero no puedes decirle que necesitas ir
a cobrar un cheque, le pides que te espere y luego sales
corriendo y le dices que están robando un banco para que
acelere! ¡Eso es lo que ustedes me están haciendo!". Si a mí
me decían en Caracas, yo decido lo que quiero hacer.
Entonces me dijo: "Tienes razón. Déjame llamar a alguien
para que vaya a buscar esa vaina".
-¿Por qué no fue entonces a la Aduana, a la
Justicia o se buscó por las suyas un abogado, para declarar
que el dinero no era suyo?
-¡Ey!, yo estaba entonces con los
venezolanos, venezolanos que yo sabía que eran poderosos, y
con el tercer hombre más poderoso de la Argentina [por
Uberti]. Si yo decía que el dinero no era mío, ¿a quién iban
a creerle? "Acá está el venezolano que firmó el acta" ¿Van a
creerme a mí o al funcionario argentino?
-¿Apostaba usted a que, dado que estaba con
hombres poderosos de la Argentina y Venezuela, nada le
pasaría tras firmar el acta?
-¿Apostar a eso? ¡Estaba esperando eso, no
"apostando" a que así fuera! Dentro de mí, para serle ciento
por ciento honesto, esa noche me imaginé todo esto. ¿Por
qué? No sé, lo sentí. Quizá porque Uberti era un maldito
mentiroso, un doble cara, y Diego, que me decía "no hay
ningún problema, pero tienes que ir a buscar el dinero".
Algo no estaba funcionando, algo andaba mal
-A la tarde fue a la Casa Rosada...
-Estábamos en el hotel y recibí un llamado de
Marjorie a mi celular. Me dijo que me preparara, que íbamos
para la Casa Rosada. Me dijo que me pasaba a buscar en 20
minutos. Entonces recibí un llamado de Victoria. "¡Ale!",
porque así me decía ella. "Ale, apúrate, estamos entrando al
hotel", y mientras hablábamos, entró con Marjorie y me vio
en el bar y me apuró. "¡Andá así nomás, así en jeans!
¡Vamos!". Pero les dije que no y subí a cambiarme. Fuimos a
la Casa Rosada y cuando íbamos a pasar con el auto, nos
dijeron que no. Victoria bajó la ventana, yo estaba sentado
en el medio, y mostró algo y dijo algo y le abrieron la
puerta.
-¿Victoria llamó a alguien antes de entrar a
la Rosada?
-Llamó mientras estábamos dentro del auto.
Cuando teníamos problemas para entrar. Fue muy rápido. Ella
llamó y la puerta se abrió. Así de rápido. Yo estaba muy
impresionado porque sólo una vez que estuvimos
adentro comprendí que ya estábamos en la Casa Rosada, porque
el modo en que entramos fue muy impresionante, como si
hubiera sido muy sencillo entrar.
-Ya en el Salón Blanco, ¿qué pasó?
-Ellos querían que yo me sentara detrás de
Rafael Ramírez [ministro de Energía venezolano y presidente
de Pdvsa]. Yo fui, pero no me llegué a sentar. Diego estaba
dos sillas más atrás. A mi izquierda estaba toda la gente de
Venezuela y a la derecha toda la gente de Argentina. Vi a
Uberti, a De Vido [Julio, ministro de Planificación Federal]
y a la esposa del Presidente, la nueva Presidenta [Cristina
Fernández de Kirchner]. Pero la sillita que me dieron era
muy endeble y no sé por qué querían que me sentara allí. No
soy amigo de Rafael, lo conozco, pero no es mi amigo. Así
que volví atrás, donde estaba Marjorie, cerca de la prensa,
y me quedé al lado de ella. Al lado mío también estaba esta
persona que conocí una vez en Venezuela... eh... ¿"el rey de
la soja"?
-¿Gustavo Grobocopatel?
-Sí. Le pregunté cómo iba su proyecto de soja
en Venezuela y él se quejó. Me dijo que en Venezuela tenía
problemas, que no regaban las plantas y que dejaban que
se murieran. ...l se mostraba muy emocional y yo le dije "sé
paciente". Chávez empezó a hablar y les hizo una broma
a Uberti y a De Vido. Ahí es cuando
Marjorie me dice: "¿Ves, Alejandro? Tú no tienes ningún
problema. Rafael sabe, el presidente lo sabe, todos lo
saben".
-¿Por qué aceptó ir a la Rosada?
-Bueno, esperaba que ellos fueran a
solucionarlo... (calla durante varios segundos). Para ser
honesto, no lo sé. ¡Yo quería irme de Argentina! Pero sólo
me decidí esa noche, cuando me enteré de que los medios ya
estaban...
-¿Con su nombre?
-No, no con mi nombre. Pero recuerdo que me
enojé mucho con Victoria y le dije: "Ustedes son una manga
de mentirosos". La increpé a ella y a Marjorie. Victoria
también bromeó: "Ahora tenemos algo con qué chantajearte". Y
agregó: "Teníamos que darle algo a la prensa, pero ¿adivina
qué? Tu nombre no lo saben y nunca lo averiguarán. Estás en
la Argentina". Eso pasó en el bar. El que usted publicó.
-¿"El Gran Danzón"?
-Sí.
-Antes de ir al bar, sin embargo, fueron al
restaurante Rosa Negra. Y usted pagó. ¿Por qué?
-¿Por qué yo pagué? En ese momento me
sorprendió, pero ahora estoy contento de haberlo hecho.
¡Porque al menos tengo prueba de algo de todo lo que digo,
de que estuve allí! Lo que a mí me sorprendió es que nadie
amagó a pagar y si me estás haciendo pasar por todo esto,
¡lo menos que puedes hacer es invitarme! Estábamos esperando
que viniera Uberti, pero nunca vino.
-¿Usted invitó a quienes querían
perjudicarlo?
-No, no, no. No los estaba invitando. Llegó
la cuenta y nadie la pagó. Por eso es que yo lo hago. Pero
yo no los había invitado a Rosa Negra. ¡Ni siquiera me gusta
ese lugar, para serle honesto! La cuenta estaba allí y nadie
se movió. Es más, Diego es quien pidió la cuenta y se la
trajeron a él. Pero no se movió.
-Después, cuando ya estaban en el bar, la
prensa da el primer alerta...
-Sí. Pero no con mi nombre. Lo llamé a Diego
y me enfurecí con él. Era el martes, una o dos de la mañana.
Y yo ya estaba pensando en cómo me iba a ir [de la
Argentina], y cómo reservaba [el pasaje], y cómo hago esto y
lo otro.
-Otra vez, ¿Por qué no fue a la prensa? ¿O a
un abogado? O mejor, ¿por qué no se presentó ante un juez?
-¡Yo estaba solo! ¡No estaba seguro ahí! ¿Por
qué vine a Estados Unidos? ¡Porque acá estaría seguro! ¿Por
qué no fui a Venezuela? ¿Tenía alguna chance ahí? ¡No! ¡Si
la Argentina y Venezuela estaban en el negocio! ¡No tenía
ninguna chance! La única vez que esta gente dejó de
presionarme, de gritarme, fue cuando les dije que ya no
estaba en Buenos Aires.
-Pero hasta que esto no irrumpió en la
prensa, usted jugó con ellos.
-Sí.
- ...
-Estaba esperando que... usted sabe...
-¿Qué?
-Que resolvieran el problema ellos. El dinero
no era mío, la maleta no era mía, yo no sabía que estaba
ahí... ¿Por qué debía ser acusado yo?
-Le planteo lo contrario: ¿Por qué no jugó
con ellos por completo? ¿Por qué no reconoció el dinero como
propio, agarró la mitad que le iban a devolver y sólo
entonces se fue?
-(Molesto). Mire... me han dicho de todo,
acusado de todo, llamado de cualquier forma, por hacer lo
correcto. Usted dice que yo jugué con ellos por un tiempo
porque yo no actué como usted lo planteó, pero yo nunca
quise que el dinero fuera mío. ¡Si retiraba el dinero,
realmente sería uno de ellos! Yo fui acusado por algo que no
era mío, les dije que ellos lo arreglaran, que yo no quería
ese dinero. Eso fue todo lo lejos que yo pude llegar. ¿Ir a
los Tribunales, decir "acá estoy", pagar la multa que fuera,
"denme la otra mitad que es mía"? Eso era asumir la culpa.
Eso es lo que querían que hiciera. ¡Por eso es que [los
EE.UU.] enviaron gente a acá! Porque creían que así se
resolvería todo. Un hombre rico, que portaba mucho dinero,
que viajó a la Argentina para comprar un shopping center,
invertir en la Argentina? era muy fácil de encubrir.
-¿El dinero era de Pdvsa ?
-Sí.
-¿Está seguro?
-Sí.
-¿Ciento por ciento?
-Ciento por ciento.
-¿Por qué?
-Diego, Daniel, Marjorie... todos los que
vinieron hasta acá, todos los que me llamaron, coincidieron
en que el dinero era de Pdvsa.
-¿El dinero era para la campaña presidencial?
-Eso es lo que me dijeron.
-¿Quiénes?
-¡Todos los que vinieron hasta acá! [se
refiere a tres de los hallados culpables en Miami -Franklin
Durán, Carlos Kauffmann y Moisés Maiónica- y al agente de
inteligencia venezolano Antonio José Canchica Gómez, prófugo
de la Justicia norteamericana]. ¡Todos los que me llamaron!
[en alusión al jefe de la inteligencia venezolana, general
Henry Rangel Silva, y el ministro del Interior, Tarek El
Aissami, entre otros].
-¿Podría ser que el dinero fuera de coimas
correspondientes a los funcionarios argentinos por negocios
bilaterales pero no para la campaña?
-Eso es algo que tienen que analizarlo
ustedes. Pero si el dinero fuera para algún mafioso o fuera
una coima para Uberti, por menos de ese dinero me hubieran
arrojado al Río de la Plata. Pero creo que eso no me pasó
porque el dueño de ese dinero era alguien grande. ¿Por qué
me enviaron a esa mujer [por María Cristina Gallini, jefa de
turno de Aduanas] en el Aeroparque? ¿Por qué eran tan
amables conmigo? ¿Por qué no fui tratado como un
contrabandista? "Por favor, sírvase una medialunita. ¿Un
sandwichito de miga? ¿Un café con leche?". Yo sé que en la
Argentina son muy amables, ¡pero esa gente no sabía cómo
tratarme porque no estaban seguros sobre quién era yo!
-Mi última pregunta es la misma con la que
comencé: ¿Por qué debería creerle quien lea esta entrevista?
-Porque estoy diciendo la verdad y hay
evidencia suficiente para demostrar que digo la verdad. Sé
que lo más fácil es acusar a Antonini Wilson. Pero la verdad
salió a la luz. Si la gente quiere creer que el dinero fue
para esto o para lo otro, bien. Pero, ¿por qué tantos
encubrimientos? ¿Por qué hubo gente que llegó a tanto para
encubrir el dinero? Porque para lo que ocurrió se necesitan
dos personas: el venezolano que estaba enviando el dinero,
Rafael Ramírez o quien fuera, y el tipo que lo estaba
recibiendo. Lo mejor sería ir a la Argentina y meter a
alguien en prisión y señalar al que envió el dinero desde
Venezuela y... Pero claro, eso es si tienes un sistema
judicial que funcione en Venezuela. Y, en la Argentina, la
Justicia quizá funcione, pero está golpeando contra una
pared, ¿sabe?
Cronología
Recorrido de la maleta y el "maletero"
4/8/07.- Aquella noche en Aeroparque...
Procedente de Caracas, llega al aeropuerto
porteño el avión contratado por Enarsa con la valija cargada
con 800.000 dólares. Guido Antonini Wilson se responsabiliza
por el dinero incautado.
6/8/07.- En la Rosada y con apoyo oficial
Antonini es recibido en la Casa Rosada, donde
llega junto a Victoria Bereziuk, secretaria de Claudio
Uberti. Funcionarios del Gobierno le hacen saber que cuenta
con su respaldo oficial.
8/8/07.- Si lo han visto, nadie lo recuerda
Pese a que el escándalo de la valija estalla
en los medios de comunicación, Antonini viaja sin problemas
a Uruguay y luego vuela a Miami, donde se pone en contacto
con el FBI.
9/8/07.- Uberti, funcionario en desgracia
Primera víctima del escándalo, Claudio Uberti,
funcionario muy cercano al ministro Julio De Vido y hombre
clave en la relación con Venezuela, es echado de su cargo.
31/8/07.- La justicia se mueve contra el
lavado
En medio de crecientes sospechas sobre el
destino político del dinero, la justicia argentina pide a
EE.UU. la extradición de Antonini en una investigación sobre
presunto lavado de dinero.
12/12/07.- Espías al servicio del chavismo
El FBI anuncia en Miami la detención de tres
venezolanos, Durán, Kauffmann y Maiónica, acusados de actuar
como agentes al servicio de Venezuela, y del uruguayo
Wanseele Paciello.
18/12/07.- Una revelación y ninguna
diplomacia
Después de que el FBI revela que el dinero
iba dirigido a la campaña de Cristina Fernández, Néstor
Kirchner reclama a EE.UU. que "entregue al prófugo". Se
tensa la relación bilateral.
11/1/08.- Pedido a Interpol por los Uzcátegui
Por orden del juez Petrone, la policía
argentina solicita a Interpol que ubique en Venezuela al ex
vicepresidente de Pdvsa Diego Uzcátegui y a su hijo, Daniel
Uzcátegui, para que declaren en el caso.
23/9/08.- Más revelaciones y más dólares
Tras el inicio del juicio a Durán, al
declarar en Miami Antonini rompe el silencio y afirma que en
el vuelo contratado por Enarsa iba otra valija con 4,2
millones de dólares.
9/10/08.- Una valija, todas las valijas
Citada a declarar como testigo en Miami, la
ex agente de la Policía de Seguridad Aeroportuaria Luján
Telpuk afirma que revisó todas las valijas que ingresaron al
país en el vuelo de Enarsa.
3/11/08.- Durán, culpable de espionaje
chavista
El jurado en Miami encuentra culpable a Durán
del delito de espionaje, noticia que provoca fastidio en el
obierno, acorralado por otras sospechas de financiamiento
irregular de la campaña.
4/11/08.- La hora de la justicia argentina
Tras el fallo en Miami, la justicia argentina
espera ahora que la investigación local cobre nuevo impulso
a partir de las pruebas que podría aportar la justicia
norteamericana.
Quién es quién en la trama
Claudio Uberti:
recaudador de la campaña electoral de 2003,
encabezó luego el Organo de Control de Concesiones Viales (Occovi),
bajo la órbita del ministro Julio De Vido. En la práctica,
era el "embajador comercial" de la Casa Rosada en Caracas.
Victoria Bereziuk:
secretaria del Occovi y colaboradora de
extrema confianza de Uberti en sus relaciones con el
gobierno venezolano.
Exequiel Espinosa:
presidente de la petrolera estatal argentina
Enarsa, ente que alquiló el avión charter que voló desde
Caracas.
María Luján Telpuk:
entonces agente de la Policía de Seguridad
Aeroportuaria, de turno la noche del decomiso.
Daniel Ingrosso:
jefe de Telpuk en la Policía de Seguridad
Aeroportuaria, de turno la noche del decomiso.
Jorge Lamastra:
funcionario de la Aduana de turno la noche
del decomiso.
María Cristina Gallini:
jefa de turno de la Aduana la noche del
decomiso.
Rafael Ramírez:
ministro de Energía venezolano y presidente
de su petrolera estatal, Pdvsa.
Rafael Reiter:
guardaespaldas de Ramírez, es el actual
gerente del área de Prevención y Control de Pérdidas de
Pdvsa, su "policía interna".
Diego Uzcátegui:
vicepresidente de Pdvsa cuando ocurrió el
decomiso, también presidía su filial para la Argentina y
Uruguay, Pdvsa Sur.
Daniel Uzcátegui:
hijo de Diego, trabajaba para Antonini y sus
entonces socios, Carlos Kauffmann y Franklin Durán.
Marjorie Gutiérrez:
mano derecha de Diego Uzcátegui, en el
momento del decomiso se desempeñaba al frente del área de
Relaciones Internacionales de Pdvsa.
Entrevista
exclusiva
:
Por Hugo Alconada Mon, REPRODUCCIÓN TEXTUAL
del diario La Nación
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!["Aquí faltan otros 4,2 millones de dólares"](comunidad%20350_archivos/image003.jpg)
Los 800.000 dólares incautados
en Aeroparque, según la foto distribuida por la Aduana
FORT LAUDERDALE.- Poco después de las 19 del
domingo 5 de agosto de 2007, Claudio Uberti se marchó del
Sofitel tras reunirse con Alejandro Antonini y Daniel
Uzcátegui. Los venezolanos se fueron entonces hasta el hotel
Sheraton, donde se hospedaba Diego Uzcátegui y toda la
delegación de la petrolera Pdvsa. "Diego me dijo que no
tenía tiempo, que tenía que reunirse con la prensa. Pero yo
saqué la copia del acta. ?Tienes que mirar esto primero´, le
dije. En cuanto revisó el papel, nos fuimos a los
ascensores", contó Antonini a LA NACION.
-¿Quiénes?
-Diego, Daniel, Marjorie [Gutiérrez, mano
derecha de Diego Uzcátegui] y yo. Mientras caminábamos hasta
su cuarto, me preguntó: "¿Qué pasó?" y yo le respondí: "¿Que
qué paso? ¡Tú dime qué pasó! ¡Cómo te atreves, coño!".
Entonces él me hizo un gesto (de guardar silencio) hasta que
llegamos. Cuando entramos, había alguien trabajando con una
laptop y él o Marjorie, creo, le dijo que se fuera. Entonces
fuimos al baño.
-¿Quiénes?
-El y yo. Y Daniel luego se acercó y se apoyó
en la puerta, mientras que Marjorie se quedó más atrás.
-¿Pudo escuchar ella lo que dijeron?
-Sí, pudo. Fue una conversación elevada.
Hasta entonces jamás le había gritado a Diego. Yo lo
respetaba mucho, pero esa noche yo estaba muy enfurecido con
él. Le volví a decir: "¿Cómo pudiste meterme en una
situación así, sabiendo que había dinero en esa mierda?" Y
él se enfureció conmigo también. Me empezó a gritar: "No te
preocupes, estos coños de madre de los argentinos lo van a
tener que arreglar. Este es un problema de ellos, ellos lo
van a tener que arreglar". Yo le dije: "Bueno, perfecto,
¡pero yo soy el huevón que firmó esa mierda ahí! Yo fui el
estúpido al que obligaron a firmar ese papel de mierda!". Y
le volví a decir: "¡¿Cómo pudiste hacerme esto?!". El
también estaba realmente exaltado. "¡Alejandro!", me
gritaba, mientras que leía otra vez el acta. Entonces miró a
Daniel y le dijo: "¿Dónde está el resto del dinero?". Y yo
grité: "¡¿Qué?! ¡¿Cómo?!". Y él dijo: "Aquí faltan otros 4
punto 2 millones de dólares". Hasta entonces, yo creía que
Daniel no sabía del dinero, pero con lo que pasó ahí, no lo
sé. Porque Daniel le dijo: "Diego?
-¿No le dice "papá" a su padre?
-No, le dice Diego. Y le dijo: "La maleta
pasó", o algo así, no lo recuerdo preciso porque yo estaba
en shock porque mientras hablaba, Daniel comenzó a mostrarle
a su padre la chaqueta que tenía puesta y adentro tenía un
fajo de billetes como los que estaban en la maleta
(decomisada). No sé si tenía varios fajos, yo sólo vi uno.
Cuando vi eso, cuando vi que Diego le preguntó sobre los 4,2
millones y la reacción que tuvo Daniel?
-Pero...
-(Se exalta) ¡Espere, espere! Después de eso,
yo estaba en completo shock, y Diego me dijo (lo imita, con
voz firme): "Alejandro, quédese tranquilo. Sea un hombre.
Tenga bolas. ¡Yo estoy cansado de traer maletas así de
Caracas! ¡Más grandes que esa! Yo le había dicho al ministro
[por Ramírez] que no usáramos a ese huevón.
-¿Por Uberti?
-No dijo Uberti. Dijo "huevón". Dijo: "Yo ya
estoy cansado de traer maletas así en los Falcon", y levantó
sus manos como para mostrar el tamaño.
-¿Los Falcon?
-Son aviones de Pdvsa, que posee muchos de
esos. Y me volvió a retar cuando le reclamé: "Crezca. Eso no
es así. El que es culpable es ese huevón y el ministro por
confiar en ese huevón".
-¿Y usted, qué? ¿Le dijo "muchas gracias"?
-¡No, no! Le volví a decir que ahora el que
estaba en problemas era yo. "A usted no le va a pasar nada",
me respondió. "Porque este es un problema de los argentinos,
no suyo. Esos huevones o arreglan todo o se jodieron para
siempre". Eso es todo lo que dijo.
-¿Qué entendió usted que se cortaba? ¿El
dinero?
-Sí.
-¿Por eso, según usted, Uberti le pidió que
no le contara a Diego?
-Sí.
-¿Por qué Diego preguntó sobre los 4,2
millones en su presencia, si usted no sabía nada? ¿Cómo lo
explica?
-¡No lo sé! Quizá fue debido a la confianza
que me tenía. Yo era el que estaba cuidando de su hijo. El
me había pedido que me encargara de él. No lo sé, porque al
mismo tiempo él siempre se había mostrado delante de mí como
un hombre honesto, ¿sabes? ¡No lo sé! (suspira). Yo creo que
esa noche descubrí al verdadero Diego. El tipo del que me
habían contado que había sido un puto guerrillero, que en su
juventud había matado gente y que nunca había dejado de ser
un delincuente. ¡No lo sé! Pero creo que reaccionó como
reaccionó y me dijo lo que me dijo porque yo fui agresivo
con él. Yo siempre había sido muy correcto con él y esa
noche me fui contra él porque no sabía qué hacer. Estaba
desesperado.