Momentos de la vida: mi vida

25 de Julio de 2007                                         

 

 Momentos de la vida: mi vida

Detalle 

Delicada y casi transparente, en los diez latidos previos a su último respiro, resumió su travesía centenaria desde la ofuscación difusa de sus párpados entreabiertos. Recordó su niñez de golosina, su adolecer de canela, sus encantos de algodón, su amor de merengue italiano, su castillo de crema sobre los montes de Chantilly. Esquivó sinsabores glaseados, lamentos de miel, amarguras de azúcar, cicatrices de tiza. Acarició con ternura infantil a su álbum de caprichos confitados, recorrió su colección de recuerdos de almíbar entre suspiros de mermelada. Todo sabía a otoño y a bosque, a frutos rojos, brillantina, castaños y tardes de almendra. "Mi vida", murmuró, misteriosa e indefensa cual bella durmiente, "ha sido una travesura de seda colmada de dulces deseos cumplidos".

 

El eclipse ineludible y los retazos de su orgullo élfico la privaron de contar la moraleja plebeya de su historia cándida de princesa: a pesar de haber vivido entre las páginas hojaldradas de un cuento de hadas, nunca había sido realmente feliz. Jamás se supo que, empalagada en su constelación de caramelo, nunca había aprendido a disfrutar.

 

contorno

antes

 

decidirme con sus voces

escribirme con sus letras

describirme en sus espejos

 

compararme en sus propuestas

diseñarme en sus esquemas

asumirme en sus defectos

 

evaluarme con sus reglas

someterme a sus reproches

disfrazarme con sus miedos

 

asustarme en sus temores

desangrarme en sus heridas

camuflarme en su experiencia

 

confundirme en sus pasados

postergarme en sus reclamos

escurrirme en sus promesas

después

 

escucharme en mis oídos

cavilarme en mis palabras

percibirme en mis sentidos

 

reflejarme en mis retinas

encontrarme en mis virtudes

sonreírme en mis complejos

 

apreciarme en mis valores

traducirme en mis acciones

respirarme de mis culpas

 

afirmarme en mi confianza

perdonarme en mis errores

enjuagarme de mis dudas

 

olvidarme en mis rencores

consentirme en mis antojos

desdoblarme en mis deseos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 entre líneas

 

 

ni evidencia ni especulación

ni esperanza ni concreción

ni ganas ni incertidumbre

 

más allá del símbolo y la interpretación

más allá de las nociones y la precisión

más allá de la convicción y la ambivalencia

 

donde se insinúa lo inexpresado

donde estalla el desierto consentido

donde brotan inquietudes implícitas

 

donde cavilan intenciones abstractas

donde hibernan acciones prematuras

donde connotan ideas liminales

 

saturando el espacio tácito

desmintiendo la ausencia simulada

prolongando el final pretendido

 

donde se gestan certezas conjeturales

donde se filtran impresiones ajenas

donde prevalece lo inmencionado

donde hablan las palabras no dichas

 

 

luz propia

 

 

Desde la luz fulgorosa de su brillo intermitente, la luciérnaga atrapada se observa a sí misma en los paneles vidriosos del frasquito de cristal.

 

Cuestionados sobre el cautiverio incomprensible, los celadores de la tapita agujereada apelan a las espinas venenosas de las margaritas silvestres.

 

 

 

miopía

 

 

Los ecos del pasado reúnen a las piezas dispersas de una intención pretenciosa.

Pena y cicatrices retumban sobre las ruinas congeladas de un espejismo verde.

Siempre, la promesa irresponsable.

 

defensa

 

 

sin permiso

la mudanza irrumpe implacable

subida al vértigo de los tacos

 

dónde hallar

los ladrones de mi almohada,

el comienzo de este puente

 

tengo miedo

la verdad me queda grande

el oasis tan ceñido

 

asustada

divisando mi destino

arañando mi presente

 

huyéndome

renegada contra el viento

disfrazando rascacielos

 

negocios diabólicos

 

 

Insensible a sus ofertas suplicantes, no accedí a venderle mi alma.

Colérico y ofendido, me arrancó los ojos de un zarpazo.

 

 

 

prestame tus ojos

 

 

"Esa", soy yo

"Esa" soy yo

¿Esa? Soy yo

¡Esa soy yo!

¡Esa! ¡soy yo!

Esa soy yo

Esa soy: yo

Esa, ¿soy yo?

¿Esa soy yo?

¿Esa soy? ¿yo?

 

 

 

hipótesis

 

 

la culpa de su nostalgia crónica

la tiene la distancia cronológica

entre sí misma y aquella que cree ser.

escribe para que la  curen las palabras.

 

 

 

certeza

 

 

a ninguna hora

a ningún lugar

 

a todas las horas

a todos los lugares

 

relojes sin agujas

calles sin nombre

 

 

jugar sin fuego

 

 

cielo despejado. mucho mucho verano.

voy saltando por la vereda del sol.

 

luces contagiosas, guerreras, adictivas.

luces titilantes, falibles, traicioneras.

que no dejen de lucirse, que me luzcan siempre.

 

hornallas magnéticas, estufas seductoras.

empapada de incendio, aún no me quemo.

curiosa, prudente, cobarde espectadora de las llamas.

 

'tal vez no se trate de la luz -pienso- tal vez sea el fuego'

hoy el fuego juega solo. algún día abrazaré al sol.

mientras tanto, pendo de un sistema luminoso.

 

 

ella según ella

 

 

intermitente, tragicómica

exageradamente epifánica

ansiosa por entrar en personaje

 

 

 

no hace mucho

 

 

esa lamparita titilante

esa consentida quejumbrosa

esa nostálgica extraviada

esa torpe lucecita

 

ahora sé que la luz es de verdad

yo decido cuando es de día

una invitación para el sol

yo decido: sol, quedate

 

burbujas erráticas, delirantes

a veces burbujas, a veces nada

yo no soy las burbujas que deambulan

soy espuma irreciclable

 

esa crisálida sobreconsciente

esa anhedónica deseosa

esa trágica binaria

esa inexperta alucinada

 

carente de sí misma

excedida de sí misma

indigestada de sí misma

despojada de sí misma

 

tanto tiempo sin verla

no la extraño nada

 

 

mañana

 

 

entonces, sí: azules

nosotros, nuestros besos

islas invisibles

 

arcilla fresca

lienzos vacíos

hojas en blanco

portarretratos

 

vos, yo, nosotros

al fin nuestros

 

 

casi

 

 

nunca pudo ser como el resto, era el resto

 

 

revelación

 

 

común

tuya, suya

universal

pública, extensiva

 

común

elástica, compartida

industrial

fácil, repetible

 

común

céntrica, accesoria

plural

torpe, mundana

 

tanta ficción, tanto ser en potencia

tantas ambiciones divinas

 

busco parecerme a mí misma y soy

excepcionalmente terrenal

 

que te quiero

 

 

qué feo no poder dormirse una

quiero que estés acá

 

 

lloriqueo clicheado
(o “pucherito romántico”)

 

 

vida cruel

festejo irónico

hemofilia

 

lamento absurdo

consigna cínica

ritual miseria

 

hasta cuando el sol,

la lluvia, de nuevo el sol

 

la eternidad ha de ser aberrante

 

reunión

 

 

hay una reunión en la parada del colectivo: el frío, la gente y yo. miro las etiquetas en su ropa y los títulos en las portadas de sus libros y su tedio y sus ceños fruncidos. parece que ninguno es conciente de estar esperando algo. piensan que el colectivo nunca va a llegar. me sonrío. ignoro si vendrá. no sé si me importaría esperarlo siempre.

 

ellos usan camperas, sobretodos y bufandas. tienen bolsas, carteras y cosas guardadas, y todos creen que están por irse a alguna parte. yo no tengo abrigo y no sé si creo en el destino. no me gustan las cosas que cuelgan.

 

hay malestar en las caras de las personas. en sus muñecas relojes y en sus mentes brújulas y en sus cuerpos escamas y en sus brazos cruzados y en sus silencios y por todas partes espinas. no son concientes de su propia violencia.

 

hace frío. quiero abrazarlos a todos.

 

Descubrimiento clave para la psicología de la tristeza

 

 

Un grupo de científicos de la región de Nemocón aseguró que las personas que consumen menos sal lloran con menor frecuencia. Los experimentos llevados a cabo demostraron que el llanto sería un mecanismo del organismo para desechar el exceso de minerales en el cuerpo. Esta hipótesis explicaría por qué siglos atrás, cuando no se añadía sal a las comidas, los hombres no lloraban nunca.

 

 

veredicto preliminar
(o “delirio premenstrual”)

 

 

ni cosas en su sitio

ni cosas fuera de sitio

ni cosas sin sitio

ni sitio sin cosas

ni cosas ni sitio

 

 

 

 

me doy cuenta

 

 

ahora que todos los huecos están llenos de edulcorante no puedo escribir más poemas. intoxiqué a la mujer triste y desde entonces lo anecdótico se ha vuelto insuperable.

ya no sé distinguir lo intrascendente.

 

 

 

pasar el tiempo

 

 

(la madrugada en la playa)

 

hay una mujer deseosa recostada sobre una reposera. no ha dormido.

ha estado pensando en el hombre que anunciará el pronóstico en la radio, en el sol que no ha de apagarse, en la tierra que se vuelve. la piel de la mujer es muy blanca todavía.

 

sobre la reposera, la mujer blanca y deseosa está atenta. sabe que la luz del día llegará en cualquier momento. se lamenta. correría las cortinas si hubiera ventanas.

 

la mujer permanece despierta (ya hay sol). aún hay algo o alguien esperándose.

 

 bostezó.

 

diferencias entre una silla y una mesa

(o “la felicidad según emma”)

 

 

en la silla reposa el hombre.

en la mesa reposan las cosas.

en la silla se posa el hombre y en la mesa el hombre posa las cosas.

si el hombre y las cosas no se posaran, no harían falta ni sillas ni mesas.

 

cuando me siento feliz, no necesito reposo, ni pose, ni cosas.

 

las sillas y las mesas son pruebas existenciales de que el hombre no siempre se siente feliz.

 

 

 

etcétera

 

 

lo que más me gusta de tomar café cortado es comer con la cucharita la espuma de leche que queda en el tope cuando está recién servido, y después comer el azúcar que queda al final de todo en el fondo de la taza. y me gustan las masitas que lo acompañan, o el tostado, o la porción de torta. y las tazas transparentes y altas que tienen algunas confiterías. y las charlas que se tienen mientras se lo bebe. y que haga mucho frío afuera. pero eso no tiene nada que ver con el café.

 

 

 

cambió

 

 

antes no tenía ganas

a veces

ahora tampoco

pero ya no me da miedo

tener las ganas

que no tengo

ahora

mi dios

 

 

el sol no deja de brillar por la noche.

no hace falta verlo para saber que está brillando.

todo es tan claro hoy.

la oscuridad no existe.

 

 

 

amanecer

 

 

hace un rato salió el sol. no lo viste. estabas esperándote. te quedaste dormida.

 

todo esta quieto todavía. no hay ventanas. no ha pasado mucho tiempo. sigue siendo temprano y estás lista. hay muchos disfraces en el ropero. hay luz. alguien muy anciano está regando las plantas. las personas están por todas partes. las hojas de los árboles están mojadas y son muy verdes. los troncos son gruesos. un vidrio refleja a dos chicos. no hay gente en el parque de diversiones. el perro se revuelca en el pasto. las orejas de un conejo, el conejo suave. te ensuciaste. la granja. una mochila pesada. una jarra de porcelana llena de leche chocolatada fría. los pies están sanos.

 

despertate, te encanta desayunar.

 

caminata

 

 

(estás desparramada)

 

¿para qué guardás tantos zapatos y ventanas en esta bóveda? no tiene sentido poner ventanas en donde no hay paredes. ellos nacieron tan descalzos como vos. muchos han visto tus pies y hasta te han prestado su calzado. han caminado las mismas calles, pero sus nombres son finitos y sus pies están callosos. sus huellas no son más que semejantes a las tuyas.

 

¡no trates de cerrar las persianas, si no existen!

 

están naciendo desnudas todas las cosas y tenés las pestañas que hacen falta.

 

felicitaciones.

hoy reconociste las migas, te hallaste lúcida y supiste que no estabas paseando.

 

 

persona

 

 

hubo un hombre ingenioso que fabricó llaves, abrió puertas, cautivó audiencias e inspiró artistas. hubo un hombre estimulado que animó estatuas. hubo un hombre que fue hábil y consciente. ya no existe (no existió).

 

morada

 

 

soy el sueño de una anciana

que nació anciana

que anhela morir mientras duerme

 

 

 

 

                                                                                               Noelia Laura Pirsic Galeanoff