6 de Agosto de 2007
La publicación
modifica el paradigma de las guías turísticas convencionales,
ya que privilegia lo visual y excluye a la mayoría de los
lugares típicos de la Capital. Fue realizado por Sofía Pomar y
Natasha Elliot, con fotos de Mariano Galperín.
El Obelisco, la
Plaza de Mayo, los Bosques de Palermo, Puerto Madero y la
Avenida 9 de Julio son lugares que no faltan en las páginas
una guía tradicional de la Ciudad de Buenos Aires.
Pero la ciudad
también se puede recorrer de una manera no tradicional. Eso
fue lo que se plantearon Sofía Pomar y Natasha Elliot, autoras
de Ideal Buenos Aires, un manual con alternativas para pasear
en sitios no tan difundidos, sucesor de Actitud Bs As/Una
experiencia urbana (2004) y Actitud Buenos Aires Unplugged/fin
de semana (2005).
El libro salió a la
venta hace un mes y medio y cuesta 63 pesos. "La idea no fue
abarcar la ciudad en su totalidad, ni un rubro específico,
sino que intenta presentar una perspectiva original de la
ciudad", comentó Pomar.
![](../../../../images/idealbsas.jpg)
"Ya hay suficiente
información práctica. Para la selección de espacios la premisa
fue arbitraria: consistió en plasmar sólo los lugares que
nosotras valoramos, y así optamos por salir de la pose de guía
práctica o de un formato similar a las páginas amarillas",
añadió una de las mentoras de la publicación.
Ideal Buenos Aires
presenta un recorrido de 240 sitios, de los cuales 80 están
fotografiados con prioridad sobre el detalle. La descripción
gráfica es acompañada por datos básicos y un breve desarrollo
basado en el estilo, la clave, la esencia y la ocasión de cada
una de las opciones.
"A través de estas
categorías, el lector se podrá dar una idea muy cercana de lo
que se va a encontrar. Además, reflejan el estilo del libro:
algo informal y con mucha personalidad", explicó Elliot, la
otra autora.
Según dio cuenta
Clarín, la temática de sus
páginas deambula entre fachadas arquitectónicas, conciertos,
tiendas, caminatas y zapaterías. Estos tópicos son ilustrados
por fotos de Mariano Galperín. "La diferencia está en
no tener condicionamientos en la elección de los lugares, ni
la necesidad de que el lugar se vea en las fotos como un
producto en una publicidad", opinó el fotógrafo. "Todos esos
elementos la relacionan más a un hecho artístico", concluyó.
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