CRÍMENES EN LA CÁRCEL

05 de Marzo de 2009

Crímenes en la cárcel

Era casi una niña, la "Nicodemo" (así creo era el apellido), una "Barby" rubia, hermosa y desprotegida ante tanto infierno de la cárcel de mujeres de Ezeiza, inmortalizada en una triste película de Pablo Trapero.

Contaba por Radio del Plata Gaete, la ex profesora de Teatro de la prisión:

“Hay una huelga por una pocas reclusas desde el 27 de Febrero, precisamente son las pocas que se acercaron a tratar de rescatarla colgada en el baño de mujeres y trataron de reanimarla ante tanta "ausencia" de las guardiacárceles y del resto de las internas del penal.” La "mataron" el 22 de febrero de 2000.

Ahora las acusan a ellas de ser las que "quizás intervinieron en su muerte". Y como la pobre niña apareció "colgada", se caratuló como suicidio, pero ella tenía golpes por todo el cuerpo. Por esas cosas del destino, ya estaba por salir dentro de poco tiempo; su causa ya había cumplido su pena.

Es la situación "normal" de aquellas niñas hermosas a las que les toca caer en una prisión y son prácticamente "esclavizadas sexualmente", en especial por las internas, que son las dueñas de pabellones de la cárcel, y además son simplemente objeto de envidia y bronca de todas las demás (avaladas y azuzadas por las propias guardiacárceles), como sucedió en otro hecho real similar, también llevado al cine con éxito.

Lástima que no hay éxito para que esto no siga pasando.

Que esto haya trascendido por la denuncia de una interna es aberrante.

Que no salga en ningún medio de difusión, es peor.

Que los defensores de los Derechos Humanos "no aparezcan" es complicidad genocida por la magnitud de la cantidad de hechos diarios en todos los penales de hombres y mujeres.

Que los Jueces no hagan nada es "la normal ausencia de Justicia", pero para los pobres ni justicia.

En la cárcel de mujeres de Ezeiza, las internas, tratan, algunas, desesperadamente de huir de la tortura diaria, queriendo quedar embarazadas en las visitas higiénicas para ser trasladadas. Esto pasa en todas las cárceles.

Y los cómplices somos todos, los que miramos como sociedad para otro lado, los directivos y los propios guardiacárceles, todos los poderes en general y la Justicia en especial.

Después nos quejamos cada vez que los robos terminan en crueles asesinatos, pero qué podemos esperar de aquellos que alguna vez saldrán en libertad mutilados después de años de barbarie...?

Para qué queremos implantar la condena de muerte, si ella se efectiviza en la mayoría de los casos de la realidad?

No nos olvidemos que, desde el regreso de la democracia, la organización policial en su conjunto, incluida Gendarmería, y el propio Servicio Penitenciario, sigue con la educación de la época de la Dictadura, con planes de estudios que no han mejorado ni han sido objeto de actualización alguna en más de 60 años.


 

El editor