Estamos
inmersos en la gravísima situación que padecen las mujeres
en la Argentina, (y las del mundo en general), jóvenes o no,
que llegan a un extremo absolutamente peligroso que limita
el derecho de una de las partes en una acusación de
violación producto de una relación sexual.
En buena
medida, está basada en dos hechos reales comprobados y en
uno presuntamente similar (a comprobarse, aunque la
situación amerita dudas) sucedido en Núñez el amanecer del
domingo pasado.
Se
pueden dar y aparecen casos ya “dudosos” de denuncias de
“violación” por la simple relación sexual, mas que nada
amparada por la nueva onda del "touch and go” traducido al
“tener sexo casual” (si se le puede llamar casual), que mas
bien sería sin compromisos de ambas partes.
Pero,
pensemos ante una situación de las que se suceden en algunos
de estos casos o en cualquier otro en el cual, después de la
relación carnal, consentida entre ambas partes (pues parece
que sólo debe ser consentida por la mujer; no importa si el
hombre la consiente?), por diferentes motivos inmediatos o
mediatos se producen desavenencias de diferente índole entre
las partes que llevan a un “enojo importante” o, lo que es
peor, cuando sucede que la mujer se siente “despechada” o
mil excusas similares pero que quiebran "un buen momento
pasado en común".
Que es
lo que sucede, y basta que la "damnificada" llame al 911 o
se presente a una comisaría, al Pirovano o a las Madres del
Dolor, etc. para que el que fue su “pareja circunstancial”
pase a ser un violador y para ciertos medios por propia
cuenta, lo será pero con el aditamento de “serial”, ya que
"dicen los vecinos" que tiene antecedentes, que estaba en
compañía de muchas chicas siempre, etc.
La
supuesta violación será fácilmente comprobable, médicamente
por la revisación clínica, y más con la “crisis de nervios
de la agredida”, etc., y claro, contará con todo el apoyo
antes expresado.
Ni que
pensar si la “supuestamente violada” pero que detenta una
falsa denuncia, es menor de 21, menor de 18 o, peor aun,
menor de 15.
Ya hubo algunos casos como uno
de un profesor en San Miguel, al que le arruinaron la vida y
la propia familia con datos falsos, y ni que hablar del
joven que padeció Cromagnon y luego la policía lo imputó
falsamente por 17 violaciones.
Abundando en el tema, es licito considerar el cambio de la
relación "hombre-mujer", ya que de antiguo era de degradable
sometimiento para con el sexo femenino, herencia que los
hombres nunca hemos sabido asumir públicamente.
Pero
claro, la "realidad actual" es que las mujeres, y
lamentablemente las mas jovencitas, no tienen problema
alguno en "avanzar o encarar" al "chico que le gusta" y no
necesariamente debe ser uno sólo en la misma noche.
Afortunadamente, para nada son la gran mayoría.
Y a ello
se le agrega que no sólo el interés de una jovencita es por
otros chicos; no, peligrosamente, es hacia muchos hombres ya
en edades superiores a ellas o que las doblan y hasta
superan en la cronología.
Claro, el hombre o el jovencito
más grande debería negarse, no?
Clara utopía con las salvedades
de toda regla.
Para
pensar que no todo es del “color del cristal con que se
mira”, viejo adagio siempre vigente.
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El Editor