11 de Noviembre de 2008
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El
espacio de intelectuales Carta Abierta, que tan firmemente
defendió al Gobierno a lo largo del conflicto agrario,
encontró su contraparte, su adversario en el universo de las
ideas: se trata del Club Político Argentino, un grupo de
intelectuales, periodistas y profesores, críticos todos del
modelo kirchnerista. ¿Son anti-K puros, entonces? “No somos
opositores”, aclaran el sociólogo Vicente Palermo y el
periodista Daniel Muchnik, dos de sus miembros, pero le
achacan al Gobierno su “populismo polarizante”. Si bien el CPA
se reúne desde principios de año, o sea, antes del conflicto
rural que parió a Carta Abierta, este martes tendrá una
especie de presentación pública en el Club del Progreso, usual
escenario de sus almuerzos “de debate y propuestas”.
Por los autodenominados “conversatorios políticos” del Club,
de bajísimo perfil todos, ya pasaron dirigentes como el
gobernador santafesino Hermes Binner; los diputados Felipe
Solá (PJ) y Patricia Bullrich, de la Coalición Cívica; la
vicejefa del gobierno porteño Gabriela Michetti; y el
presidente de Federación Agraria, Eduardo Buzzi. De
funcionarios o legisladores oficialistas, nada, por ahora.
“Invitar, invitamos, pero no vinieron. Igual, no perdemos las
esperanzas para los próximos encuentros”, aclara María Matilde
Ollier, otra integrante del CPA de la primera hora. El senador
Daniel Filmus y Juan Abal Medina, segundo de la Jefatura de
Ministros, prometieron su presencia, pero se bajaron a último
momento.
El Club arrancó en febrero, “antes del tembladeral político
que traería la 125, pero ya con la idea compartida de que el
‘kirchnerismo glorioso’ y su desfile triunfal se agotaban.
Después se instaló esa polarización horrorosa que confirmó que
íbamos por buen camino”, explica Palermo, principal impulsor
del CPA. Hoy, el Club tiene una decena de miembros plenos y
unos 40 socios simpatizantes.
El primer viernes de cada mes se juntan en un salón apartado
del Club del Progreso, toda una institución política no
oficial desde 1852; también pasaron por el restaurante
Florentina y hasta por una de las sucursales de la cadena de
pizzerías Los Inmortales. A las reuniones van Muchnik y su
colega José “Pepe” Eliaschev; Juan Tokatlian, director del
área de Relaciones Internacionales de la Universidad de San
Andrés; Ollier, politóloga de la Universidad de San Martín;
los sociólogos Marcos Novaro y Antonio Camou; el ingeniero
Carlos Mundt y el licenciado Federico Merke, entre otros.
¿Qué valores o ideologías los vinculan? “Compartimos el
campo progresista. Pero más que un sistema cerrado de ideas,
apuntamos a pensar programas y proyectos, que es lo que está
faltando”, responde Ollier, que gambetea definiciones de clima
setentista.
El objetivo del Club es, opina Tokatlian, “generar un espacio
de encuentro no sólo para intelectuales.
Reivindicamos la política y queremos darle densidad a su
debate. Combatimos cierto retraimiento por parte de la
sociedad”. De eso mismo trató el primer documento del Club,
una suerte de declaración de principios que, en su apología
del compromiso político, de “enchastrarse”, aporta Muchnik,
coincidiría sin traumas con el espíritu del espacio Carta
Abierta.
La paz, en cambio, se acabó con el segundo pronunciamiento del
CPA, con fecha de julio. “Ahí tomamos posición ante el
conflicto del campo. Criticamos cierta simplificación del
Gobierno y se evidenció la tensión con Carta Abierta, porque
ellos representan la línea vertical K”, opina Muchnik.
A lo largo de 13 páginas, objetaron los planteos
“polarizadores” del Gobierno, su crispación, su anacronismo y
su búsqueda de hacer “caja”. A los intelectuales de Carta
Abierta, sin nombrarlos, les achacaron “agitar el fantasma de
‘lo destituyente’”, una palabra patentada por ese espacio para
suavizar la otra, más dura, la de golpismo. “En cualquier
caso, la discusión, si no cae en temas personales, es
positiva”, se entusiasman desde el Club.
Si bien el CPA no es un partido político, ni asesora
exclusivamente a uno, varios de sus miembros, Palermo, Novaro,
Ollier, entre otros, colaboraron con el Frepaso, “una gran
frustración”, coinciden. Saben, entonces, de los riesgos que
guarda el vínculo, histórico, tradicional, entre política e
intelectualidad.
“La idea es achicar esa brecha”, apuesta Ollier. “Queremos
mantenernos autónomos. Siempre hay peligro en jugar a ser el
consejero del Príncipe”, admite Palermo. Por ahí va el Club
Político Argentino.
Los
pronunciamientos del colectivo kirchnerista
Ya son cuatro los documentos que produjo Carta Abierta, el
espacio que nació en pleno conflicto agrario en defensa del
Gobierno, y que está integrado por más de mil figuras del
arte, las ciencias y la cultura como el sociólogo Horacio
González, el filósofo José Pablo Feinmann y el escritor David
Viñas.
A mediados de mayo, la primera carta afirmaba que “un clima
destituyente se ha instalado”. “No, quizás, en el sentido más
clásico del aliento a alguna forma más o menos violenta de
interrupción del orden institucional. Pero no hay duda de que
muchos de los argumentos que se oyeron en estas semanas tienen
parecidos ostensibles con los que en el pasado justificaron
ese tipo de intervenciones”.
En su segundo documento, el 4 de junio, Carta Abierta cargó
contra “los medios concentrados de comunicación” y pidió “una
nueva ley de Radiodifusión”.
En su tercera carta, nominaron “nueva derecha” a “una serie de
posiciones que se caracterizan por pensarse contra la política
y contra sus derechos de ser otra cosa que gestión y
administración de los poderes existentes. Una derecha que
reclama eficiencia y no ideología”. “Tiene distintas
inflexiones: desde la ilusoria eficiencia empresarial del
macrismo hasta el intercambio directo de dones y rentas
imaginado en Gualeguaychú, sin Estado, ni partidos, sólo con
golpes de transparencia contra lo que llaman obstáculos”.
El último documento público de este colectivo, a fines de
septiembre, repartió críticas y elogios para el gobierno
nacional.
Nota de Critica de la argentina
08-11-08
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