SIN POLÍTICAS
NO HAY CALIDAD
PARA ENSEÑAR

17 de Noviembre de 2008


En una reunión del Consejo de Políticas Educativas, organismo de reciente creación, se consideró el tema del nivel medio de la enseñanza, cuestión sobre la cual "nadie está conforme", según dijo el ministro de Educación nacional, Juan Carlos Tedesco, que agregó: "El problema más serio es la calidad".

Para el tratamiento de este tema se partió de un documento preliminar, que presentó algunos de los puntos críticos de la escuela secundaria de hoy. Uno es la repitencia (cuya tasa general es del 10,7 por ciento anual), con una diferencia apreciable entre las escuelas estatales (13,7%) y las privadas (4,4%); el otro es el abandono escolar, una antesala de la deserción, cuyos porcentajes interanuales son 13,5 en 2º año, 19,7 en 3º, 13,5 en 4º y 26,5 en 5º año (también aquí se observan diferencias significativas a favor de la escuela privada). Estos datos llevan al planteo de una pregunta más amplia: ¿por qué la escuela pública, que ganó un justificado prestigio durante tantos años, ha declinado de este modo? Cuando se examinen las causas de ese descenso, será el momento de estimar la incidencia de las huelgas y el ausentismo docente como factores que han ido mermando la motivación de los alumnos y han decidido a muchos padres, aun con esfuerzo pecuniario, a inscribirlos en la escuela privada, donde la pérdida de clases es notoriamente menor.

Es positivo que se emprenda una vez más el camino de elevar la calidad educativa de la escuela media a través de propuestas nacidas del diálogo y la búsqueda del consenso. Hace pocos días, en el curso de una entrevista, el sociólogo francés Christian Baudelot afirmó categóricamente un concepto vigente en el mundo actual: "La educación es un factor de riqueza individual y colectiva? Cuantos más estudiantes hay, más rica es la sociedad".

En una aproximación a la deseada mejora del nivel secundario, se destacó en la reunión del Consejo la necesidad de rehacer la autoridad educativa, la promoción del trabajo en equipo de los docentes y la actualización continua de los contenidos curriculares. El informe preliminar ya señalaba la necesidad de construir mil escuelas que garantizasen 16.000 aulas nuevas para cubrir las demandas de 500.000 vacantes que contasen, además, con material bibliográfico suficiente, laboratorios, gabinetes y equipamiento tecnológico.

El ministro Tedesco subrayó, también, el valor de la orientación escolar y la necesidad de que la obligatoriedad del secundario que marca la ley de educación sea comprendida no sólo como esfuerzo del Estado, sino que se acompañe con la responsabilidad familiar y de los jóvenes estudiantes, a fin de tener un logro efectivo.

El debate acerca de la calidad de la enseñanza media es continuo aquí y en el mundo. Vale la pena recordar los aportes que sobre el tema dejó un educador de la talla de Luis J. Zanotti, cuyos planteos siguen siendo incitantes y juzgar que la declinación de nuestra escuela deriva de variables sociales, políticas y económicas que han conspirado de un modo u otro para quebrar la continuidad de las políticas educativas. La escuela implica un plexo de valores que debe reflejarse en los comportamientos que niños y adolescentes observan en la vida social. Cuando las leyes no se respetan y las instituciones se debilitan, cuando el principio de autoridad es minado en todos los ámbitos, desde los hogares hasta los medios de comunicación, cuando en el clima social del país se incita constantemente a la confrontación y las promesas no se cumplen, la escuela resulta una entidad devaluada porque pretende enseñar lo que no ocurre en la realidad. Una escuela mejor compromete al Estado, a la familia y a la comunidad, al tiempo que implica una filosofía de la acción que se sustente en hechos y no sólo en normas abstractas o en meras palabras. Reproducción textual de la nota editorial del Diario La Nación del 16-11-08