19 de Enero de 2009
Un estudio de
la Universidad de Los Angeles parece darle la razón. La
investigación, publicada en el American Journal of Geriatric
Psychiatry en 2008, demostró que los internautas asiduos
habían desarrollado más los centros del cerebro que controlan
la toma de decisiones y el razonamiento complejo que los
usuarios que eran novatos en la Red.
![¿Es posible que Facebook estupidice a los usuarios?](educacion148_archivos/image002.jpg)
Sea como sea, no nos podemos
quedar en el pasado: los avances tecnológicos llegaron para
quedarse.
NUEVA YORK.-
Facebook es el sitio web de redes
sociales que alega tener más de 150 millones de usuarios
activos. Recientemente me convertí en uno de esos 150
millones, así que ahora puedo ver las "actualizaciones" que
mis amigos cuelgan en el espacio ofrecido en la parte superior
de cada perfil y que plantea la pregunta: "¿qué estás haciendo
en este momento?"
Es interesante que nadie
escriba: "Estoy viendo mi página de Facebook". Escriben, en
cambio, cosas tales como "desarmando el arbolito de Navidad",
o "deseando que ya fuera mayo", o diciendo si no es formidable
que Mickey Rourke le haya agradecido a su perro en su discurso
de aceptación del Globo de Oro.
Ahora bien, me alegra decir
que aquellos que me han hecho el honor de aceptar ser mis
amigos de Facebook son personas de grandes logros que no
necesitan que yo les dé lecciones acerca de cómo invertir su
tiempo. Sin embargo, me resulta un poco extraño que tantos de
ellos se tomen el tiempo de anunciar a su círculo social
hechos cotidianos casi siempre sin importancia, algo que
impulsó a un crítico de las comunicaciones electrónicas a
expresar este comentario: "Lo mejor de Internet es que le
permite a todo el mundo tener opinión y un lugar donde
expresarla", dijo Mark Bauerlein,
profesor de inglés en la Universidad Emory de Atlanta, durante
una reciente conversación telefónica. "Lo malo es que también
le da un lugar a cualquiera que tenga una opinión. Pero uno de
los signos de madurez es darse cuenta de que el 99 por ciento
de las cosas que nos ocurren cada día no tienen ninguna
importancia en absoluto para los demás."
Bauerlein es
autor de un nuevo libro: The Dumbest Generation: How the
Digital Age Stupefies Young Americans and Jeopardizes Our
future (Or, Don´t Trust Anyone under 30) (La generación
más tonta: cómo la era digital estupidiza a los jóvenes
estadounidenses y pone en riesgo nuestro futuro. O no confíes
en nadie menor de 30) y, tal como lo indica ese largo
subtítulo, la preocupación no está referida a personas entre
los 30 y los 60 años que se toman unos minutos de sus
atareados días para escribir grafitos en las blancas paredes
del ciberespacio.
La preocupación de Bauerlein
está referida a los adolescentes, estudiantes de secundaria y
de la universidad que, según argumenta, pasan tanto tiempo
dedicados a actividades electrónicas digitales que están
perdiendo la capacidad de quedarse tranquilamente sentados en
una habitación, solos, leyendo un libro.
"Estamos a punto de entregar
nuestro país a una generación que no lee gran cosa y que
tampoco piensa demasiado", dijo durante una charla en el
Manhattan Institute.
Siempre han existido
críticos sociales que se lamentan de las carencias de la
generación más joven, y Bauerlein, quien tiene tanto sentido
del humor como de la perspectiva, está más que dispuesto a
reconocer que podría parecer "otro tipo viejo que se queja de
los jóvenes".
Salto exponencial
Por cierto, admite que los
jóvenes siempre han hablado por teléfono, mirado televisión y
permanecido durante horas en la pizzería antes que dedicarse a
leer los papeles federales o Moby Dick , y una consecuencia de
eso es que el conocimiento cívico e histórico jamás ha
alcanzado niveles muy altos en los EE.UU.
Pero Bauerlein alega que la
era digital marca un salto exponencial respecto de los días en
que las principales distracciones eran la televisión y el
teléfono, por más preocupantes que puedan haber sido, y ser
aún, para padres y educadores.
"La tendencia a agruparse
con sus pares y no con los adultos es vieja, pero lo que han
hecho las redes digitales es darles todo un nuevo arsenal para
lograr ese propósito", dijo Bauerlein. "Antes era habitual
que, a las 18, los chicos volvieran a casa y la vida social
terminara. Y, cuando se iban a su cuarto, no había allí
BlackBerry ni consola de
videojuegos ni Facebook."
Una encuesta realizada por
la Asociación Nacional de Juntas Escolares indica que un gran
número de estudiantes pasan alrededor de nueve horas semanales
dedicados a la actividad social en Internet y otras diez horas
viendo televisión. Otras encuestas revelan que la mayoría de
los estudiantes secundarios dedican apenas una hora o menos
por día a hacer tareas por escrito.
Y lo más importante, arguye
Bauerlein, es que la tecnología digital ha borrado los límites
del tiempo y del espacio. La vida social prosigue
constantemente, incluso cuando su hijo adolescente está
durmiendo. Así, aunque antes los padres podían mandar a su
cuarto a los hijos adolescentes, ahora, como lo expresa
Bauerlein, "su cuarto es el centro de comando. No hay más
espacio privado".
Uno de los puntos salvadores
de este sombrío cuadro es que formar parte de esta red social
implica leer y escribir, por lo que debería tener algún valor
educativo, ¿no es cierto? Pero no es así, según Bauerlein. Los
mensajes de texto no implican la redacción de párrafos
elegantes y coherentes en los que se sostengan argumentaciones
o se presenten pruebas. Simplemente, son otra manera en que
los chicos se contagian malos hábitos.
¿Las cosas verdaderamente
están tan mal como lo indica el subtítulo de Bauerlein, o su
argumentación -tal como ha escrito uno de sus críticos en
Los Angeles Times - es
"exagerada"? No lo sé, pero sin duda si los chicos están
desperdiciando mucho tiempo en actividades digitales frívolas,
sus padres no están ofreciéndoles un ejemplo brillante. Tal
como lo expresó uno de los asistentes a la charla del
Manhattan Institute, hay mucha gente adulta que tiene su
BlackBerry en la falda mientras almuerza.
Y también es cierto que
Facebook y otros sitios de redes sociales fueron creados para
gente joven -especialmente en las universidades, como medio
para que los estudiantes nuevos pudieran presentarse a la
comunidad-, pero han sido adoptados por los adultos para hacer
exactamente eso mismo a lo que sus hijos dedican demasiado
tiempo.
Yo no he aprovechado la
opción "qué estás haciendo en este momento" de Facebook, para
que mis amigos puedan estar al tanto de todos mis movimientos
y pensamientos. Pero una vez que termine esta columna y la
cuelguen en iht.com, pueden estar seguros de que la pondré en
mi página de Facebook para que todos mis amigos puedan verla.
Richard Bernstein, International Herald
Tribune,Traducción de Mirta Rosenberg.
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