16 de Febrero de 2009
La
expresión facial puede hacer ganar o perder una elección
CHICAGO.-
Clinton
quería que lo agarraran "con las manos en la
masa". Kerry fue derrotado por
Bush porque se presentaba como un predicador arrogante.
Hace poco, McCain perdió su
elección, entre otras cosas, porque mostraba mucha rabia.
Obama triunfó porque se mantenía
muy cool...
Paul Ekman,
el psicólogo de la Universidad de California en San Francisco
que desde hace 40 años
estudia las emociones, la mentira y su expresión facial
"apostaría a que fue así", aunque aclara que es difícil
probarlo.
Sus trabajos parten de
la noción propuesta hace más de 100 años por Darwin en el
sentido de que la expresión facial de las emociones es
universal. "La cara es
el mejor indicador de los sentimientos de una persona".
Foto: Archivo
"Las expresiones faciales pueden delatarnos.
Por ejemplo, Sarah Palinnunca
fue espontánea en público y la gente lo notaba. Ciertos
presidentes me pidieron que mejorara su credibilidad, pero no
acepto ese tipo de pedidos. Tampoco trabajo para tabacaleras,
empresas de juegos de azar o que fabriquen bebidas
alcohólicas", dijo ayer a LA NACION, luego de participar en un
simposio sobre la naturaleza de las emociones que se realizó
en multitudinaria Reunión Anual de la
Asociación Americana para el Avance de las Ciencias
(AAAS, por sus siglas en inglés).
Durante la charla, mantenida
después de su presentación, este experto reconocido en el
mundo por sus investigaciones sobre los significados de las
expresiones faciales, afirmó: "Uno puede votar por razones
ideológicas o afectivas", pero advirtió también que
"es crucial detectar la emoción para
manejarla (...). Como dicen los budistas,
reconocer la chispa antes de la llama".
En una de sus
investigaciones, les mostró fotografías a personas de Japón,
los Estados Unidos, la Argentina, Chile y Brasil. "Encontré
que las juzgaban del mismo modo -contó-. Pero esto no era
suficiente, porque podrían haber estado influidos por las
películas de Charlie Chaplin, por ejemplo. Entonces busqué
personas aisladas de los medios de comunicación, en Papúa
Nueva Guinea, y tuvieron la misma reacción."
Uno de sus
más asombrosos descubrimientos es que si uno adopta la
expresión que corresponde a una determinada emoción, empieza a
sentirse así.
"Sin embargo, si nos
aplicáramos botox por toda la cara no dejaríamos de sentir
emociones -comentó-. Pude comprobarlo en personas con
parálisis facial congénita, una condición muy infrecuente de
la que debe haber 400 o 500 casos en los Estados Unidos. Ese
producto no cambia la forma en que sentimos; puede hacer a las
personas más jóvenes, pero también menos animadas y, por lo
tanto, menos atractivas."
Según el especialista, cuyos
trabajos sobre la mentira, cómo ocultarla y cómo descubrirla,
son la base de una serie de televisión que acaba de estrenarse
en este país con el nombre Lie to me (Miénteme), las
expresiones faciales deben haber evolucionado a partir de la
necesidad de comunicación madre-hijo, a pesar de lo cual niega
que las mujeres sean mejores que los hombres para
identificarlas.
Hay
siete emociones universales y "configuraciones faciales" que
las expresan: el miedo, la rabia, la tristeza, el disgusto, la
sorpresa, la felicidad y la superioridad moral.
No hay señales para la vergüenza ni para la culpa.
Esas configuraciones
faciales dependen de 41 unidades musculares capaces de
realizar movimientos independientes.
"La número 23 -ejemplifica-
es la que controla el movimiento de apretar los labios, que es
lo primero que uno ve cuando expresa rabia. La número 17
produce la contracción [el "puchero"] que hacen los bebes
antes de llorar."
Y aunque
todos podemos "leerlas", hay personas (menos del 1% de la
población) excepcionalmente hábiles para interpretar qué dice
una cara a partir del lenguaje corporal, la voz y las
microexpresiones, que duran menos de un cuarto de segundo y
revelan emociones escondidas.
Ekman afirma que
cualquiera puede entrenarse para reconocer mejor estas
señales. "Por ejemplo, nosotros estudiamos a integrantes del
Servicio Secreto y vimos que muchos de ellos las interpretan
correctamente el 80% de las veces. Los psiquiatras tienen la
misma cantidad de aciertos que el promedio. Pero para mi
sorpresa, la mayoría de la gente puede aprender a hacerlo con
mucha precisión en alrededor de una hora",
explicó. Reproducción textual de la
columna de
Nora Bär, del
diario La Nación.
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