02 de Junio de 2009
Bonasso afirmó que está
desilusionado con el Gobierno
Lamenta que
se haya abandonado el proyecto transversal y marcó errores de
la Presidenta
En el estudio atiborrado de libros de su casona
palermitana, Miguel Bonasso mira con una mezcla de orgullo y
melancolía unas fotos con Néstor y Cristina Kirchner.
"No estoy enojado con ellos; estoy
desilusionado. Lamento incluirlos en la lista de frustraciones
argentinas", dice a LA NACION, con una media sonrisa, el
escritor, periodista y diputado nacional por la Capital, que
en 2003 formaba parte de la mesa de asesores dilectos del
Gobierno, y que hoy denuncia que la Casa Rosada influyó de
manera directa en su salida del diario Crítica , del
que era columnista hasta hace pocos días.
"Apretar periodistas, amenazar a los medios,
esas acciones tendrán un costo para ellos. Una sociedad tan
compleja como la nuestra necesita diversidad de opiniones",
dice el ex director del diario de la organización Montoneros,
Noticias, a principios de la década del setenta.
De inmediato, el enojo por haberse quedado sin
su columna semanal -pues le ofrecieron colaborar "de vez en
cuando" y lo rechazó- se transforma en una explicación de su
alejamiento del rebaño kirchnerista y de su actual posición
crítica desde el espacio que encabeza
el ex jefe del gobierno porteño Aníbal Ibarra.
"Cuando abandonó el proyecto transversal, se
sumergió en el PJ, que es un pacto de silencio. Se cuidan unos
a otros", explica el diputado. Excluye a la pareja
presidencial de sus sospechas de corrupción, pero aclara: "Los
hombres públicos no podemos mezclar negocios con la política".
Y destaca a
dos presidentes argentinos,
Arturo Illia y Héctor J. Cámpora
(del que fue vocero), de quienes dice que "se
fueron de la función pública tan pobres como habían llegado a
ella".
Dice que la pareja presidencial "está presa de
la liga de gobernadores", y que esa situación puede acentuarse
después de las elecciones del 28 de junio. La frustrada ley de
bosques y el veto presidencial a la ley de protección de
glaciares que impulsó lo enfrentaron al bloque oficialista,
tanto que la propia presidenta lo incluyó entre los "soldados
verdes" que combaten sus posturas en el Congreso.
Bonasso se ríe de ese mote, y la emprende
contra Cristina Kirchner, con quien no habla desde fines de
2007. "Es muy inteligente. Pero ha cometido errores por no ver
lo que pasa. Un círculo de aduladores le deforma la realidad",
explica. Con respecto a las
recientes nacionalizaciones de empresas argentinas decididas
por su admirado Hugo Chávez,
no critica al presidente
venezolano, pero dice que el Gobierno actuó mal. "Cualquier
gobierno debe ser cuidadoso y no desamparar a las empresas de
su país en el exterior", evalúa, antes de criticar la postura
del Gobierno en el conflicto con el campo. "Se encaró una
supuesta guerra contra la oligarquía, que no existe. No hay
política productiva en relación con esos sectores, y no
entendieron que allí había reclamos de sectores populares del
agro", sorprende.
Se pone ansioso al hablar de su actual función como jefe de
campaña de Aníbal Ibarra, que intentará ganar una banca de
diputado. "Durante su gestión se preocupó por la salud y la
educación", declara, y desmiente cualquier apoyo del ex jefe
de Gabinete Alberto Fernández a esa lista. Cae la noche en
Palermo, y Bonasso debe seguir preparando su nuevo libro: una
biografía de Bernardo Monteagudo. Baja el tono de voz y envía
un mensaje al matrimonio presidencial. "Que dialoguen; que
escuchen a todos los sectores; que castiguen sin piedad
cualquier acto de corrupción, vengan de quien provengan",
finaliza, con tono resignado y su característica sonrisa.
Jaime Rosemberg, en su artículo de opinión del diario La
Nación. |