17 de Junio de 2009
Investigación científica / Una tradición de
excelencia
La Argentina, de nuevo en primer
lugar en las becas Guggenheim.
Obtuvo 10 de los 33 galardones de la edición de este año; el
segundo es Brasil, con seis.
La Argentina,
conocida por sus méritos futbolísticos, está en problemas para
clasificarse para el próximo mundial. Sin embargo, este año
vuelve a ocupar el primer puesto en un ranking, si cabe, mucho
más halagador. Como viene ocurriendo desde hace varias
ediciones, es el país que recibe el mayor número de becas
Guggenheim de toda América latina: encabeza la lista con 10 de
las 33 destinadas a la región, seguida por Brasil, que obtiene
seis, Chile, con cuatro, y México, con tres.
En otro hecho que también constituye todo un récord, el jurado
que las otorga fue presidido por quinto año consecutivo por
el doctor Guillermo Jaim Etcheverry.
"Tuvimos que evaluar 453 postulaciones -cuenta Jaim
Etcheverry-. No es una tarea fácil, porque son todos
excelentes. Son investigadores y creadores que están en la
mitad de su carrera, de modo que hay que ser muy cuidadoso.
¡Discutimos mucho...!"
Los becarios Guggenheim son elegidos en competencias anuales
entre la crème
de la crème de
la ciencia y de la intelectualidad de la región. Se exige que
sean figuras de logros estelares en su campo y se convierten
en poseedores de una de las "figuritas difíciles" del mundo de
la investigación y el pensamiento. "Los postulantes provienen
de 21 campos de las ciencias y las artes -agrega-, de modo que
tratamos de mantener un cierto equilibrio."
De las cinco becas que se dieron a disciplinas científicas,
una fue para
Alejandro Vila, investigador principal de Conicet en el
Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario e
International Scholar del Howard Hughes Medical Institute.
En su caso, la Fundación Guggenheim financiará un proyecto
sobre la evolución de las proteínas. "Estudiamos de qué modo
las proteínas evolucionan frente a nuevos desafíos ambientales
[en este caso, nuevos antibióticos] -explica-. Es decir,
analizamos el modelo de evolución darwiniano átomo por átomo."
El geólogo y paleontólogo cordobés Guillermo Albanesi
intenta entender "las interrelaciones que existen entre la
evolución, la tectónica y el cambio climático" y utilizará la
beca para visitar, durante un año, centros de investigación en
los Estados Unidos, en Canadá y en Gran Bretaña.
El también cordobés Mario Guido, neurocientífico del Conicet
en la Universidad Nacional de Córdoba,
explica que proseguirá sus estudios para "caracterizar células
fotosensibles de la retina interna de vertebrados en un modelo
de ceguera en aves".
Walter Farina, biólogo de la Universidad de Buenos Aires y
también investigador del Conicet,
continuará sus estudios sobre el intercambio de información
entre las abejas de una colmena. Y
Alberto Iglesias, bioquímico del Conicet en la Universidad del
Litoral,
piensa caracterizar enzimas relacionadas con la síntesis de
glucógeno en las bacterias. "El glucógeno -explica- es la
forma en que numerosos organismos acumulan glucosa, que es el
principal alimento de las células."
Por su parte,
Sebastián Díaz Morales,
que reside en Holanda, planea hacer un film, El camino entre
dos puntos, en Comodoro Rivadavia y otros lugares de la
Patagonia;
Enrique Peruzzotti, de la Universidad Di Tella,
estudiará las relaciones entre participación y representación
en América latina;
Elías Palti, de la Universidad de Quilmes,
se plantea analizar "la democracia como problema" en América
latina;
Adriana Rodríguez Pérsico, de la UBA,
analizará los relatos científicos y tecnológicos, y la
circulación de saberes en la cultura argentina entre 1925 y
1950, y
Fernando Benadon
(residente en los Estados Unidos) recibe la beca en su calidad
de compositor.
Son diez... que sin ninguna duda merecen un diez.
Prensa de la Universidad de Buenos Aires.
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