21 de Julio de 2009
Pese a su promesa de revisión y los reclamos de la Corte y
la oposición
El Gobierno no tiene ninguna intención de dar marcha atrás
con la polémica reforma del Consejo de la Magistratura, que
le dio al oficialismo enorme poder en el cuerpo que
selecciona y vigila a los jueces. No importa cuánto proteste
la oposición ni los reclamos de la Corte Suprema. El
flamante ministro de Justicia, Julio Alak, que había
prometido una revisión, fue terminante. "El proyecto del
Gobierno es mantener la ley", dijo en una entrevista con
LA NACION.
Afirmó, no
obstante, que va a escuchar todas las propuestas. "Lo que no
podemos es no dialogar", dice.
Alak ocupa
el despacho de ministro desde hace menos de una semana. Los
seis plasmas gigantes instalados por su antecesor, Aníbal
Fernández, con los que controlaba los canales de TV y las
cámaras policiales de la ciudad, están apagados. No tienen
el mismo estilo.
El primer
mandato que recibió Alak antes de asumir, de parte de la
Presidenta, fue claro: mantener la conformación del Consejo
de la Magistratura, a pesar de la derrota electoral. Esto
nada tiene que ver, dice el ministro, con las decenas de
causas contra funcionarios kirchneristas que los jueces
parecen haber decidido reflotar.
Alak,
locuaz y afable, se toma su tiempo para responder, auxiliado
por un ayuda memoria de siete carillas tamaño carta, donde
sintetizó los desafíos de su gestión.
De las presiones del poder político sobre la Justicia, que
denunciaron los jueces, dice que no le constan, porque hace
sólo diez días que es ministro.
-Usted
anunció que uno de sus objetivos será garantizar la
independencia de los jueces. ¿Qué medidas concretas va a
tomar?
-Medidas
concretas son no inmiscuirme, en absoluto, en los procesos
judiciales. Mi primer acto institucional fue visitar a la
Corte y manifestarle que vamos a trabajar para seguir
fortaleciendo la independencia de los jueces. Si hay que
tomar otras decisiones, las adoptaremos.
-Los jueces
denunciaron presiones. Lo dijo la Asociación de Magistrados
y también el presidente de la Corte. ¿Qué opina?
-No tengo
conocimiento de esas presiones. No me constan porque hace
sólo diez días que juré, pero el Gobierno ha trabajado mucho
por la independencia del Poder Judicial con acciones
concretas. La primera, la remoción de la antigua Corte,
cuestionada por su relación con el poder político; la
segunda, la sustitución por ministros independientes, con un
prestigio indiscutible; tercero, la reducción de la Corte;
cuarto, el esquema de selección en forma pública; quinto, la
autolimitación del Poder Ejecutivo en el proceso. Podemos
agregar el Consejo de la Magistratura, que en su composición
actual establece una minoría concreta y real del
oficialismo, con 5 miembros sobre 13.
-Esos cinco
le otorgan al Gobierno poder de veto: ningún juez puede ser
seleccionado o sometido a juicio político sin el voto de al
menos uno de los kirchneristas. ¿Cree que eso está bien?
-Yo creo
que el oficialismo no siempre ha votado igual.
-Sí en los
temas centrales.
-El mismo
poder de veto lo tiene el resto de los miembros, si se
aglutinan. [Piensa.] El tema del poder de veto es una
definición conceptual.
-Pero la
Constitución habla del equilibrio entre los estamentos y no
hay ningún otro que por sí solo tenga ese poder.
-Pero
podríamos decir que el estamento no oficialista puede hacer
lo mismo. El número de miembros no es lo central. ¿Cuál es
el número ideal? Lo central es la transparencia y la
promoción de los jueces más idóneos y éticos. Yo planteé
como idea televisar las audiencias, algo que ya hace el
Senado.
-Uno de los
reclamos de la oposición es que haya cambios en la ley del
Consejo. ¿Está dispuesto a hacer modificaciones?
-Hay que
escuchar las propuestas. Será mi tarea escucharlas,
analizarlas y sintetizárselas a la Presidenta. Lo que no
podemos es no dialogar.
-¿Piensan elaborar un proyecto del Gobierno?
-El proyecto del Gobierno es mantener la ley y optimizar el
funcionamiento.
-¿Aceptarían una reforma mínima, como incluir al presidente
de la Corte en el Consejo?
-Voy a escuchar todo proyecto.
-¿Para qué
sirve escuchar, si no aceptan cambiar la ley?
- Puede
haber propuestas que la Presidenta considere positivas, pero
no podemos estar cambiando las normas permanentemente.
-¿La idea
de mantener el Consejo tiene que ver con las causas abiertas
contra funcionarios kirchneristas en la Justicia?
-Para nada.
La Presidenta está convencida de que es una buena ley.
-Usted dice
que ha servido para optimizar el Consejo; sin embargo, se
demora más de dos años para reemplazar a cada juez.
-También
había grandes demoras con la ley anterior, que eran peores;
las estadísticas lo prueban. La idea es, por vía
reglamentaria, sin tocar la norma, solucionar los problemas.
-Hay 200 juzgados vacantes, muchos a cargo de subrogantes,
que son inconstitucionales, según la Corte. El Senado no los
cubre porque el Gobierno no envía desde hace un año la lista
de candidatos. ¿Cuándo piensa hacerlo?
-Es un tema urgente y vamos a poner la máxima energía en
hacerlo.
-¿Por qué
no se hizo?
-Debe de
haber razones, supongo... Igualmente, reivindico la gestión
de mi antecesor. En justicia y seguridad ha hecho cosas muy importantes.
Entrevista por Paz Rodríguez Niell
y Hernán Cappiello.
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NOTAS
RELACIONADAS:
Malestar en la Justicia por la intención oficial de no
reformar el Consejo de la Magistratura
Ricardo Recondo, presidente de la Asociación de Magistrados,
rechazó que el Gobierno no quiera reformas.
"Ese cuerpo
necesita cirugía mayor, porque ha sido algo nefasto para la
Justicia", arremetió.
El ministro de Justicia Julio Alak
había desestimado modificaciones
"No comparto la posición oficial sobre el Consejo de la
Magistratura, el cuerpo necesita cirugía mayor no cirugía
estética, ya que fue algo nefasto y perturbó a la justicia",
describió el magistrado.
"Al consejo hay que reformarlo, en las últimas elecciones
hubo un voto negativo, y tiene que ver con el funcionamiento
de la Justicia", agregó.
"Tiene que haber una representación igualitaria de los
estamentos de la Justicia, la representación actual no es
igualitaria, es una pésima constitución del consejo",
continuó.
"Hay tres jueces, tres abogados, un académico, y siete
legislativos de los cuales 4 son oficialistas y tres de la
oposición, así el oficialismo tiene poder de veto", reclamó.
NA.
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Seguridad: Tampoco habrá modificaciones
Dijo que una de sus prioridades será lograr una reforma
procesal penal para acelerar las causas
El ministro de Justicia, Julio Alak, anunció
que no habrá cambios en materia de seguridad pública y
afirmó que una de las prioridades de su gestión es conseguir
la aprobación de una reforma procesal penal para acelerar
las causas judiciales. La reforma del Código Penal, en
cambio, está descartada a corto plazo.
"Incorporar
un nuevo Código de Procedimiento Penal
es una de las prioridades. Partimos de un buen producto.
Vamos a poner la máxima energía para avanzar y es importante
darle operatividad a la
comisión que se creó para unificar el Código Civil y
Comercial", dijo en la entrevista con LA NACION.
-¿El proyecto de reforma del Código Penal está muerto
definitivamente?
-La prioridad es el Código Procesal. En la legislación de
fondo, hay cuestiones culturales más profundas en debate,
que merecen estudio y tomarse otros tiempos. Vamos a hablar
con la Corte y con los sectores vinculados con la seguridad,
la justicia y los derechos humanos, para elaborar un plan
estratégico a mediano y largo plazo, de justicia y de
seguridad, quizá con colaboración de las Naciones Unidas.
-¿Qué cambios hay que efectuar en seguridad?
-Alcanzar la máxima armonización en los cuatro pilares
básicos: la legislación; el Poder Judicial y el Ministerio
Público; el Servicio Penitenciario, y las fuerzas de
seguridad. Tienen que actuar coordinados. Nuestro
objetivo es proteger al ciudadano sin entrar en polémicas de
mano dura o mano justa. Las manos no piensan.
-¿Cree que esta respuesta alcanza para el votante que pidió
en las elecciones más seguridad?
-Son criterios... hay que trabajar también en
políticas sociales. Los problemas socioeconómicos aumentan
el delito. Hay que hacer una fuerte tarea preventiva y tener fuerzas
equipadas con el personal suficiente para combatir el delito
organizado.
-¿Cuál es su plan de seguridad?
-Aplicar la ley de seguridad interior, con mucha operatividad
de las fuerzas, sin restricciones logísticas ni de
equipamiento, que se va a mantener con más móviles,
helicópteros y chalecos.
-¿Habrá cambios en los mandos y en la estructura de las
fuerzas de seguridad?
-No, tanto los actuales secretarios como los mandos de las
fuerzas seguirán sin cambios.
-¿Cuál es su postura sobre la baja de la edad de
imputabilidad de los menores?
-Por sí solo, eso no resuelve el problema. Es complejo. Me
parece que es una gran ausencia del sistema jurídico la
inexistencia de un procedimiento penal para jóvenes, que no
pueden ser juzgados como los adultos. No pueden aplicarse
reclusiones, sin un tratamiento adecuado. Esta ley, que es
tan urgente como la procesal penal, va a generar la creación
de un fuero y demandar inversión, y va a requerir que el
sector público contenga a estos jóvenes.
-¿Las estadísticas criminales van a volver a ser públicas?
-Las estadísticas se usan internamente y no hay una tendencia
de difundirlas porque se las trata de descalificar, pero es
saludable que se pueda hacer un seguimiento público de
nuestra ratio. Es importante hacerlo y se va a hacer.
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El perfil de un soldado “K”
Julio
Alak, un hábil negociador premiado por su fidelidad K
Cuatro veces intendente de La Plata, de donde se fue dejando
algunas causas pendientes con la justicia, su eficaz y
obediente trabajo en Aerolíneas Argentinas, sumado
seguramente a su fama de hábil negociador, le abrió el paso
al Ministerio de Justicia, algo que él percibe como una
puerta de entrada a la política mayor.
Allá, en su Benito Juárez natal, dicen que
Julio César Alak, actual ministro de Justicia, Seguridad y
Derechos Humanos de la Nación,
soñaba con ser arquitecto. Pero un hecho fortuito torció su
destino hacia la abogacía.
Estudió en La Plata, donde se recibió y comenzó a
incursionar en la política. Formó parte de
APU, una agrupación que, prohijada por Chacho Alvarez,
convergió en la Renovación Peronista encarnada por Antonio
Cafiero. Ya nada queda de aquellas alianzas a las que
Alak adhería con fervor. Sólo los recuerdos. Y las heridas.
Dieciséis años en la intendencia de La Plata y un paso
políticamente correcto -para los patrones K- por la gerencia
de Aerolíneas Argentinas dejaron una secuela de separaciones
y enemistades. A tono con los nuevos tiempos, ahora dice que
por el kirchnerismo morirá con las botas puestas.
Su historia, sin embargo, lo emparenta con
Carlos Menem.
Y con
Eduardo Duhalde y hasta con
el cordobés José Manuel de la Sota, de quien llegó a ser candidato a vicepresidente
de la Nación. "Estaba con Menem como lo estaban todos los
políticos de ese momento, pero nunca comulgué
ideológicamente con él", se defiende por estos días. "Yo
crecí leyendo a
Jauretche. Chacho Alvarez y Cafiero,
al que admiro, fueron mis maestros. ¿Cómo voy a ser
menemista?", desliza.
Ese pragmatismo parece ser una de sus máximas. Y
tuvo sus costos.
Los viejos compañeros de APU -Juan Amondarain, Carlos
Martínez, Tommy Díaz, Jorge Lezcano y Daniel Soria, entre
otros- terminaron enemistados con él. Pablo Bruera, actual
intendente de La Plata y nacido bajo su ala, es otro de sus
acérrimos rivales. Había sido concejal del alakismo, hasta
que decidió cobrar vuelo propio con una ingeniosa campaña: "Bruera
es agosto? porque viene después de Julio".Fue
el inicio de una guerra despiadada y sin cuartel en la que
no faltaron las acusaciones referidas a la vida privada de
uno, y de otro. El dice ser un político que respeta los
códigos. Sin embargo, los que ya no están a su lado repiten
que, cuando las balas pican cerca, es capaz de dejar los
principios en un segundo plano.
"Pibe, trate de perder por poco"
Julio César, el hijo de
Salvador Alak y Lidia Asfora,
siempre fue un pibe inquieto. Alumno ejemplar (abanderado en
la primaria y en la secundaria), llegó a presidir el Centro
de Estudiantes secundarios de la Escuela Nacional de
Comercio Bernal Torres de Benito Juárez. Cuando promediaba
1975 y cursaba quinto año, tuvo que negociar las condiciones
del viaje de egresados a Bariloche. Parece que puso tal
ahínco en la tarea que el encargado de la empresa de turismo
estudiantil fue el que le dijo: "Pibe, usted tendría que ser
abogado". Y lo fue.
Perdió a su padre a los tres años y en la casa materna
faltaba mucho más de lo que sobraba. A los 13 salió a buscar
trabajo. Primero como cadete en una imprenta y después como
periodista. Escribió en
los dos diarios de Juárez, Patria
Nuestra y Tribuna.
En 1976, con una carta de recomendación del director de uno
de esos periódicos, se presentó en la redacción de El
Día de La
Plata.
Con ese trabajo, solventó sus estudios universitarios. Sin
embargo, los caminos de la política le granjearon algunos
sinsabores. Uno de ellos, dicen, es el feroz enfrentamiento
que, tras su paso por la intendencia, mantiene con el
matutino platense, su antiguo empleador. ¿Las causas?
Políticas, seguro. Económicas, se sospecha.
En 1991 fue elegido intendente de La Plata, cuando nadie daba
dos pesos por él en una ciudad de cuño radical y en la que
aún pesaba la figura de
Ricardo Balbín.
Ni Antonio Cafiero le tenía fe. "Pibe, trate de perder por
poco; no me arruine la elección en la provincia", fue el
consejo del veterano caudillo de San Isidro.
Pero ganó. "Por dos puntitos", como diría hoy
Néstor Kirchner. Y se quedó en la intendencia platense
durante cuatro mandatos. Allí terminó de forjar su innata
capacidad de negociar y de acordar que destacan sus amigos.
Y acaso también la de moverse al filo de la cornisa, como lo
sugieren las causas pendientes que aún tiene con la
justicia.
Era joven, exitoso, intendente y soltero. El más codiciado
entre las diagonales, rememoran los diarios de la época. Se
le atribuyeron mil romances e incluso algún escándalo por el
que intentaron chantajearlo. Era el apogeo del menemismo,
tan afecto a la pizza y el champagne. Y en esos años, él era
el referente y la promesa bonaerense.
Finalmente contrajo matrimonio con
Marita Scarpino, una reconocida fiscal de una tradicional
familia platense.
De ese matrimonio nacieron tres hijos. Hoy Alak está
separado, pero sigue viviendo en Manuel B. Gonnet, el
apacible suburbio de La Plata, donde tiene de vecino al
ministro del Interior, Florencio Randazzo.
Sólo los íntimos conocen la anécdota de su
promesa antes de la elección de 1991 que lo condujo a la
intendencia. "El Turco", como se lo conoce, solía hacer footing en
las amplias veredas de Plaza Moreno, enmarcada por la
Catedral de paredes rojas y aún sin las torres que la
coronaron. Una mañana detuvo el trote frente a la Catedral
para realizar una promesa. "Dios, si gano la intendencia, te
prometo que levanto las torres de esta iglesia". En 1999 se
dio el gusto de cumplir. Claro está, con los fondos del
gobierno provincial y el apoyo político del gobernador
Eduardo Duhalde.
Era su momento de gloria. Las urnas lo habían confirmado al
frente de la intendencia con el 54% de los votos (más que De
la Rúa, elegido presidente de la Nación). El uno a uno del
menemismo y las aspiraciones presidenciales de Eduardo
Duhalde le habían dejado de regalo las torres de la
Catedral, la autopista Buenos Aires-La Plata, el nuevo
Teatro Argentino y el Estadio Ciudad de La Plata.
No crecía entre las diagonales figura política que pudiera
disputarle el poder. Ni tampoco lo permitía.
Hizo cloacas, dotó de agua corriente a gran parte de la
ciudad y pavimentó calles como pocos. La oposición dice que
los suyos fueron "pavimentos electorales".
"Me dicen que no hacía cordón-cuneta y que el pavimento tenía
menos centímetros de espesor, pero la verdad es que al menos
estaba la capa asfáltica, donde antes había una calle de
tierra", simplifica.
La crisis de 2001 y el desmanejo económico determinaron la
desaparición del Banco Municipal de La Plata, entidad que
durante décadas fue el motor de la economía de la ciudad.
Hoy la quiebra del banco -absorbido por el Banco Provincia-
transita los lentos caminos de la Justicia Federal.
El comienzo de su ocaso, dice, fue enfrascarse en
una pelea por los terrenos municipales en los que
Estudiantes de La Plata tiene su estadio. Alak quería recuperarlos
(también los de
Gimnasia y Esgrima) y obligar a los clubes a jugar en el Estadio
Único. La historia tuvo ribetes tragicómicos en los que no
faltó la creación de
La Plata Fútbol Club
(Alak nunca lo reconocerá como propio), que, de la noche a
la mañana, construyó estadio, contrató jugadores y llegó a
disputar el Torneo Argentino A de la AFA.
Llamativamente, tras la derrota de Alak, La Plata Fútbol
Club perdió impulso hasta que desapareció.
Su sucesor, Bruera, presentó seis denuncias penales en su
contra. Las causas (dos por administración fraudulenta, dos
por peculado, una por estafa y otra por defraudación a la
administración pública) siguen abiertas en la fiscalía
platense de Jorge Paolini. Hincha de Racing Club ("como
Gardel, Perón y Kirchner", le gusta agregar), prefiere los
asados y el vino tinto.
Sabe desenvolverse con habilidad en las intrigas palaciegas y
en el manejo político se mueve como pez en el agua. De su
paso como CEO de Aerolíneas Argentinas dice haber ordenado
la compañía, algo que puertas adentro de la empresa estatal
parece ser una verdad a medias. "Fue un político puesto a
gerente. Y lo que hizo fue política", afirman en los
pasillos de la torre de la calle Bouchard. "Supo aquietar a
las fieras, otorgándoles espacios de poder. Así tranquilizó
a los gremios. A todos los políticos les dio el gusto.
Querían vuelos y los consiguieron. ¿Eso fue bueno? No lo
sabemos, aunque presuponemos que no", revela un viejo
conocedor de los entretelones del poder de Aerolíneas.
Recuerdan que durante su gestión, por ejemplo, se autorizaron
los vuelos a Viedma, pese a que en ese aeropuerto no había
un autobomba para atender emergencias.
Ahora toma el ministerio de Justicia como un
desafío para volver a la política. Concede que haber llegado
a ese puesto es el premio al trabajo prolijo y a los deberes
bien hechos en Aerolíneas. Un premio kirchnerista y una
venganza contra Bruera, que revista entre los "intendentes
traidores" propiciantes del corte de boleta que castigó a
Néstor Kirchner en la provincia.
¿Futuro candidato a gobernador?, se le pregunta. Y Alak salta
como un resorte. "De ninguna manera, lo niego rotundamente".
Diario La Nación.