ATENTADOS A LA DEMOCRACIA: EL
GOLPE CIVIL-MILITAR Y EL POPULISMO
QUE SE PERPETÚA EN EL PODER!!

28 de Julio de 2009

Atropello a la democracia hondureña

El golpe de las burlas

Despertar a un presidente constitucionalmente elegido a punta de bayonetas y enviarlo al exilio sin darle tiempo siquiera a cambiarse el pijama, como hicieron los militares hondureños con Manuel Zelaya, es un acto de barbarie política y resulta justa la enérgica condena que este atropello ha merecido de las Naciones Unidas, la OEA y de la mayoría de las naciones del mundo entero.

Ahora bien, sentado este principio, que la interrupción de la democracia por una acción militar no es justificable en ningún caso, es preciso analizar lo ocurrido más de cerca y con prudencia, porque en este golpe de Estado, como en la famosa "cena de las burlas", nada es lo que parece ser y la frontera entre la verdad y la mentira resulta más escurridiza que una anguila.

Tal vez más que la acción misma del asalto a la residencia del jefe de Estado hondureño haya que reprochar a los militares, y a los jueces que les dieron la orden de hacerlo, que, con semejante atropello, hayan convertido en víctima de la democracia, y poco menos que en héroe de la libertad, a un demagogo irresponsable como Mel Zelaya, quien, en violación flagrante de la Constitución que había jurado respetar, se disponía a llevar a cabo un referéndum para hacerse reelegir, una pretensión que fue condenada por la Corte Suprema y la Fiscalía de la Nación, y por la que el Congreso hondureño había iniciado un proceso para destituirlo como jefe del Estado. Este era un procedimiento legítimo en defensa de la democracia que la acción militar frenó y desnaturalizó, sembrando una confusión de manicomio.

A tal extremo, que nada menos que el comandante Hugo Chávez, el comandante Daniel Ortega, Evo Morales y hasta el mismísimo Raúl Castro aparecieron de pronto liderando la protesta continental en defensa de la ley y de la democracia, exigiendo sanciones contra Honduras y convocando en Nicaragua una reunión de ALBA (Alternativa Bolivariana para las Américas) a la que el despistado José Miguel Insulza, secretario general de la OEA, dio, con su presencia, un aura de legitimidad.

Si el comandante Hugo Chávez, gran desestabilizador de la democracia latinoamericana, ex golpista y megalómano caudillo que ha convertido a Venezuela en una pequeña satrapía personal y aspira a hacer otro tanto con el resto de América latina, se arroga el rol de defensor del Estado de Derecho hondureño, además de un eclipse del sentido común y de la racionalidad, comprobamos una evidencia: que algo debía de andar podrido antes de este golpe en ese pequeño país latinoamericano, convertido hoy en el centro de la atención mundial. Y, en efecto, Honduras estaba a punto de caer, tras de Bolivia, Nicaragua y Ecuador, en la órbita de Hugo Chávez cuando sobrevino la intervención militar. Manuel Zelaya era la última conquista del caudillo venezolano.

Lo había sobornado, al igual que a sus otros vasallos latinoamericanos, vendiéndole el petróleo de su país a precio de ganga y con créditos generosos, y, sobre todo, apoyando sus apetitos reeleccionistas. Ni corto ni perezoso, Zelaya, antiguo destacado figurín de la oligarquía rural hondureña, vinculado en el pasado a matanzas de campesinos, y elegido presidente como candidato del Partido Liberal, de centroderecha, con un programa de apoyo a la inversión extranjera y a la empresa privada y de severa persecución a la delincuencia, de pronto, a media gestión, experimentó una conversión populista y revolucionaria (es decir, chavista), afilió su país a ALBA y comenzó a preparar su eternización en el poder mediante una reforma constitucional, tal como lo han hecho Chávez y sus discípulos, es decir, la hez política de América latina.

Pero, a diferencia de lo ocurrido en países como Ecuador, Bolivia o Nicaragua (o, en el otro extremo del espectro político, la Colombia de Uribe, un mandatario democrático que por desgracia incurrió también en el siniestro deporte de la reelección), donde los mandatarios reeleccionistas contaban con una base popular que apoyaba sus planes, en Honduras la pretensión de Zelaya fue desde el principio masivamente impopular y lo desprestigió en todos los ámbitos del espectro político. Todas las instituciones rechazaron su intento, la Corte Suprema de Justicia, el Tribunal Electoral, todos los partidos políticos democráticos (empezando por el suyo, el Liberal), la Fiscalía de la Nación y la opinión pública en general. El rechazo no fue sólo al volteretazo ideológico del voluble mandatario. Fue, también, una clarísima toma de posición del grueso de la población hondureña en contra de la perspectiva de convertirse en un país dependiente de Hugo Chávez, es decir, en una pequeña dictadura populista enfeudada al caudillo venezolano.

Este es el contexto en el que hay que juzgar la situación hondureña. No para justificar una acción militar de una gran torpeza, que sólo ha servido para sembrar el descrédito en unas instituciones y un pueblo que habían emprendido una valerosa resistencia contra un intento claramente antidemocrático de un mandatario sin principios, sino, para no incurrir, creyendo actuar en defensa de la democracia, en una operación que termine legitimando los planes inconstitucionales, reeleccionistas y de entrega de Honduras al poder chavista de Manuel Zelaya.

¿Qué se puede hacer para reconstituir la demediada democracia hondureña? Lo ideal, que sería reponer a Zelaya en la presidencia, a condición de que renuncie a sus planes reeleccionistas y garantice que las elecciones de noviembre se lleven a cabo de manera impecable, bajo vigilancia de las Naciones Unidas, parece ahora difícil, por lo envenenada que está la situación, como se vio el 5 de julio, cuando el fracasado intento de retorno a Tegucigalpa del depuesto presidente, que provocó violentos incidentes y varios heridos. Honduras se ha retirado de la Organización de los Estados Americanos, lo que no debe sorprender a nadie, dada la pertinaz inutilidad de esta institución, que tiene, además, la nefasta propiedad de volver también inútiles a sus secretarios generales, incluso a los que, como José Miguel Insulza, parecían más despiertos que los otros, de modo que la OEA mientras menos intervenga ahora tanto mejor. La mediación del presidente de Costa Rica, Oscar Arias, premio Nobel de la Paz, es una buena idea: se trata de un estadista respetado y respetable, buen negociador y auténtico demócrata.

De otro lado, hay que evitar por todos los medios que la tensión existente evolucione hacia el derramamiento de sangre. Chávez ha amenazado con una intervención militar, en la que probablemente haría de peón de brega la Nicaragua del comandante Ortega, a la que el gobierno de facto ha acusado de movilizar tropas hacia la frontera con Honduras. Es cierto que no hay manera de verificar si las noticias, según las cuales esa frontera viene siendo cruzada ya desde antes del golpe por comandos venezolanos y cubanos, que denuncia la prensa de Honduras, son ciertas o meras operaciones publicitarias en defensa del gobierno de Roberto Micheletti; pero, dados los antecedentes y el contexto político de América Central, tampoco pueden ser descartadas. La situación inestable y precaria de Honduras, ahora en la picota de la opinión internacional, es propicia para una acción insurreccional teledirigida desde Caracas.

Tal vez estos riesgos puedan conjurarse con el adelanto de las elecciones presidenciales, ya convocadas para el mes de noviembre. Este proceso debería tener lugar a la brevedad posible, dentro de un par de meses a lo más, algo realizable si la comunidad internacional colabora con la infraestructura electoral, y llevarse a cabo bajo la responsabilidad y vigilancia de las Naciones Unidas, y con observadores internacionales de la Unión Europea y de organizaciones políticas y de derechos humanos como la Fundación Carter, Amnistía Internacional y Americas Watch. No veo otra manera más rápida de reconstruir el Estado de Derecho y poner fin a la anómala situación que vive Honduras por culpa tanto de los militares que asaltaron la presidencia con nocturnidad como de las arteras maniobras de Mel Zelaya y su gurú ideológico, Hugo Chávez. Reproducción textual de la columna de Mario Vargas Llosa, en el diario La Nación.
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CHÁVEZ “IMPERIALISTA”,
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Chávez viola acuerdos comerciales con Uruguay y deja de pagar importaciones

 
Las mayores empresas del sector lácteo uruguayo denuncian que régimen chavista impide el envío de sus embarques y no concreta el pago de algunos negocios por las restricciones para la liberación de divisas que estableció el autócrata

 

Algunas de las mayores empresas del sector lácteo de Uruguay están enfrentando problemas para concretar exportaciones hacia Venezuela o para cobrar negocios hechos con ese país, informaron ejecutivos citados hoy por la prensa de Montevideo. 

Según reportó 
El País, el Ministerio de Alimentación de Venezuela, que otorga las licencias de importación a proveedores, le planteó a empresas uruguayas la necesidad de diferir los embarques de leche en polvo previstos para 2009 y 2010 por un exceso de stock y ante la presión de los productores lecheros venezolanos. 

La Cooperativa Nacional de Productores de Leche (Conaprole)
-la mayor empresa láctea de Uruguay-tiene un negocio firmado con Venezuela desde agosto de 2008 por 20.000 toneladas de leche en polvo, pero hasta ahora no concretó ningún envío. 

Otra compañía,
Ecolat,
 debió postergar un embarque de 1.000 toneladas de leche en polvo previsto para junio. Contactos realizados por sus ejecutivos en Venezuela la semana pasada no permitieron normalizar el flujo comercial, indicó el diario. 

Empresas uruguayas como
Claldy, Pili, Calcar y Bomprole, que exportan quesos a Venezuela, enfrentan algunos problemas para cobrar sus negocios debido a las restricciones para la liberación de divisas en el marco del control de cambio vigente en ese país. 

El gobierno uruguayo, del presidente socialista Tabaré Vázquez, aprobó en 2006 un acuerdo con Venezuela para intercambiar petróleo por productos agroindustriales que hicieron pensar en que se daría una profundización de los vínculos comerciales bilaterales. 

En los primeros seis meses de 2009 Uruguay exportó mercaderías a Venezuela por 105 millones de dólares, en un total de 2.400 millones de dólares, según estadísticas del paraestatal Instituto Uruguay XXI de promoción comercial.
DPA.
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Crecen las críticas a Rafael Correa por haber llamado "payaso" a Carlos Menem

Diputados y un ex vicecanciller criticaron al ecuatoriano. El recuerdo del "Por qué no te callas" del rey Juan Carlos

El miércoles, Perfil.com publicó un video en el que el presidente de Ecuador, Rafael Correa, calificaba entre risas de "payaso" al ex presidente Carlos Menem mientras describía los lujos del Tango 01 y aclaraba que el avión fue comprado por el riojano.

La situación llama la atención por lo inusual de ver a un presidente insultar a un ex mandatario de otro país. No es algo que se ve todos los días. De hecho, la reacción de los lectores de Perfil.com fue contundente en contra de Correa: el 60 por ciento de los participantes de una encuesta de este portal dijeron que el ecuatoriano debe pedir disculpas (según resultados medidos a las 19 horas del jueves). 

La cancillería argentina no ha hecho ningún comentario oficial al respecto, pero hoy Perfil.com se comunicó con diputados integrantes de la Comisión de Relaciones, con políticos cercanos a Menem y con ex funcionarios del cuerpo diplomático argentino para saber qué pensaban.

El diputado radical Pedro Azcoiti, vicepresidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara Baja, no siente simpatía por el riojano, pero ello no le impidió ser duro con Correa: "Mas allá de la opinión que tenga de Menem, me parece una falta de respeto" lo que dijo Correa. Azcoiti agregó no creer "que la forma en que deber actuar un mandatario de país".

La diputada del PRO Nora Ginzburg también integra la comisión de exteriores, y le pareció indignante lo dicho por Correa. "Es vergonzoso que un presidente extranjero violente nuestra soberanía refiriéndose de una manera tan impropia a un ex presidente argentino. Debería ocuparse de su país, donde tiene problemas graves con FARC y pedirle explicaciones a amigos como Chávez para que explique las expropiaciones y la violación de la libertad de prensa".

El diputado Eduardo Macaluse, del SI, señaló a Perfil.com que tiene "mucho respeto por Correa" y lo calificó como "una persona seria que ha tomado decisiones valientes en su país". El ex-ARI dijo que "comparte lo que dice sobre Menem" aunque no sabe si el presidente de un país vecino debe "referirse de ese modo a un ex mandatario argentino".

Lazos de familia. La crítica más dura contra Correa vino de parte del ex diputado Adrián Menem, quien es además sobrino de Carlos Menem. "Antes de fijarse en otro país, debería fijarse en el suyo y tendría que salir a aclarar de manera fuerte cuál es la relación que tiene con la guerrilla colombiana, que pareciera que le financió la campaña", dijo indignado.

Igualmente, Adrián Menem no se sorprendió demasiado por el comentario y recordó cuando durante la jura como senador de su tío Néstor Kirchner se tocó el testículo izquierdo. "Pedirle a Kirchner respeto por las instituciones, por los diputados, es pedirle peras al olmo. Pero bueno... Dios los cría el viento los junta", lanzó en referencia al vinculo de amistad que une a Kirchner y Correa.

"Eso hay que aprender de los otros países, cómo protegen a sus instituciones y sus ex presidentes, como el 'por qué no te callás del Rey contra Chávez'; ese es el ejemplo que tenemos que mirar", sostuvo y añadió: "Es un papelón, pero hay que tomarlo de quien viene".

Diplomático. Eduardo Valdes, vicecanciller argentino en tiempos de Rafael Bielsa, lamentó lo dicho sobre Menem: "Me hubiera gustado que Correa se refiera a la Argentina por otra virtudes, más que por el viaje que compartió con la Presidenta para apoyar a Zelaya, que yo comparto plenamente".