3 de Enero de 2009
También
a la Magistratura. Recordó sus advertencias sobre la
saturación de los juzgados y la necesidad de reformar el
Código Procesal. Hará un seguimiento a los casos de lesa
humanidad. Los jueces deberán trabajar más rápido.
El que avisa no es traidor. Parte de la Corte
Suprema junto al ministro de Justicia Aníbal Fernández a quien
enviaron alertas urgentes sobre la saturación de los
tribunales y sus posibles consecuencias. (Télam)
La Corte Suprema de Justicia
apuntó ayer al Gobierno, al Congreso y al Consejo de la
Magistratura por la falta de condiciones necesarias para que
en la Argentina se complete el proceso de sanción de los
crímenes cometidos durante la última dictadura militar. El
Máximo Tribunal intervino en la polémica por las demoras en
las causas de derechos humanos creando un organismo para
monitorear los procesos. Esta decisión llegó once días después
de que la presidenta Cristina Kirchner reprochara al Poder
Judicial la responsabilidad sobre este conflicto generado por
un fallo de Casación que autorizó la libertad –que finalmente
no obtuvieron– de represores como Alfredo Astiz y Jorge “El
Tigre” Acosta.
A pesar de que en el comienzo del escrito los jueces consignan
la voluntad explícita de los tres poderes del Estado y el
Ministerio Público Fiscal para agilizar las causas, luego
destacaron que “esa determinación no está exenta de
considerables inconvenientes prácticos”, y pasaron a detallar
los temas pendientes de resolución que la Corte le hizo notar
durante todo el año al ministro de Justicia, Aníbal Fernández,
y al Consejo de la Magistratura. En rigor, los
cuestionamientos podrían aplicarse a todo el sistema judicial,
no sólo a los procesos por delitos de lesa humanidad.
En la acordada, los magistrados resuelven crear una unidad de
Superintendencia para los delitos de lesa humanidad, que hará
un seguimiento detallado de cada causa, y piden a los jueces
que trabajen en conjunto con los fiscales. A la hora de
otorgar responsabilidades, la Corte escribió que un factor de
demora permanente está en el código procesal penal, al que
consideran obsoleto. La reforma del código era una tarea que
Cristina Kirchner impulsó y luego frenó cuando todavía era
senadora de la Nación. “El proceso penal mantiene una
instrucción judicial lenta, extremadamente formalista y
plagada de oportunidades dilatorias que afecta el juzgamiento
de todos los delitos”, dice el texto.
El 19 de diciembre pasado, la Cámara de Casación firmó un
fallo que aseguraba el escándalo. La Sala II, con la firma de
Guillermo Yacobucci y Luis García, ordenó la liberación de
represores acusados de delitos de lesa humanidad en la causa
ESMA. El tribunal consideró que el tiempo que los marinos
llevaban presos sin condena superó el plazo establecido por la
ley, y decidieron no prorrogar su detención. Ese mismo día, la
Presidenta tenía agendado un acto en la Escuela de Mécanica de
la Armada. Indignada, dijo que ése era “un día de vergüenza
para la Argentina y la humanidad y también para nuestro
sistema judicial”. La respuesta de la Corte llegó primero en
boca de su más antiguo representante, Carlos Fayt: “No es
culpa nuestra, es culpa del Congreso que no ha dictado las
normas procesales necesarias que permitan avanzar con los 800
juicios que hay parados”. La semana pasada, el ex presidente
Eduardo Duhalde también apuntó en la misma dirección durante
una entrevista con este diario: “Estamos frente a la
administración más incompetente que yo haya visto. Ni siquiera
lo hacen bien con el tema de los crímenes de lesa humanidad,
un tema que el Gobierno impulsó. Hace años alerté respecto de
que no se iba a terminar con los juicios si no se modificaban
las normas procesales. Y no se cambiaron porque fue gente de
otro partido la que presentó un proyecto de ley”.
Ayer, el Máximo Tribunal fijó su postura. Entre las críticas,
también señaló que el 15 de julio pasado le envió una carta al
ministro de Justicia, Aníbal Fernández, para pedirle la
creación de dos tribunales orales federales en Capital por la
congestión de causas que abruman a los seis que ya están en
funcionamiento. Uno de ellos es el TOF Nº 5, que sólo se
dedica a los juicios de la megacausa ESMA y la del Primer
Cuerpo del Ejército, dos expedientes de una magnitud tal que
tendrán años por delante hasta dictar sentencia. La carta
llegó al despacho del ministro pero ayer, en el cuarto piso de
Talcahuano, se encargaron de informar que nunca recibieron
respuesta.
En todos los señalamientos de la Corte subsiste la idea de que
los problemas no están sólo en las causas por delitos de lesa
humanidad sino en todo el sistema. Así, cuando apuntan al
Consejo de la Magistratura dicen que las demoras se deben a
las vacantes sin cubrir en los juzgados, al retraso en el plan
de digitalización de los expedientes y a la falta de
infraestructura: “Para el caso en que se concreten los juicios
orales, no hay salas de audiencias que ofrezcan condiciones de
seguridad”, escribieron los cortesanos en la última acordada
del año. |