YO LE CREO, VALE LA PENA
PORQUE NO DARLE APOYO?

09 de Junio de 2008

 




Nicole González Beamonte se recibió de abogada a los 22 años, trabajó en la secretaría privada del ministro de Seguridad bonaerense León Arslanian y ahora forma parte de la Dirección de Equidad. Nicole es transexual. Dice: “Para mí fue más fácil burlar el sistema estatal que el monopolio de Flor de la V”. Ahora, que ya logró conseguir un trabajo formal como lo había planeado de adolescente, quiere entrar en el mundo del espectáculo y, según dice, no puede. Hija de un policía y de una ama de casa de una ciudad de la costa, cuenta que a los tres años ya tenía conciencia de que, para la mirada de los demás, sentirse mujer estaba mal. “El único momento de mi infancia en el que exteroricé lo que me pasaba fue en sala de tres: había un baúl con disfraces y yo me puse un vestido, con toda la naturalidad del mundo. Justo entró una maestra y
me obligó a sacármelo. A partir de ahí, empecé a actuar un personaje que no era.”

Nicole prepara té. Tiene las manos impecables y las uñas largas, rojas, de manicura.
Las mismas uñas con las que en el último tiempo iba a trabajar al ministerio de Arslanián, después de contarle a su jefa que era transexual y de que ella le gritara:

“Sos puto, qué vergüenza para el ministro, andate de acá”. Y que Nicole, con oratoria propia de un buen alumno de abogacía, le respondiera: “Más vergüenza para el ministro, que fue funcionario de Derechos Humanos, sería que me eche por discriminación”.

Eso sucedió años después de que Nicole se armara un plan de vida para congeniar su identidad con los prejuicios. Y para no tener que pagar el costo de su transexualidad con prostitución, como le sucede al 99% de las trans. “Lo que yo decidí desde un principio fue estudiar mucho: di segundo año libre, a los 17 ya había terminado y a los 22 años ya era abogada con promedio 9. Yo sabía que un día iba a ser yo, pero tenía que buscar el momento justo y tener herramientas: mi título y mi trabajo.”

Mientras tanto, sus padres se enorgullecían por contar, por primera vez, con un profesional en la familia. Y cada tanto le decían: “Tenés que ser feliz, sea como sea”. Se imaginaban que era gay. Precisamente fue gracias a un contacto de su padre que Nicole entró como secretaria –en ese entonces secretario– de la jefa de gabinete de León Arslanian, y comenzó a imaginar la posibilidad de asumir su condición. Hasta que lo hizo: “Cuando faltaban seis meses para pasar a planta permanente, empecé a tomar hormonas: ahí me empezó a cambiar la voz, se me ensancharon las caderas y se
me afinó la cintura”. El mismo día que le confirmaron la estabilidad laboral, llamó a su mamá. “Le dije: ‘tengo que contarte algo de mi vida...’.” Su madre se anticipó:

“¿Qué, te gustan los chicos? A mí no me importa”. Nicole le aclaró: “Es un poco
más que eso, es un tema de identidad: soy mujer y quiero llamarme Nicole”.

que recibir de abogada, tener un trabajo y recién después mostrarte. Te felicitan
por no haber jodido a nadie. Cuando en realidad una persona trans tendría que
tener la oportunidad de decirlo en su casa desde chica y ser aceptada.” Después de desfilar por varios estudios de televisión, un conocido diseñador al que prefiere no nombrar la llamó para subirse a una pasarela. “Pero de pronto me volvió
a llamar y me dijo que suspendía todo. Entonces hablé con una asistente para averiguar qué había pasado y me comentó que Flor de la V le había dicho a este diseñador que si él me contrataba, ella nunca más usaba un trapo de él.

Y eso a mí me dio bronca: es muy mala leche, porque para mí hubiera sido un paso muy importante para empezar a hacer lo que me gusta, a mí me encantaría cantar, bailar, actuar, fue lo que siempre me gustó. Pero veo que ella tiene todo monopolizado. Nunca nadie le preguntó al aire sobre este incidente. Ella ha hecho esto contra todas: Abigail Pereyra, Mariana Aria... es que está con El Padrino, que maneja todo. Y probablemente yo no llegue a nada porque estoy diciendo esto, pero la desafío, si quiere, a que nos paremos en la pasarelita y que la gente elija. Y hasta ahora todas las trans que quisieron llegar tenían estuche y poco contenido, pero yo tengo estuche y contenido como ella. Quiero burlar sumonopolio.” –¿Y vos creés que si no fuera por ella tendrías oportunidades? –Sí, y no es de agrandada ni nada, sino porque es mi vocación. A mí me encanta el mundo del espectáculo y si no, desfilar: mido 1.80, peso 58 kilos y mis medidas son 94-62-90, puedo estar en una pasarela, ¿o por ser trans no puedo?

A las cuatro horas, sus padres estaban en La Plata. Su papá repetía: “¿Qué nos vas a hacer?¿Qué nos vas a hacer?”, y esa misma tarde la llevó a un psicólogo: su sexualidad la tenía que decidir un profesional. “Fui al psicólogo, le conté mi historia y él me dijo:

‘¿Cuál es el problema?, si yo te veo muy mujer, muy firme en tu pensamiento’. ‘Mi problema está ahí afuera, esperando en el auto’, le dije. Entonces lo hizo bajar a mi papá del auto. Y no sé qué le hizo pero cuando salió del consultorio, me abrazó,
se puso a llorar y me dijo: ‘Perdoname, te voy a ayudar en todo lo que sea, contá con nosotros’".Sus dos hermanos, también policías, reaccionaron igual. “¿Por qué esperaste tanto tiempo?”, le recriminó uno de ellos. Nicole sabe que su historia es particular:

“La familia es lo básico. Pensá que en general las travestis a los 12 o 13 años se
rebelan y como la familia no las entiende, las echan. No tienen laburo, no tienen dónde vivir, quieren verse mujer rápido. ¿De dónde sacan plata? De la calle: conocen a una más grande que las mete en la prostitución y eso no frena más. De ahí que travesti sea sinónimo de puta. Y por eso tengo una asociación que se llama Juntas por la Dignidad, con otra chica trans que estudia periodismo, en la que tratamos de romper con la sinonimia y de que el Estado dé posibilidades para que se corte el círulo vicioso”.

Después de contarles a sus padres, encaró el tema en el trabajo. Se plantó frente a su jefa y le dijo que ella era mujer. La reacción de la jefa de gabinete bonaerense no fue del todo ejemplar: luego de gritarle que era una vergüenza, le ofreció un sueldo en negro por no ir a trabajar, hasta tanto consiguiera otro empleo. Nicole no aceptó.

“¿Cómo iba a aceptar? Yo soy la primera transexual contratada por el Estado. Pero por burlar al sistema es que yo estoy en el sistema, no es que el sistema me haya aceptado.” Resignada, su jefa le dijo que buscara otra repartición. El papá de Nicole
revisó el ornanigrama y dio con el lugar ideal: la Dirección de Equidad. Durante el mes de vacaciones que le correspondía, Nicole se hizo las tetas, se puso extensiones en el pelo y se compró ropa de mujer, que hasta entonces nunca había usado. En marzo de 2007 entró en su nuevo puesto, vestida con botas negras y un solerito. También tuvo que explicarles a sus vecinos qué había pasado con su aspecto. “Yo, que antes era muy introvertida y que no hablaba con nadie, encaré a cada uno de los chicos del barrio que me miraba raro y le expliqué que ahora me llamaba Nicole. Y todo bien.” En ese tiempo, su historia se volvió mediática a partir de una denuncia a la revista Paparazzi.

“Mandé una foto para la elección de la Papagirl en la página on line. Al tercer día iba primera en el ranking, hasta que alguien hizo un comentario y dijo que era un traba. Entonces los de Paparazzi sacaron la foto y yo, enseguida, hice la denuncia en
el Inadi.” También fue al diario El Día, de La Plata, para contar lo sucedido. Cuando el jefe de la sección de Información General escuchó toda su historia, lo de la revista de chimentos pasó a un segundo plano y la vida de Nicole se convirtió en un hallazgo periodístico: Chiche Gelblung y Gerardo Rozín querían contar su historia. “A partir de ahí la gente me paraba en la calle y me decía: ‘Te felicito’. Pero a mí me da bronca esa felicitación, porque ellos te felicitan por haberte reprimido, por haber tenido que perder años de tu vida, por haberte tenido .Critica de los argentinos.com

 

 

 

 

 


La menos pensada