23 de Junio de 2008
ENTREVISTA A DIEGO MORENO, DIRECTOR DE LA
FUNDACIÓN VIDA SILVESTRE: "El Estado nunca se decidió a
invertir en temas ambientales"
"Nadie se preocupa por desarrollar una visión a largo plazo.
Estamos perdiendo recursos muy valiosos", afirma Moreno en
relación con nuestro mar. "Los barcos declaran mucho menos que
lo que realmente pescan. No cumplir la normativa resulta más
fácil que hacerlo".
-¿Cuáles son las principales problemáticas medioambientales?
-La gran prioridad es la conservación del Mar Argentino, sobre
todo por la sobrepesca de la merluza común. En los últimos
años hubo un esfuerzo muy grande de pesca, lo que provocó una
fuerte caída de la población. El tema de fondo es que hay cada
vez menos pesca porque el recurso se está agotando. Surgen
entonces problemas laborales y de rentabilidad en las
empresas. Queremos abordar este tema para promover algunas
medidas urgentes.
-¿Cuáles serían esas medidas?
-En lo inmediato, reducir las cuotas que se otorgan para la
pesca de esta especie. Al mismo tiempo, empezar a tener una
planificación a largo plazo para ver cómo vamos a manejar este
recurso en el futuro. Está faltando una política pesquera a
largo plazo. Con la merluza pasa lo mismo que con los
pescadores artesanales: se pesca en grandes volúmenes -el 90%
para exportación-pero sin ningún tipo de valor agregado; es
prácticamente un commodity.
-¿En qué se está fallando?
-En varios sectores de la sociedad. Por un lado, el Estado
como responsable del manejo y la regulación de un recurso como
es la pesca. El Instituto Nacional de Investigación y
Desarrollo Pesquero (Inidep) tiene toda la información
necesaria para poder planificar a largo plazo. Falta una
política adecuada que contemple la dinámica de la población.
También es necesario que se apliquen las regulaciones que ya
existen. Los barcos declaran mucho menos que lo que realmente
pescan y existe captura de juveniles cuando podría evitarse
utilizando artes de pesca que están disponibles pero no se
aplican. Hay un montón de factores que inciden. Conductas del
sector privado...
-Ante la inacción del Estado avanza la voracidad del sector
privado.
-Seguro. Y también hay un desconocimiento de la sociedad en
general sobre lo que está pasando con nuestros recursos
naturales, porque no son del Estado ni de las empresas
pesqueras: son de todos los argentinos, pero estamos bastante
alejados de ese ecosistema.
-Como en otros ámbitos, están las leyes pero no se cumplen,
¿no es cierto?
-Sí, sí. Si se cumplieran todas las leyes, en lo ambiental
estaríamos mucho mejor. Eso no quiere decir que no hagan
faltan regulaciones adicionales en algunos temas; lo que falta
seriamente es implementar las normativas.
-¿De qué manera se podría hacer?
-Utilizando mecanismos de control y sanción para las empresas
y particulares que no cumplan las normativas. Lo que sucede es
que no cumplirlas resulta más fácil que hacerlo. Las normas
muchas veces implican mecanismos burocráticos en el medio que
desalientan al privado a cumplirlas.
-Y ahí empiezan los problemas...
-Claro. Como no hay mecanismos de control eficientes siempre
es más fácil evitar la normativa porque no pasa nada. En caso
de que se encuentre alguna infracción se paga la multa, total,
la rentabilidad sigue siendo mayor que la sanción impuesta. La
intervención del Estado no sólo tiene que ser restrictiva y de
regulación, también puede hacer uso de otros mecanismos como
el incentivo de determinado tipo de prácticas más amigables.
-¿Qué debería hacer el Estado?
-Planificar a largo o, al menos, a mediano plazo. Hay que
tener una visión diferente. Lo que ocurre no es ajeno a otros
ámbitos. Todas las actividades están muy politizadas y los
gobiernos siempre quieren hacer lo más redituable posible para
su imagen en cuatro años. Nadie se preocupa por desarrollar
una visión a largo plazo. El gobierno nuevo destruye lo que
hizo el anterior y plantea un escenario nuevo que a lo sumo es
de cuatro años. Éste es un gran problema. Además, el Estado
nunca se decidió a invertir fuerte en cuestiones ambientales.
-¿Cuáles son los daños que se ocasionan?
-En algunos casos, como las especies, los recursos no se
recuperan más; en otros, como los bosques, es muy difícil
recuperarlos. Los procesos biológicos son largos, no se
ajustan a los ciclos de cuatro años que tenemos a nivel
político.
-Ante la compra de tierras por parte de extranjeros, hay
quienes dicen que vienen a robar nuestro territorio, ¿qué
piensa?
-Como argentino me gustaría que todos los territorios -sobre
todo porque tienen recursos naturales de gran valor-
estuvieran en manos nacionales. Pero, en principio, vemos que
muchas iniciativas no tienen un objetivo perverso detrás. El
caso de (Douglas) Tompkins con la donación del Monte León, en
Santa Cruz, demostró que generó un área protegida para todos
los argentinos en un sitio de alto valor de conservación.
-Claro, fue un hecho positivo.
-Sí. No compró una estancia y se la quedó. En este contexto
también hay que tener en cuenta que la mayor parte del
territorio de nuestro país, alrededor de un 90%, está en manos
privadas. Allí las decisiones que muchas veces involucran la
modificación de los ambientes naturales son tomadas
directamente por los propietarios y de acuerdo con un nivel de
normativa del lugar.
-¿En qué cambia que las tierras estén en manos argentinas?
-Lo que estamos viendo es que los argentinos tampoco somos
capaces de conservar nuestro patrimonio natural y cultural.
Entonces, que el propietario sea o no argentino no cambia la
historia. Cualquiera puede hacer un mal uso y perjudicar a
toda la sociedad modificando los recursos naturales. Y estamos
viendo que ocurre en muchos sitios.
-¿Se refiere a casos como la quema de pastizales en las islas
del Delta del Paraná?
-Por ejemplo. Ahí no hay propietarios extranjeros, son
argentinos. La expansión de la frontera agrícola en el norte
también está hecha por empresas de nuestro país. Estamos
perdiendo recursos muy valiosos. En ese contexto no veo un
riesgo grande en que los extranjeros compren tierras. Sí me
parece que la Argentina debe replantearse qué quiere hacer con
la propiedad de las tierras en lugares estratégicos.
-¿A qué se refiere?
-Hay muchos sitios con reservorios de agua muy valiosos y el
Estado debe conservarlos, y si no los tiene debería
recuperarlos. Al estar en manos privadas no garantiza que se
vayan a conservar esos valores a largo plazo. Habría que
pensar en mecanismos para que esos recursos se conserven.
-¿No hay conciencia de los riesgos que se corren?
-No, creo que no hay conciencia y, si la hay, no interesa
demasiado. También hay cuestiones de amiguismos y negocios
inmobiliarios detrás que son los que regulan la dinámica de
las tierras. Nos debería preocupar qué estamos haciendo con
las tierras que todavía están en dominio del Estado.
La amenaza del cambio climático
Diego Moreno se recibió de biólogo en la UBA en 1996, año en
que ingresó en la Fundación Vida Silvestre Argentina.
Actualmente está al frente del departamento de Conservación,
desde donde coordina unos cien programas de trabajo en todo el
país. En la Patagonia están enfocados en un programa marino,
trabajando en la problemática de conservación del litoral
costero y marítimo desde la provincia de Buenos Aires hasta la
Antártida. “Ahí tocamos temas referidos a áreas protegidas, al
tema pesca y algunas especies que están amenazadas de
extinción”, señala Moreno. “En Río Negro estamos trabajando en
la zona del golfo San Matías porque es un área particular
dentro del Mar Argentino donde hay una población de merluza
específica y endémica, y también hay un sector donde hay aves
migratorias que tienen paradas en diferentes lugares de la
costa patagónica”, cuenta.
Luego remarca que uno de los temas interesantes a seguir de
cerca es el cambio climático: “Es un problema que la gente
está empezando a sentir. Y tiene que ver con la pérdida de
bosques y el uso excesivo de energía, entre otras cosas. Es
interesante ver cómo llega esto a la gente y observar si se
producen cambios de conducta”.
–¿Qué efectos provocará el cambio climático?
–Hay un aumento de la temperatura promedio en todo el mundo
como consecuencia de las mayores emisiones de dióxido de
carbono y otros gases. En los polos y en la Antártida hay un
mayor derretimiento de los casquetes polares. Eso tiene
efectos diversos. Está cambiando la temperatura de las
corrientes marinas y de las corrientes de aire, lo que produce
otros cambios. Se está previendo que dentro de unos 30 años va
a haber un aumento del nivel del mar que va a afectar muchas
zonas bajas e inundables como la Bahía de San Borombón. Va a
haber ciclos climáticos mucho más extremos. Las áreas más
secas van a ser más secas. La costa va a ser una de las zonas
más afectadas, donde algunas poblaciones van a tener que
trasladarse a otro lugar.
Grupopampanatural.org
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