23 de Junio
de 2008
El emprendimiento agropecuario llevará una
inversión de 55 millones de dólares y producirá 120.000
toneladas anuales. Pero los ambientalistas denuncian que la
obra destruirá reservas naturales.
Las empresas agropecuarias de José Aranda y George Soros
inundarán 8.000 hectáreas de reservas naturales en la
provincia de Corrientes para cultivar arroz. Según denuncian
organizaciones ambientalistas, lo harán violando leyes
nacionales y provinciales. El gobierno correntino aún no
aprobó el plan de obras. El grupo empresario se defendió:
“actuaremos dentro de la normativa legal vigente”.
“Represa Ayui Grande” es el emprendimiento arrocero privado
más importante del Mercosur, que producirá 120 mil toneladas
anuales de granos. Así lo anuncian Copra S.A., cuyo titular es
el vicepresidente del Grupo Clarín, José Aranda, y Adecoagro,
perteneciente al financista húngaro George Soros, ambos
integrantes de la UTE que encabeza la iniciativa. El proyecto
contempla una inversión de 55 millones de dólares y la
construcción de una represa sobre el río Ayuí, en la localidad
correntina de Mercedes, con la que crearán un lago artificial
destinado a regar las 18.000 hectáreas de plantaciones.
Las organizaciones ambientalistas consideran “ilegal” que un
grupo privado “se adueñe de un río para hacerlo desaparecer
junto a sus bosques y sus especies animales y vegetales”.
Voceros del grupo empresario aseguraron que “los ecologistas
se oponen sin fundamento”. La iniciativa ya fue presentada
oficialmente y aguarda los dictámenes provinciales que la
autoricen.
Expandir la producción arrocera es el objetivo principal de la
Unión Transitoria de Empresas “Represa Ayuí Grande”, que
conforman Copra S.A., Pilagá S.A. (del grupo Adeco) y
Tupantuva S.A. Según el suplemento Rural del diario Clarín,
“el proyecto tendrá una capacidad de elaboración de 120.000
toneladas anuales prioritariamente de arroz, pero incluirá
otros granos, como maíz, soja, sorgo y trigo”. El epicentro
operativo es la localidad correntina de Mercedes.
“Proyectamos sembrar 18.000 hectáreas en el término de un año
y medio y generar unos 1.400 nuevos puestos de trabajo”,
explicó el contador Ricardo Freire, administrador general de
Copra a Crítica de la Argentina.
La iniciativa no es nueva. “Hubo intentos de llevar adelante
el plan a fines de los noventa, pero la debacle de 2001 nos
obligó a desistir en aquella oportunidad”, relató Freire.
“Pero el año pasado tomamos la fuerte decisión de terminarlo y
presentarlo a las autoridades’, explicó José Aranda en
declaraciones al matutino del grupo económico que preside.
A mediados de mayo, el gobernador correntino, Arturo Colombi,
recibió a los empresarios –encabezados por Aranda– quienes le
entregaron un informe de 2.000 páginas donde se detallaban
“aspectos técnicos y estudios de impacto ambiental y social
que demuestran la viabilidad de la iniciativa”, explicó
Freire.
La posición de Colombi no se hizo esperar. En conferencia de
prensa realizada a la salida del encuentro, el mandatario
provincial afirmó: “saludamos, acompañamos y felicitamos a
este emprendimiento del sector privado que ayudará a
solucionar cuestiones sociales y da esperanzas de crecimiento
a la provincia”.
Los principales cuestionamientos provienen de organizaciones
ecologistas de la región y especialistas en medio ambiente.
“Quieren crear un lago artificial doce veces más grande que el
casco urbano de Mercedes, atravesando con un paredón el río
Ayuí e inundando su lecho completo en un tramo de treinta
kilómetros de costas”, explicó el biólogo Aníbal Parera, ex
titular de la Fundación Vida Silvestre radicado en Mercedes.
Para Enrique Lacour, presidente de la Fundación Iberá, esta
situación quiebra el estado de derecho. “Nadie puede hacer
desaparecer un arroyo y sus costas, sus bosques y el
territorio de su periferia en semejante superficie, para
ampliar sus márgenes productivos o su renta”, opinó el
ambientalista.
El estudio de impacto ambiental realizado por las empresas
reconoce la existencia de 391 hectáreas de bosques que
desaparecerían bajo las aguas del embalse artificial. Para
Pedro Healy, integrante de la Fundación, “la provincia debe
desarrollar su plan de ordenamiento de bosques –según lo
establece la Ley Nacional 26.331, vigente desde enero– por lo
que resulta insólito que se anuncie la realización de
proyectos que afecten las especies protegidas, incluso por las
leyes provinciales”. Dos de las cuatro especies declaradas
“monumento natural provincial de Corrientes” viven en el área
que se pretende afectar: el lobito de río y el ciervo de los
pantanos.
Para los expertos, la represa –que estará ubicada a 47
kilómetros de la reserva natural Esteros del Iberá– puede
provocar daños que trascienden las fronteras correntinas.
“Este lago artificial recibirá los efluentes químicos de la
gigantesca superficie de plantíos y el destino de la cuenca
del río Miriñay –que desagua en el Uruguay– podría quedar
comprometido, no sólo desde el punto de vista ambiental, sino
también productivo, pues la cantidad y calidad de aguas
disponibles cuenca abajo no serían las mismas”, explicó Parera.
Y agregó: “un emprendimiento privado, con fines lucrativos, no
puede adueñarse de algo tan público como un río para hacerlo
desaparecer junto a sus bosques y especies animales y
vegetales”.
QUÉ DICE LA EMPRESA. Crítica de la Argentina dialogó
telefónicamente con el contador Ricardo Freire, administrador
general de Copra S.A. y mano derecha de Aranda en sus
emprendimientos agropecuarios del Litoral.
“Es la primer represa privada compartida que se lleva adelante
para un emprendimiento de estas características”, explicó
Freire. Y resaltó la importancia de la producción arrocera en
la zona: “es estratégica para la alimentación mundial, es el
cultivo más antiguo de la humanidad y alimenta a un tercio del
planeta”, afirmó. Respecto a las críticas de los
ambientalistas, el empresario las minimizó.
“Los ambientalistas tienen obsesión con el arroz porque
requiere mucha agua para su cultivo, pero las supuestas
afectaciones que se denuncian no tienen ningún sustento”.
Sobre los cuestionamientos sobre la legalidad del
emprendimiento, Freire fue cauteloso. “Gestionamos el permiso
para construir la represa y hemos presentado los estudios para
lograr las autorizaciones de los organismos de control, pero
nosotros no nos vamos a apropiar de un río, sino que
obtendremos la concesión de las aguas para su
aprovechamiento”, finalizó.
Crítica de la Argentina
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