17
de Junio de 2008
La manipulación del índice de inflación es apenas la punta del
iceberg; el actual gobierno hizo desaparecer números fiscales
y económicos, indicadores sociales y cifras sobre la
producción de energía
Un viejo chiste sobre las estadísticas sirve para entender la
cada vez más notoria ausencia de información confiable en la
Argentina: "Las estadísticas son a un político lo mismo que un
faro de luz a un borracho: lo importante no es que iluminen,
sino que sirvan de apoyo".
El fenómeno alcanza prácticamente a todas las áreas: faltan
datos fiscales, económicos, indicadores sociales y cifras
sobre la producción de energía. Las variables financieras,
dentro de todo, son las que en mejor forma se mantienen,
aunque allí también hay ausencias.
En la Argentina, todos los datos sobre la situación fiscal de
las provincias están a un clic de distancia: la Dirección
Nacional de Coordinación Fiscal con las Provincias dispone de
series de gasto público, recaudación y deuda de las provincias
y municipios.
Claro que, en el mejor de los casos, el último dato disponible
es al tercer trimestre de 2007. Esa es la actualización de la
ejecución presupuestaria de cada provincia.
La serie de gasto público por finalidad y función llega hasta
2004.
La información actual sobre la situación fiscal de los
municipios está más acorde con un museo sobre la economía
argentina que con una página de Internet: llega hasta el año
2000, antes de la renuncia de Fernando de la Rúa, la semana de
los cinco presidentes, el crac económico y la devaluación.
El mejor dato disponible sobre el gasto público consolidado
–Nación, provincias y municipios– lo ofrece la Dirección de
Análisis de Gasto Público y Programas Sociales: allí hay una
serie que cubre el período 1980-2006. Este mes debería
estirarse hasta 2007.
El Boletín Fiscal es uno de los informes más atractivos que
publica la Secretaría de Hacienda. Contiene no sólo la
información sobre los ingresos del Estado y el gasto público
–con más detalle que la ejecución mensual, que prolijamente
difunde el gobierno nacional a través de sendas conferencias
de prensa en las que da cuenta de la evolución del ahorro
público–, sino también sobre las transferencias de fondos a
las provincias y la cantidad de empleados en la administración
pública. También allí es posible encontrar la evolución de los
subsidios y los ingresos y egresos de algunos fondos
fiduciarios.
Usualmente, se difunde con un trimestre de retraso. Es decir,
ya debería estar disponible la información sobre los tres
primeros meses de este año. Pero a no ilusionarse. Tener esta
información en línea es una expresión de deseo: el último
informe corresponde al tercer trimestre de 2007. "El boletín
va a estar más o menos dentro de dos semanas", prometieron
fuentes oficiales a LA NACIÓN. No hubo más explicaciones. Lo
cierto es que aún no se pueden cerrar los datos del Boletín
Fiscal de 2007.
Una pieza no menor del gasto público son los planes sociales,
destinados a la población más vulnerable. Hubo una época en la
cual un sistema permitía controlar la asignación de estos
planes, acusados desde su nacimiento de ser una herramienta de
clientelismo político.
Ese sistema se llamaba Sistema de Información, Monitoreo y
Evaluación de Programas Sociales (Siempro). Era controlado por
el Ministerio de Desarrollo Social, a cargo de Alicia Kirchner,
hermana del ex presidente Néstor Kichner y cuñada de la actual
mandataria, Cristina Kirchner.
Hace años que el Siempro se volvió obsoleto. "Esto es
escandaloso. Hay un déficit de transparencia y no es una
casualidad. No se permite el control. En el plan Jefes, la
publicación de información permitió investigaciones sobre
gente que estaba incluida y no debería haber estado incluida.
Hay una cuestión clientelista", sostuvo Miguel Braun, director
ejecutivo del Centro para la Implementación de Políticas
Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec).
"Por distintas motivaciones, hay una política sistemática de
reducción de la transparencia en términos de publicación de
datos", concluyó Braun.
¿Puede ser fruto de un problema presupuestario, de falta de
gente para procesar la información, o de una limitación
tecnológica para hacerlo? La respuesta de quienes están encima
de estos números es categórica: no.
"Ese es un argumento insostenible. La información está. Es
cuestión de organizarla y publicarla", sostuvo.
Otro dato social ausente tiene que ver con la desnutrición:
las últimas cifras oficiales surgen de la Encuesta Nacional de
Nutrición y Salud, realizada por el Ministerio de Salud de la
Nación entre octubre de 2004 y enero de 2006.
La desinformación alcanzó en el Instituto Nacional de
Estadística y Censos (Indec) dos expresiones: algunas
estadísticas se manipularon, mientras que otras se dejaron de
actualizar o, directamente, se eliminaron.
Un índice sufrió estas dos realidades a la vez: el índice de
precios al consumidor, que relevaba información de ocho
provincias (IPC Nacional).
Es un fiel reflejo de las contradicciones que ofrece de tanto
en tanto el gobierno nacional: promulga el federalismo en los
discursos, pero sólo mide la inflación en la Capital Federal y
el Gran Buenos Aires.
Maquillaje y retoque
El Indec no sólo maquilló la inflación, sino que también
retocó los precios mayoristas, el índice del costo de la
construcción, las cifras sobre el crecimiento de la economía y
las ventas en los supermercados y shoppings; en ambos casos,
al medirlas en volumen.
Por la manipulación de la inflación, además, es imposible
saber a ciencia cierta qué ocurre con los salarios reales, la
pobreza, la indigencia, la competitividad cambiaria de la
economía o cuánto ahorra, invierte o gasta la Argentina en
relación con lo que produce, entre otros datos.
El Indec mantiene algunas cifras en el freezer. Es el caso,
por ejemplo, de la encuesta a grandes empresas, la
distribución del ingreso -el último dato es del primer
trimestre de 2007-, la versión completa de la última encuesta
nacional del gasto de los hogares, realizada entre 2004 y
2005, que se utilizó para construir el nuevo IPC del área
metropolitana, que debutó con una catarata de críticas este
mes, o la producción de gas o petróleo.
En este punto vale la pena hacer una salvedad. El Indec
comenzó a publicar en 2005 un nuevo índice: el indicador
sintético de energía (ISE). Claro que el origen de los últimos
cuatro datos -diciembre, enero, febrero y marzo-, deja, al
menos, algunas dudas. "Estimado por Indec en virtud de
ausencia de información de la Secretaría de Energía en naftas,
gas licuado de petróleo, gasoil, diesel oil y fueloil", dice
una llamada al pie de página del informe.
Justamente el mundo de la energía, en particular, y de los
servicios, en general, es otro de los sectores que adolece de
poca información. Cammesa, la empresa que maneja el mercado
mayorista eléctrico y que tiene como presidente al ministro de
Planificación Federal, Julio De Vido, es una de las más
afectadas por la presión para dejar de publicar datos.
La página de la compañía era un verdadero ejemplo de mercado
transparente, en la que se podía consultar el precio que se
estaba pagando en ese momento por la energía, quién
despachaba, con que combustibles se generaba. En fin, un
verdadero mercado mayorista.
Pero eso ya pasó y ahora hay mucha menos información.
Justamente después de los primeros fríos y, por consiguiente,
los primeros cortes, parte de la información en línea dejó de
estar disponible. Ya había alguna información que no se
publicaba, como la cantidad de fueloil que se consumía o el
estado de la cuenta del Mercado Eléctrico Mayorista, que
inició un progresivo rojo desde 2003 a la fecha. Esa serie
muestra sólo los datos hasta diciembre de 2006. De ahí para
adelante, nada.
"Se dejó de publicar la información de lo que está pasando en
el mercado eléctrico; la foto de lo que sucede ya no está más
en línea", dijo un ejecutivo de una empresa generadora que
pidió que no se refiriera su nombre.
El Organo de Control de Concesiones Viales (Occovi), por
ejemplo, publica el informe de gestión en su página de
Internet. Pues bien, quien quiera saber cómo fue la gestión el
año pasado, justo cuando el órgano de control estaba conducido
por Claudio Uberti -que renunció después del escándalo de la
valija llena de dólares proveniente de Caracas-, no podrá
hacerlo. El último que está allí es el de 2006. "Los
concesionarios de las rutas envían todos los meses todos los
datos de cantidad de vehículos que pasan por los peajes. Es
decir, la información está, pero no la quieren difundir", dijo
un ejecutivo de una de las concesionarias.
El consuelo que queda es saber que la información está. Sólo
hay que tener vocación de que se conozca. Y eso es lo que
falta ahora.
Por Rafael Mathus Ruiz ,De la Redacción
de LA NACIÓN , 15-06-08, reproducción textual de su nota.
![](../../../../images/noveda7.jpg) |
|