23 de Julio de 2008
Más
allá de su aparente indeferencia, la cuestión de los ingresos
fiscales le quita el sueño al gobierno. A pesar del abismal
crecimiento del gasto público consolidado – que en pesos
nominales del 2007 ha sido casi tres veces el del 2001- la
admnistración K parece no encontrar un límite a su voracidad y
requiere reinventar formas de financiar este creciente gasto.
Regalías
Sojeras
Las mega retenciones no deben sorprendernos
pues son altamente concordantes con lasp olíticas aplicadas
por Néstor Kirchner durante su gobernación en Santa Cruz,
donde los ingresos por regalías de petróleo y gas
representaron más de la mitad de los ingresos corrientes de la
provincia en el primer año post devaluación (2002).
En la concepción K, las retenciones son entendibles como
“regalías sojeras”, una mordida natural sobre una “renta
extraordinaria” de los recursos naturales.
En agosto del 2002, en el artículo titulado
“Santa Cruz podría ser Venezuela, pero Argentina no”
observábamos la relevancia de las regalías del petróleo y el
gas en los ingresos fiscales de la Santa Cruz K, especialmente
post devaluación donde pasaron de representar el 22% (2001) al
52% (2002) de los ingresos corrientes de la provincia.
En aquel artículo señalábamos que el empleo
público representaba cerca del 50% de la población
económicamente activa (PEA) y los planes sociales otro 10% en
dicha área. Es decir que 6 de cada 10 ciudadanos dependían del
favor político. Aquella Santa Cruz era la segunda provincia
del país en términos de empleados públicos sobre la PEA con
una relación del 23%, mientras el promedio nacional era del
8%.
Este definido antecedente, nos permite ver que
es parte esencial de Kirchner contar con una fuente
extraordinaria de financiamiento que poco tiene que ver con el
vulnerable nivel de actividad local, tales como son el
impuesto a la ganancias o al valor agregado, y que, además, es
difícilmente evadible.
Santa Cruz
Ingresos por Regalías de Hidrocarburos |
|
2002
($ Millones) |
2001
($ Millones) |
Variación 2002/2001 |
Petróleo |
442.338.601 |
140.880.847 |
214% |
Gas |
19.683.733 |
12.900.289 |
53% |
Ingresos
corrientes |
881.184.717,00 |
691.393.765 |
|
Regalías/Ingresos corrientes |
52% |
22% |
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Fuente: Fundación
Atlas1853 en base a datos del MEyOSP.
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Tal como Chávez en Venezuela, el Poder
Ejecutivo Nacional busca en las retenciones un ingreso en
moneda dura, fácil de cobrar, difícilmente evadible y que se
adhiere al crecimiento de los precios internacionales.
Asimismo, un ingreso independiente del nivel de actividad del
“estan-flacionado” mercado interno.
Si observamos las finanzas publicas venezolanas
veremos que el petróleo representa uno de cada dos dólares de
los ingresos fiscales.
Un petróleo que en diciembre de 1998 se encontraba en 9
dólares por barril y en junio del 2008 roza los 140 dólares
por barril. Es decir, 15 veces el precio de casi diez años
atrás. De forma casi inexplicable, a pesar del super precio
del petróleo, los indicadores sociales venezolanos no denotan
ningún tipo de mejora.
El gobierno de argentina pretende emular esta
política pero alimentándose vorazmente a partir de activos
privados.
La
Soja es un Yuyo
A pesar de su displicente afirmación al señalar
que “la soja es un yuyo”, el gobierno parece no tener
tanto desprecio a la hora de financiar su potencial déficit a
partir del humilde vegetal e incrementando el impuesto a la
exportación desde un 35% (chequear el dato) a un 58% variable.
Para el gobierno, la soja es un “recurso
natural” que genera una “renta”. Esta concepción el gobierno
trata a la actividad agropecuaria con desprecio,
desconsiderando el riesgo empresario tomado por generaciones
de argentinos, el valor agregado por los humanos en el proceso
productivo, así como la inversión y el trabajo. Con este
distorsivo impuesto, se comprueba que el gobierno se erige
como un “socio en la buenas” pero no en las malas.
Tal como suele afirmar Armando Ribas, sería
interesante hacerle recordar al gobierno que la pampa se
humedeció a partir de la Constitución de 1853. Hoy podemos
decir que la pampa se puede secar con instituciones que
castigan su productividad.
El concepto de renta trae a nuestra mente
atemorizantes “flashbacks” que nos recuerdan
instituciones como el IAPI (Instituto Argentino de Promoción
del Intercambio) de Perón que monopolizó el comercio exterior
durante ese gobierno. En este contexto de “superprecios” de
commodities, el fantasma de la nacionalización
agropecuaria no es una hipótesis que se pueda descartar.
Gobierno
Sojero
Buena parte de la población creyó que la
cancelación de la deuda con el FMI había significado el pago
total de la deuda pública argentina y en consecuencia
Argentina podría declararse “país libre de deuda”. Pero
el pago realizado al Fondo apenas representó un 10% del total
del endeudamiento y en el 2008 (US$ 144.728,6 millones) el
nivel de deuda es similar al del 2001 (U$S 144.222 millones).
En consecuencia, el período 2008-2011 es un
período en el que habrá que pagar la fiesta de los años
previos y “la pelota pateada para adelante” en términos de
deuda. Los pagos a realizar en este período representan un
monto cercano a los 52 mil millones de dólares (chequear
número). La pregunta es ¿de dónde saldrán estos fondos?
Afortunadamente, la federalización de
hidrocarburos de 1994, si bien mantuvo los recursos del
subsuelo en manos del estado, desconcentró el poder financiero
en los Estados Provinciales, reduciendo de este modo el poder
del Ejecutivo Nacional. Imaginemos por un momento la conducta
del gobierno nacional si concentrara los ingresos por regalías
que actualmente manejan las provincias.
El alza del precio de los commodities en manos
del sector público ha desatado el hambre de muchos gobiernos
latinoamericanos por aferrarse a ese ingreso extraordinario.
De esta forma, la sociedad civil venezolana percibe la
vulnerabilidad de depender de los precios internacionales de
un grupo de productos y propone “sembrar petróleo”.
En este contexto, ha aparecido el concepto de
“petrodictaduras” para referirse a la actuación de gobiernos
que -enriquecidos por el alza de los precios de los
hidrocarburos- oprimen fiscalmente a la ciudadanía y coartan
libertades económicas, políticas y civiles, tal como es el
caso de Chávez.
La rebelión del competitivo campo, que se
niega a ser ahogado por el creciente peso de un estado
ineficiente, no debe verse sólo como un conflicto fiscal sino
como un una revolución esencialmente institucional.
Por Martín Simonetta Director
Ejecutivo de la Fundación Atlas1853
Contacto de Prensa:
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