08 de Septiembre de 2008
Señor
de los Peajes: así fue bautizado por la prensa Claudio
Uberti, funcionario K del entorno de De Vido, alejado del
Órgano de Control de Concesiones Viales (Occovi) por su
cercanía a la valija con 800.000 dólares que llegó desde
Venezuela. “Ubi” era y es, según confirmaron a este diario
diversas fuentes, el encargado del cobro puntual de los
peajes a las empresas del sector. En cincuenta y cuatro días
las barreras de todos los peajes del país deberían
levantarse: el 31 de octubre vencen todas las concesiones
viales instauradas por Carlos Saúl y prorrogadas por Néstor.
El Gobierno, claro, no tiene proyecto alguno para el área, y
tampoco dispone de tiempo para elaborarlo: no hay tiempo
para convocar a licitación pública y ni siquiera están
listos los pliegos. Una resolución que sobrevoló días atrás
el área de Legales del Ministerio de Planificación y luego
aterrizó en el Occovi será la solución argentina al problema
de las rutas: prorrogar las concesiones por 120 días.
Pero el asunto de las barreras no es tan simple: sólo los
cinco años de peajes K dejaron un tendal de denuncias
judiciales por incumplimiento y varios informes negativos de
la Auditoría General de la Nación, conflictos que se suman a
los todavía no solucionados del período 1992-2003, dentro de
los que el Gobierno reclama a los concesionarios una deuda
de 824 millones que las empresas desconocen argumentando que
no hay mejor defensa que un buen ataque: sostienen que es el
Estado el que les debe a ellos.
HEMOS
BAJADO DE LA SIERRA MAESTRA (Y PAGADO EL PEAJE).
El 32%
de la red nacional pavimentada, donde se concentran más de
las dos terceras partes del tránsito vehicular, esto es
10.000 kilómetros de rutas nacionales, fueron privatizadas
por el menemismo. Debería decirse, en realidad, subsidiadas.
En 2001, uno de los peores años del negocio, las
concesionarias recibieron 500 millones de pesos/dólares en
subsidios, ganaron 150 millones en recaudación directa de
peajes e incumplieron con el 65% de las inversiones
pactadas. Cuando los comandantes Cristina y Néstor bajaron
de la Sierra Maestra, criticaron duramente esta política,
levantaron los subsidios y fijaron un canon para cada
corredor. A la vez, les quitaron a las empresas toda
obligación de hacer obras de mejora y ampliación, sólo
deberían dedicarse al mantenimiento. Liberadas de casi toda
obligación, las empresas en la era K debieron: cobrar el
peaje, limpiar la cabinita, señalizar el entorno y cortar el
pasto. Para mayor seguridad (de quién) los dueños de la
barrerita dejaron de cobrar dinero: todo lo recaudado a
diario se deposita en una cuenta del Occovi a nombre de los
tíos Claudio o Julio, y luego éstos abastecen, según
corresponda. Desde noviembre de 2003 hasta julio pasado los
seis corredores viales recaudaron por peajes: $848.795.785,
unos 283 millones de dólares. Al quitarles la obligación de
hacer obras, el gobierno K se reservó esa facultad, y
terminó adjudicando las ampliaciones a contratistas amigos,
entre ellos algunos concesionarios que también se han
diversificado hacia la construcción.
–Eso hizo todo más discrecional –le dijo a Crítica de la
Argentina un empresario del sector–. Antes el plan de obras
figuraba en el pliego. Ahora el Estado licita aparte y
decide qué hace y con quién.
El dinero para obras viales llega a través de los impuestos
a los combustibles. Según la AFIP, sólo por gasoil se
recaudaron desde 2003 hasta hoy 10.792 millones de pesos.
Así el Occovi, que en 2003 era un pequeño polirrubro con un
presupuesto de $6.535.309, pasó a manejar con el tío Claudio
un 7.574% más: $501.584.300 para este año, o 193 millones de
dólares.
Aunque en la etapa del “Granma” y los combates de la Sierra
los comandantes Cristina y Néstor fustigaron a los
concesionarios, al llegar al poder los beneficiaron: cinco
de las seis empresas favorecidas ya tenían concesiones y
estaban en la lista de las incumplidoras denunciadas por el
propio Gobierno. El sexto corredor fue cedido al inefable
Eduardo Eurnekian, de Corporación América, que en ese
momento adeudaba $350 millones de cánones impagos por los
aeropuertos.
LOS DUEÑOS
DE LA BARRERITA. Así
las cosas, las concesiones de corredores viales que están
por vencer o por prorrogarse (rutas, autovías y autopistas,
no se incluyen los accesos a Capital) son:
• Corredor 1: En provincia de Buenos Aires, rutas 3, 205,
226 y 252. Lo explotan Equimac, una de las constructoras mas
favorecidas en la era K, y Coarco, con intereses en la
construcción y el gas. Según Vialidad, no concretaron el 30%
de las obras prometidas en la ruta 226.
• Corredor 2: Rutas 5 y 7 en Santa Fe, Córdoba, La Pampa,
Mendoza y Buenos Aires. Está a cargo de la firma Homaq, con
incumplimientos del 60%.
• Corredor 3: Ruta 9, A-102, 11, A-009, 19, 188 y la
autopista Rosario- Armstrong. Propiedad de Decavial y Vialco,
que vendió a principios del corriente año a
Electroingeniería, una empresa cordobesa en la que, a juzgar
por su crecimiento, Henry Ford sólo sería un cadete.
• Corredor 4: Rutas 8, 33, 36, 38, 193 y A-005. Lo maneja el
tío Eduardo E., que, cuando no corre, vuela.
• Corredor 5: Rutas 9 y 34. A cargo de Vial Cinco, un
consorcio integrado por Covico, que concesionó hasta 2003 la
ruta 188 con un 84% de incumplimiento de inversiones.
• Corredor 6: Rutas 11, 12 y 16. Del grupo Supercemento y
Dragados y Obras Portuarias, con un 54% de incumplimiento en
la concesión anterior.
“Desde el inicio de las concesiones hasta la actualidad no
se ha ejecutado ninguna obra en el plazo previsto”, dice un
informe de la Auditoría General de la Nación conocido en
abril, sobre los corredores K.
La AGN examinó el rol del Occovi y también las rendiciones
de cuentas de los operadores: el corredor 5, por ejemplo,
“dice haber gastado en tres años $95 millones en
mantenimiento, pero de esa suma sólo dedicaron $9.578.619 a
la carpeta asfáltica, y el resto, o sea $85.421.381, para
limpieza, corte de pasto y mantenimiento de bosquecillos”.
El informe de la Auditoría General terminó siendo incluido
en una denuncia penal de los diputados de la Coalición
Cívica Adrián Pérez y Juan Carlos Morán que tramita en el
juzgado de Claudio Bonadío. Mañana, lunes, ambos
legisladores pedirán a Julio Cobos, titular del Senado, y
Eduardo Fellner, de Diputados, que la Comisión Revisora de
Cuentas trate el informe de la AGN sobre las autopistas.
En el juzgado de Daniel Rafecas, se investigan
irregularidades por el pago de compensaciones a través del
impuesto al gasoil entre 1992 y 2003 a los concesionarios, y
otras nueve denuncias contra Ubi recorren el fuero federal
con suerte diversa: incumplimiento de deberes de funcionario
público, negación del acceso a la información, etcétera.
Uberti es, aun así, un hombre de suerte: en cualquier país
sensato estaría preso desde el escándalo Antonini Wilson.
Su reemplazo en el Occovi, Emma Abrieu, era su segunda hasta
la valija voladora, una ingeniera civil sin peso político
pero con formación en el área y cierta inclinación a
realizar viajes breves y misteriosos a Bolivia en avión
privado. La prórroga de las concesiones no le quita el
sueño: está ansiosa por comenzar su licencia por embarazo.
En el ente se acumulan expedientes y multas sin cobrar:
según la Defensoría del Pueblo, las concesionarias deberían
pagar $13.759.513 y sólo abonaron poco más de 2 millones.
Hay rutas en mal estado, desprendimientos, falta de
señalización y un trabajo del Centro de Experimentación y
Seguridad Vial (CESVI) muestra que el 80% de los corredores
viales están así. Las rutas concesionadas 5, 8, 9 y 12
encabezan el chart de las más peligrosas. Según Luchemos por
la Vida, durante 2007 murieron 8.104 personas. No es ésta,
solamente, una discusión de dinero público.
Editorial de Jorge Lanata diario Critica de la Argentina,Investigación: J. L. / Luciana Geuna/ Jésica Bossi
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