15 de Septiembre de 2008
VIENE A VICTORIA UN FRIGORÍFICO AMIGO DEL
KIRCHNERISMO PARA EXPLOTAR LA GANADERÍA DE ISLA
El humo
sirve de pantalla para negocios turbios
El
rechazo entrerriano al parque Alto Delta que quiere Santa Fe
tiene un millonario interés: un frigorífico K. El intendente
Garcilazo cedió tierras fiscales por 15 años a un empresario
bonaerense, que integra la patota de Guillermo Moreno.
Unas horas después de pedir
perdón a los rosarinos por el humo que se genera en las
islas, el intendente de Victoria, César Garcilazo, puso el
expediente Nº 8413/08 en su maletín y volvió al Concejo
Deliberante para insistirle a los 12 ediles que aprueben la
ordenanza que dará pie “a una de las inversiones más grandes
de la zona”: un frigorífico. La planta tendrá capacidad para
faenar 500 cabezas de ganado diarias, y se instalará en
tierras fiscales del área industrial de Victoria,
concesionadas por quince años a un misterioso empresario de
estrechos lazos con el secretario de Comercio Interior,
Guillermo Moreno, que anunció inversiones por 2,3 millones
de dólares a pesar de que en la Afip figura como pequeño
contribuyente.
La construcción de esta planta frigorífica, cuya ordenanza
se aprobará el miércoles próximo, removerá las cenizas de la
polémica que estalló esta semana entre el gobierno de Entre
Ríos y el de Santa Fe, luego de que el gobernador Sergio
Urribarri publicara una solicitada en la que calificó de
“impertinente” el proyecto que se trata en el Senado
Nacional para crear el Parque Regional Alto Delta, en un
triángulo de islas con vértices en San Lorenzo, Arroyo Seco
y Victoria. “Nosotros queremos que en las islas haya vacas.
Y nadie nos puede obligar a hacer lo contrario”, disparó
Garcilazo al rechazar la idea de que en vez de bosta vacuna,
se preserve la flora y la fauna autóctona de un gigantesco
humedal, que Entre Ríos arrienda por sumas insignificantes a
misteriosos talleres mecánicos neoganaderos.
La breve historia de la aparición del misterioso frigorífico
K en la zona deja al descubierto los intereses que están en
juego en 207 mil hectáreas del departamento Victoria, de las
cuales 65 mil ya fueron arrasadas por el fuego.
Victoria
generosa.
El 11 de agosto pasado ingresó al Concejo Municipal de
Victoria un proyecto del Ejecutivo comunal para “ceder la
tenencia y el derecho al uso de terrenos fiscales” de cuatro
hectáreas de una zona industrial, cercana al arroyo El
Ceibo, donde se instalará un frigorífico que tendrá una
capacidad de faena de 500 cabezas por día.
Por aquellos días, el intendente Cesar Garcilazo anunció con
bombos y platillos que los inversores iban a destinar para
la construcción de la planta –donde anunciaron que
trabajarán 70 personas– 2,3 millones de dólares. Todos
festejaron; nadie sabía bien quién estaba detrás de la mega
inversión.
La cara visible de este proyecto es Guillermo Oscar Huarte,
quien –según confirmó Garcilazo a Crítica de Santa Fe–
levantará un frigorífico en tierras fiscales que le cederá
el municipio por 15 años (prorrogable por otros 15) a cambio
de un canon equivalente a cinco sueldos municipales
correspondientes a la categoría Nº1 del escalafón comunal.
Huarte tendría que pagar unos cuatro mil pesos por mes por
cuatro hectáreas, ya que cada salario equivale a 800 pesos.
Pero tampoco lo hará. Lo eximirán del pago del canon y de
todos los impuestos por 10 años.
Lo llamativo de esta iniciativa es que se pretende otorgar
estas tierras a una persona que ni siquiera es empresaria.
Huarte figura en la Afip como contribuyente categoría K, con
una facturación menor a los 94 mil pesos mensuales. Está
anotado como transportista de hacienda a partir de 2003 y
prestador de servicios para cantinas y bares. “El único dato
que presentó el intendente fue el número de DNI del
empresario”, dijo María Angélica Chada, edil opositora al
kirchnerismo provincial.
Pero la explicación de porqué Huarte aparece como un
empresario deseoso de invertir en Victoria se encuentra en
los frigoríficos y empresarios que están detrás de él.
Amigos son
los amigos.
Después de dar varias vueltas y poner innumerables excusas,
Garcilazo dijo a este diario que el frigorífico que se
instalará en Victoria “pertenece a Agroflex y Panamericano
Exportadora SA”, de las localidades bonaerenses de Moreno y
Escobar. En el proyecto de ordenanza (expediente Nº8413/08)
esas firmas figuran como “avales” de Huarte, quien se
presenta como “operador” del matarife Jorge “El Negro”
Martínez, un empresario que ganó minutos de fama cuando en
marzo pasado trompeó y le quebró literalmente el brazo al
dirigente de la Cámara de Industria y Comercio de Carnes de
la República Argentina (Ciccra), Miguel Schiariti, quien
había criticado a Moreno.
A las piñas, Martínez le demostró lealtad al secretario de
Comercio Interior. Sus empresas se dedican a la
industrialización de subproductos derivados de la carne,
como cebo, cuero, sangre y menudencias, que tienen una
injerencia importante a la hora de planchar los precios del
sector.
Entre los antecedentes de Agroflex y Panamericano
Exportadora SA se hallan varios puntos oscuros, que ningún
concejal victoriense se preocupó por buscar. La semana
pasada, un gerente de Agroflex quedó imputado de estafas
reiteradas por robar gas. Ese mismo frigorífico había sido
clausurado en 2004 por tirar efluentes al río Reconquista.
Panamericano figura entre los principales evasores de la
industria cárnica –según el ente recaudador bonaerense– con
una deuda de 5.714.283 pesos.
El milagro
de los arrendamientos
La ley de arrendamiento de tierras fiscales que Entre Ríos
sancionó en 2006 abrió las islas a 150 nuevos productores,
en su gran mayoría ganaderos, que pasaron a explotar 110 mil
hectáreas; un tercio de las 376 mil que fueron declaradas
por la Municipalidad de Victoria como “área natural
protegida” en 2003. Ese proceso multiplicó el rodeo a tal
punto que no hay datos oficiales al respecto. Pero el
negocio millonario es sólo para los privados. Los cánones a
pagar oscilan entre los 10 y los 20 pesos por hectárea al
año. A las arcas de la provincia vecina ingresan por ese
concepto alrededor de 1,7 millón de pesos (el 0,03 por
ciento del presupuesto 2008).
“Lo preocupante no es sólo que la rentabilidad es
inexistente para la provincia, sino que no se realizó ningún
estudio de impacto ambiental y el daño es incalculable”,
aseguró Jorge Daneri, del grupo ecologista Mbiguá. El
proceso fue impugnado, pero no hubo respuestas. Debería
haberlas, ya que en el listado de los nuevos arrendatarios
hay algunas curiosidades. Por ejemplo: la Comisión de
Adjudicación entregó el 11 de diciembre de 2006 a la empresa
de Gualeguaychú “Servicios de Rectificado Santa Rosa SRL”
2.586 hectáreas a pagar a cambio un canon de 21,71 pesos por
hectárea al año. Esa firma está anotada en la Afip como
monotributista con el CUIT Nº 30-70780770-5 y se dedica a la
“fabricación de motores, generadores y transformadores
eléctricos”. De hecho, antes convertirse en ganadera, en ese
mismo año 2006, la firma realizó dos trabajos como taller
mecánico para el municipio de Victoria. Raro que ese
municipio haya enviado a reparar dos camiones de su flota a
Gualeguaychú. ¿No hay talleres en la localidad que está
frente a Rosario? “Por supuesto que hay”, respondió
Garcilazo al ser consultado por Crítica de Santa Fe, aunque
después no pudo detallar porqué su gestión tomó aquella
decisión hace dos años. Aún más curioso resulta que en el
taller mecánico-ganadero de Gualeguachú funciona el Club
Central Entrerriano. (R.R.)
Germán de los Santos / Ricardo Robins,
Diario Critica de Santa Fé
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