25 de Septiembre de 2008
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Según datos de la Defensoría del Pueblo
La imagen de un niño revolviendo la basura o la de chicos
bañándose en las infectas aguas del río Reconquista
encierran un dato inquietante: se estima que cerca del 70
por ciento de los argentinos de hasta 14 años está en
contacto directo con focos contaminantes que ponen en riesgo
su salud.
Estas cifras, por lo menos alarmantes, surgen de un
relevamiento preliminar realizado por la Defensoría del
Pueblo de la Nación, que anunció ayer la creación de un mapa
con las cinco zonas de mayor exposición a agentes tóxicos,
como desechos industriales, mineros y químicos.
El sondeo incluye también algo que toca de cerca a los
vecinos: una de las zonas peligrosas son las veredas de las
grandes ciudades como Buenos Aires, donde todos los días
cientos de niños inspeccionan las bolsas de basura en busca
de algo que comer o de valor.
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec)
proyecta que la Argentina albergará 10 millones de niños
menores de 14 años en los próximos dos años. Según
elombudsman Eduardo Mondino, por lo menos 7 millones corren
el peligro potencial de enfermarse por efecto de la
contaminación ambiental.
"Para nosotros, los 10 millones de chicos están en riesgo
ambiental de alguna u otra manera. El Estado sólo aparece a
veces para reparar la situación y como un bombero que no
mira la perspectiva y sin un plan de prevención. Siempre
llega tarde a la enfermedad", dijo Mondino, y aclaró que los
chicos afectados por patologías relacionadas con la
degradación ambiental "son muchos más de lo que se cree".
Eso quedará develado con el trabajo de campo.
Según Mondino, la degradación ambiental resulta la causa de
graves problemas de salud, como cáncer, leucemia,
malformaciones fetales y bajo peso, problemas de fertilidad
y afecciones en el sistema nervioso central.
"¿Por qué los niños? Porque tienen una tendencia natural a
estar cerca de estos lugares peligrosos. No es que ellos se
arrimen a la contaminación, sino que la contaminación se
arrimó a ellos. El tema es preocupante y no hay ningún
estudio oficial acerca de su impacto", dijo Mondino.
Cinco casos
Villa Inflamable, localizada en el partido de Avellaneda, en
el extremo sur de la desembocadura del Riachuelo, es desde
hace mucho tiempo un lugar para el espanto. Allí viven unas
42.000 personas. Según estudios oficiales, el 50% de los
niños de entre 7 y 11 años presentan "plombemias": es decir,
altas cantidades de plomo en sangre.
La cuenca del río Reconquista no es un lugar al que alguien
quisiera irse de picnic, como ocurría hasta mediados del
siglo pasado. Las aguas de ese curso de agua cambian de
color según el tóxico que eliminan las industrias. Allí
viven, a lo largo de 82 kilómetros, unos 4 millones de
personas en condiciones de alta vulnerabilidad.
En el interior, las dos zonas relevadas por la Defensoría
con mayores problemas de contaminación son Abra Pampa, en
Jujuy -por efecto de la minería-, y el barrio Ituzaingó, en
las afueras de Córdoba -como consecuencia de los
agroquímicos-. En el primer caso, según estudios de la
Universidad Nacional de Jujuy, existe una acumulación de
plomo de entre 1,5 y 17 veces más que la aceptable para la
salud. En Córdoba, por ejemplo, fueron detectados 60 casos
de patologías oncológicas que tendrían alguna relación con
la fumigación de los campos linderos.
Después de la crisis de 2001, la ciudad de Buenos Aires se
pobló de cartoneros. Según cifras de la Defensoría, existen
3000 "recicladores", muchos de los cuales van acompañados de
sus niños. "Los vemos circular manipulando residuos, lo que
implica un alto riesgo de contaminación", dijo Mondino.
El mapa tóxico del organismo estará concluido en cuatro
meses y cuenta con el apoyo financiero de las Naciones
Unidas. El costo total del proyecto asciende a 120.000
dólares.