15 de Octubre de 2008
“Necesitamos
un proyecto nacional”
El gobernador santafesino afirma que el
populismo es un problema y que el país tiene una baja
calidad institucional. Por eso, y sin dejar de considerar
los efectos locales de la crisis económica mundial, opina
que lo que daña nuestras posibilidades de desarrollo
sustentable es la marginalidad social. Critica las
carencias, pero no se queja a fondo del Gobierno K.
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Tender
puentes. Esa sería la misión de la sociedad, y “no buscar a
un salvador”…………………………..—¿Una oportunidad desde el punto de
vista económico? —Bueno, económico y social. Siempre somos
optimistas en cuanto a encontrar caminos de integración a
partir de que vivimos en una subregión que tiene resueltos
problemas fundamentales para la vida. Me explico: una
subregión que tiene la reserva de agua dulce más grande del
planeta, alimentos para exportar en forma extraordinaria,
petróleo, minerales, gas, científicos. En fin, somos una
región que tiene una gran potencialidad. Pero lo que pienso
es que la construcción que debemos hacer es una construcción
que no esté mirando hacia las próximas elecciones sino hacia
las próximas generaciones.
—Usted es
muy prudente, Binner, pero todas esas proyecciones, si bien
son ciertas, cuando carecen de una conducción responsable,
consciente y armónica, se desaprovechan. Fíjese en los miles
de millones que se han perdido en los meses que ha durado la
pelea con el campo... —Por supuesto. Pienso que esto demuestra
nuestra debilidad institucional, pero obtenerla también
depende de que muchísima gente comparta el entusiasmo por
construir una alternativa diferente, un paradigma que
reemplace a los viejos modelos, y esto requiere no solamente
gente que está en los partidos políticos, sino también
vinculada a la sociedad civil, a los que hoy están
trabajando en las universidades, en los centros de
investigación. Hay muchos centros de investigación privada
que realmente no dejan de llamarme la atención por la
producción que tienen. Bueno, mire, todo esto hay que
aprovecharlo, y hoy daría la sensación de que ninguno de
ellos está ni tan siquiera cerca de una mesa de decisión.
……..—Tal como
usted señala, gobernador, ¿es cierto que debe existir una
cierta paridad con relación al concepto de autoridad y de
poder? Por ejemplo, ¿cómo ve el socialismo la figura de
Cobos? —Bueno, es el vicepresidente constitucional
de la Nación –vuelve a aparecer la reserva en la mirada de
Binner–. De allí a que pensemos que algunas individualidades
pueden construir una realidad diferente, hay un largo
trecho. Hoy por hoy, los partidos políticos son la base de
sustentación de la democracia y su representatividad
parlamentaria en su posibilidad de renovación institucional.
Por eso creo que hoy, realmente, los partidos políticos
tienen que abrir sus espacios a la participación de la
sociedad civil. Es un gran desafío. En la provincia de Santa
Fe, nosotros, con el Frente Progresista en el que integramos
a radicales, obviamente socialistas, demócratas
progresistas, el ARI, etc., hemos logrado una construcción
que no es para las elecciones. Tenemos reuniones
quincenales, en las que se debaten los temas y tratamos,
así, de consolidar una respuesta común. Que no es la que nos
satisface en un 100% a todos, pero es la posible. Entonces,
creo que, desde ese punto de vista, la construcción que
nosotros nos debemos en nuestro país no es una construcción
de individualidades, sino de partido o de nuevos partidos. O
también de fracciones de partidos que abarquen a sectores de
la sociedad civil.—No sé si
usted estará de acuerdo, pero es alarmante la indiferencia
de los jóvenes con respecto a la política. A lo mejor es
culpa nuestra, culpa de los mayores... —Bueno, este es otro tema. Nosotros
lamentamos los 30.000 desaparecidos durante la última
dictadura militar, y por ahí no estamos considerando todo el
retroceso que significó en el pensamiento y en la inquietud
juvenil como forma de generar nuevos conocimientos. Este ha
sido un retraso que todavía se mantiene. Hoy se vive,
parcialmente, una recuperación en muchos jóvenes que están
interesados, pero creo que, realmente, no es lo mismo la
universidad de hoy que aquella de antes. Hoy, los
movimientos juveniles universitarios están sesgados por los
partidos políticos, y es una pena porque, de alguna manera,
se desvirtúa lo que ha sido el movimiento juvenil que
nosotros conocimos.—Y entre los
momentos críticos que nos ha tocado vivir, está claro que
esta crisis que sacude el mundo en algún momento también nos
va a llegar. Por ejemplo, ¿usted cómo ve la situación de
Brasil, que es nuestro gran cliente y vecino?—La situación de Brasil es la situación de
Argentina. Tenemos claro que, en poco tiempo, se han caído
muchas cosas. Mire, si aceptamos la definición de Hobsbawn
de “siglo corto y siglo largo”, es indudable que el siglo XX
es un tiempo de grandes movimientos que todavía no han
terminado. Piense que casi a finales del siglo XX cae el
Muro de Berlín. Lo que significó la imposibilidad de una
economía sin mercado. Ahora está cayendo uno de los
paradigmas del mundo capitalista que fue, precisamente, el
liberalismo. ¿Quién iba a pensar que un gobierno
republicano, con Bush a la cabeza, iba a lanzarse a
expropiar bancos, a intervenir estatalmente en bancos?
¿Quién iba a pensar en destinar 700 mil millones de dólares
para salvar el sistema? ……………—Es
interesante recordar, cuando usted mencionaba a Hobsbawn,
que los hombres sanguinarios y belicistas como Bush traen
consigo la desgracia. —Esto es indudable. Irak y Afganistán son
señales de lo que usted menciona. Lo llamativo es que estos
campeones del liberalismo son los que hoy tienen que cambiar
y se convierten en campeones pero de salvar el mercado. ¿Qué
nos enseña esto? Que debemos buscar una nueva relación entre
el Estado y el mercado. Pensemos un mercado que vea a la
sociedad como una necesidad no solamente de venta o de
compra, sino como una necesidad del subdesarrollo. Por eso,
cuando Bernardo Kliksberg habla del desarrollo económico y
social, de la calidad institucional, precisamente está
hablando de esta necesidad. Nadie se opone a una economía de
mercado. A lo que nos resistimos es a consolidar una
sociedad de mercado. Son cosas distintas. De manera que
nosotros tenemos que aspirar a un diálogo mercado-Estado.
Aquí también surge un tercer elemento, que vivimos en el
país en la crisis de 2001. El diálogo argentino fue
realmente un avance extraordinario para poner en valor la
sociedad civil. Y si nosotros pensamos en la triple realidad
mercado-Estado-sociedad civil, resulta claro que América del
Sur tiene capacidad para poder llevar adelante una nueva
política. Una prueba muy importante ha sido la reunión de
Unansur, que se realizó para acompañar a Evo Morales y
detener la balcanización de Bolivia, y a partir de esto
hacer una comunidad de naciones que nos permita integrarnos
en lo económico y lo social. Este es uno de los grandes
desafíos que nos ofrece hoy esta realidad tan cambiante del
mundo. ………—Y en medio
del tembladeral del mundo, habrá notado usted que los
argentinos hemos pasado de frivolidades como el “efecto
jazz” a un comité de crisis en el que, curiosamente, no
figura el ministro de Economía. ¿No le parece insólito?—Bueno, pero esa es una decisión del Gobierno
–reaparece la sólida diplomacia de Binner–. En ese sentido,
tiene la potestad de hacerlo. De todas maneras, creo que es
momento de reunir al Unansur, de hacer una reunion de los
ministros de Economía, Producción y Desarrollo Social para
que comencemos a trazar (aunque sea en líneas generales) un
espíritu de integración y cooperación de nuestras regiones.
Tenemos muchísimo en común, y también muchas diferencias. Lo
común nos fortalece. La diversidad cultural, también. Entre
nosotros hay distintas lenguas, comunidades aborígenes, y
todo esto nos enriquece porque hace a un debate integrador
siempre útil.
—Volviendo
al presente, ¿no le parece atemorizante lo de la industria
automotriz con suspensión de actividades (General Motors) y
disminución horaria (Peugeot), etc.? Las fuentes de trabajo
se están debilitando...—Bueno, claro. Esto es parte de una
programación que se ha hecho unilateralmente por la
industria automotriz, que es la que mayormente ha
disfrutado, hasta ahora, de los acuerdos del Mercosur. A
veces, fue más redituable producir una autoparte en Rosario
y no en San Pablo. Este intercambio se dio en función de los
intereses de la industria. Indudablemente, la culpa no es de
una empresa en particular, sino de los países que no
logramos tener una política clara para que las inversiones
vengan. Tiene que haber leyes de mercado... que se cumplan.
Las empresas requieren seguridad jurídica, pero el Estado
tiene que darla a través de normas claras que favorezcan la
integración regional. Estamos en condiciones de lograrla.
Hoy, la competencia entre Argentina y Brasil no tiene
validez. Brasil es la novena economía del mundo. Entonces,
Argentina no logra nada impidiendo que Brasil se siente en
el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Tampoco gana
nada Argentina planteando criterios contrarios a los de
Brasil en la ronda del Doha. Será mucho más útil que nuestro
país, a través de un diálogo franco, estudie la manera de
integrar la región a partir del espacio que se abre. ……—Me permito
hablar de serenidad, doctor, porque este es un momento en
que el ciudadano común teme volver a encontrarse con una
realidad de hambre en la calle... —En primer término, le recuerdo que nosotros,
los socialistas, tuvimos un maestro: Estévez Boero, que nos
obligaba a estudiar, y esto ayuda a comprender muchos
fenómenos que se han vuelto cotidianos. Obviamente, estamos
preocupados por los indicadores sociales que hoy marchan en
contra de un desarrollo económico y social argentino.
Tenemos 300 mil niños que mueren por año de enfermedades que
podían preverse. Y 23 mil madres mueren en el parto. Estamos
hablando de cifras realmente extraordinarias en pérdidas de
vidas, y esto está marcando nuestro déficit social,
sanitario y educativo. En el momento, no puede pensarse en
un desarrollo sustentable con estos números de marginación
social. Piense usted que somos un país productor de
alimentos capaz de satisfacer a una población tres veces
mayor... y mantenemos un índice del 16% de desnutrición.
Estas cosas deben verse no solamente en la mesa económica,
sino en una reunión económico-social. Insisto en que, en el
mundo, no es posible un desarrollo económico sustentable con
este grado de marginalidad social que, tarde o temprano,
conspirará contra el propio desarrollo. El inversor que
llega al país y lo asaltan por la calle o le cobran de más
un producto, no vuelve más.
—¿Qué
hacemos, entonces, con el tema seguridad?—Mire, hay dos cuestiones. En primer término,
tener un servicio de seguridad eficiente y confiable, con
gente entrenada y mapas de delito y de integración en la
sociedad. Tiene que ser entrenada, como en la docencia o en
la sanidad. Me refiero a la revalorización del agente
policial. Luego, la atención de la pobreza, que no es un
número del INDEC. La pobreza tiene que ver con lo educativo,
lo laboral, lo cultural, lo social. Por eso pienso que, si
tenemos una fuerte propuesta en la próxima década, vamos a
incorporar a los argentinos que hoy están fuera del sistema.
Las cosas se agravan con el tiempo. No deben emplearse
políticas prebendarias, un plato de comida... No es la
solución del problema. La solución está en detentar la
categoría de ciudadano con todos sus derechos. Que los
derechos no sean una demanda permanente, sino que el Estado
los garantice en forma permanente. En ese sentido, el
artículo 14 bis de la Constitución es sumamente claro. …—En más de
una oportunidad hemos hablado de la fuerte tradición
caudillesca de nuestro país. ¿Usted piensa que el matrimonio
gobernante reúne estas condiciones? —Nosotros tenemos, en general, como país, una
baja calidad institucional, lo que habla de una Constitución
con muchos aspectos que luego, en la práctica, no
respetamos. Uno de nuestros problemas básicos es el
populismo, que nos ha calado hondo. La gente busca siempre
un salvador. Se trate de Juan o de Pedro, es una expresión
cultural de quien busca alguien que le solucione los
problemas. Y si Juan no anda bien, probamos con Pedro. Las
propuestas deben ser integradoras y con un verdadero plan de
diálogo y consenso interpartidario.—A
propósito, ¿la Presidenta le contestó el folleto que usted
publicó y le envió sobre el problema del campo?
—No. No me contestó nada.
—Gobernador,
¿cuántos millones le debe el Gobierno nacional a la
provincia de Santa Fe? ..
—Treinta millones más seis millones... Más dos millones...
Parece que ya los están por mandar. Extractos del
reportaje a
Hermes Binner
Magdalena Ruiz Guiñazu, Diario Perfil.