30 de Septiembre de 2008
La discusión que ha provocado el plan del
Gobierno para la Feria del Libro de Francfort tiene una
relevancia que, en buena medida, trasciende ese encuentro y se
relaciona con el modo como nuestro país debe ser presentado y
conocido en la escena cultural internacional.
Argentina, como es sabido, ha sido elegido como país
invitado de honor para la edición del año 2010 de esa feria,
lo cual brinda una gran oportunidad para difundir la variedad,
riqueza y potencia con que se cultiva la escritura en nuestro
medio. Sin embargo, el Gobierno planea organizar la
participación del país alrededor de "íconos" que, en su
mayoría, no pertenecen al campo literario. La imagen de la
Argentina así se articularía en torno a Gardel, Evita,
Maradona, el Che Guevara, Borges y Cortázar, lo cual originó
cuestionamientos internos y una respuesta del director de
la Feria del Libro de Francfort, quien señaló que "lo que
siempre queremos es que el programa del país invitado presente
ante todo su cultura actual; el centro lo tienen que formar
los escritores jóvenes".
La propuesta de nuestras autoridades tiene muchos aspectos
problemáticos, incurriendo en la simplificación de reducir a
la Argentina a un puñado de personalidades que lo único que
parecen compartir es el hecho de ser muy conocidas en todo el
mundo. Además, esas figuras son puestas en un estatuto -el de
íconos- que parece impedir el ejercicio de la crítica y la
ironía. Más allá de las valoraciones que puedan despertar los
nombres elegidos, lo cierto es que todos ellos orientan las
miradas al pasado, y en la mayoría de los casos lo hacen de un
modo difícil de relacionar con la producción literaria actual.
Es de esperar, entonces, que las autoridades concreten una
propuesta que, sin prescindir de nuestra historia, le haga
mayor justicia al presente de nuestra cultura, que promueva a
las producciones literarias contemporáneas, que contribuya a
remover prejuicios y clichés sobre la Argentina, y que
despierte el interés de editores y lectores de distintas
partes del mundo por la producción bibliográfica de nuestro
país.
La Feria del Libro de Francfort de 2010 debe
ser utilizada para promover la producción cultural de la
Argentina contemporánea, con toda su variedad y riqueza, y no
para reafirmar estereotipos asociados al pasado y a campos
ajenos al literario. Ricardo roa, su columna Diario Clarín del
27-9-08, reproducción textual
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