INAUGURACIÓN DEL
MUSEO FORTABAT

29 de Octubre de 2008

 

Sorprendió la acotada convocatoria de Amalita para la inauguración de su colección en Puerto Madero. No más de ciento veinte personas escucharon el discurso de la anfitriona que confesó que veía los cuadros colgados por primera vez, luego de tener que parar el proyecto varias veces.

 

Contó también anécdotas, como cuando en Florencia, un matrimonio le pidió que les hiciera una visita guiada y al terminar quisieron pagarle, pensando que ella era guía profesional. Cóctel austero para lo que solían ser los cumpleaños en su dúplex de Libertador.

 

No hubo champagne, sino vino espumante, agua, gaseosas y algún bocadito. Cuatro niveles tiene el edificio, que alguien se animó a cotizar en 30 millones de dólares. En medio de la sala principal, están los dos arlequines de Emilio Pettoruti, que antes adornaban la entrada de la residencia Fortabat.

 

Eduardo Escasany y Jorge Born elogiaban las obras y alguien estimó que hoy el par costaría cerca de cuatro millones de dólares. Los arquitectos Santiago Sánchez Elía y su antiguo socio Peralta Ramos disfrutaban de la colección de Carlos Alonso. Eduardo y Ricardo Gruneisen admiraban las acuarelas de Xul Solar y Elena Olazábal de Hirsch sentía tener que irse pronto pues su sobrina Claudia presentaba libro de platería en el Museo de Arte Decorativo.

 

Estaban también Mariano Grondona y Rafael Estrella. Pudo verse a Guillermo Roux, a Nicolás García Uriburu, a Santiago y Eva Soldati, que admiraban retratos de Amalita. También a Aldo Roggio e Ignacio Gutiérrez Zaldívar, quien recorría con amigos la colección y se detenía en el pequeño bodegón, obra de Ernesto Sábato. Bruno Quintana elogió las obras de Prilidiano Pueyrredón y aportó detalles sobre el retrato de Manuel Belgrano de la Colección del Jockey Club. Algún experto valuó las más de 200 obras en más de 150 millones, y todos se preguntaban qué despojada debe estar la casa de Amalita en este momento. Diario Perfil