30 de Octubre de
2008
"Lo importante viene después del trabajo"
Los consejos de
Fernando Parrado, sobreviviente de los Andes.
Conmovió
a 2500 ejecutivos en ExpoManagement
con una recomendación: apoyarse en la familia
¿Qué
conferencista logra hoy colmar un auditorio de 2500 ejecutivos
y empresarios, muchos con sus mujeres e hijos, y hablar
durante una hora y media sin que vuele una mosca? Fernando
Parrado, uno de los 16 sobrevivientes de la tragedia de los
Andes, a 36 años de aquella historia que asombró al mundo,
consiguió anteayer más que eso: conmover a un foro de negocios
y capacitación empresarial al transmitir las simples moralejas
que le dejaron vivir 72 días en plena Cordillera sin agua ni
comida.
Fue durante la jornada
de cierre de ExpoManagement 2008.
Su presentación, un monólogo sin golpes bajos acompañado por
videos e imágenes de la montaña, tuvo dos etapas bien
diferentes. En la primera narró, con un relato íntimo repleto
de anécdotas, los momentos que lo marcaron de aquella odisea a
4000 metros de
altura en la que perdió a buena parte de sus amigos, además de
su madre y su hermana. "¿Cómo es posible sobrevivir donde no
se sobrevive?", se preguntó. "Sobrevivimos porque hubo
liderazgos, toma de decisiones y espíritu de equipo, porque
nos conocíamos desde mucho antes", dijo.
Y arrojó un primer
disparador. "En la vida el factor suerte es fundamental.
Cuando llegué al aeropuerto de Montevideo no daban número de
asiento para el avión. A mí me tocó, de casualidad, la fila 9,
junto a mi mejor amigo. Cuando el avión chocó en la montaña,
se partió en dos. De la fila 9 para atrás no quedó nada. Los
29 sobrevivientes al primer impacto viajaban en la parte que
quedó a salvo."
"De ellos ?dijo?,
24 no sufrieron un rasguño. Así, los menos
shockeados empezaron a ayudar,
actuando como un verdadero equipo. Administramos barritas de
chocolate y maní al punto de comer un grano por horas cada
uno. Marcelo, nuestro capitán y líder, asumió su rol para
contenernos cuando le preguntábamos qué pasaba que no llegaba
el rescate. Decidimos aguantar."
Pero días después el
líder se desmoronó. La radio trajo la noticia de que había
concluido el rescate. "¿Cómo hubieran reaccionado ustedes?
?desafió a la audiencia?. El líder
se quiebra, se deprime y deja de serlo. Imagínense que yo
cierro esta sala, bajo la temperatura a -14 grados sin agua ni
comida a esperar quién muere primero." Silencio estremecedor
de la primera a la última fila.
"Ahí me di cuenta de
que al universo no le importa qué nos pasa. Mañana saldrá el
sol y se pondrá como siempre. Por lo tanto, tuvimos que tomar
decisiones. En la noche 12 o 13 nos dijimos con uno de los
chicos: «¿Qué estás pensando?» «Lo
mismo que vos. Tenemos que comer, y las proteínas están en los
cuerpos.» Hicimos un pacto entre nosotros, era la única
opción. Nos enfrentamos a una verdad cruda e inhumana."
Desde la primera fila,
decenas de chicos llevados por sus padres escuchaban
boquiabiertos. Parrado apeló a conceptos típicos del mundo
empresarial. "Hubo planificación, estrategia, desarrollo. Cada
uno empezó a hacer algo útil, que nos ayudara a seguir vivos:
zapatos, bastones, pequeñas expediciones humanas. Fuimos
conociendo nuestra prisión de hielo."
"Hasta que me
eligieron para la expedición final, porque la montaña nos
estaba matando, nos debilitaba, se nos acababa la comida. Subí
aterrado a la cima de la montaña con Roberto
Canessa. Pensábamos ver desde allí
los valles verdes de Chile y nos encontramos con nieve y
montañas a 360 grados. Ahí decidí que moriría caminando hacia
algún lugar."
Entonces sobrevino el
momento más inesperado. "Esta no es la historia que vine a
contar", avisó. Y contó que su verdadera historia empezó al
regresar a su casa, sin su madre y su hermana, sin sus amigos
de la infancia y con su padre en pareja nuevamente.
"¿Crisis? ¿De qué
crisis me hablan? ¿Estrés? ¿Qué estrés? Estrés es estar muerto
a 6000 metros de
altura sin agua ni comida", enfatizó.
Recordó un diálogo
fundamental que tuvo con su padre, que le dijo: "Mirá
para adelante, andá tras esa chica
que te gustaba, tené una vida,
trabajá. Yo cometí el error de no
decirle a tu madre tantas cosas por estar tan ocupado".
Y cerró, determinado:
"Las empresas son importantes, el trabajo lo es, pero lo
verdaderamente valioso está en casa después de trabajar: la
familia. No se olviden de quien tienen al lado, porque no
saben lo que va a pasar mañana."
Una interminable
ovación lo despidió de pie.
, reproduciión textual de la
nota de
Fernán
Saguier
,
de
la
Redacción del diario La Nación.
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