13 de Enero de 2009
BUENOS AIRES, EL LUGAR DONDE LOS CRUCEROS ELIGEN QUEDARSE
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Llegaron tres barcos con 4.700 turistas. Muchos pasajeros
bajaron a conocer la Ciudad. La terminal operó al límite.
Durante el verano llegarán 124 naves al puerto.
Durante
este verano llegarán 124 cruceros al puerto de Buenos Aires y
ayer fue el turno de tres grandes embarcaciones que arribaron
por la mañana con casi 4.700 turistas: el Amsterdam, el Spirit
of Adventure y el Costa Mediterránea. Brasileños, suizos,
norteamericanos, franceses e ingleses, entre otros, bajaron de
los barcos para conocer la Ciudad, hacer compras y visitar
todos los rincones posibles en unas pocas horas. Es que dos de
los barcos volvieron a partir por la tarde, después de hacer
un recambio de pasajeros, cargar alimentos y permitir el
descanso de la tripulación.
"Pese al calor caminamos mucho y nos
quedamos sorprendidos con las calles y las avenidas, amplias y
llenas de árboles. Además nos compramos un bolso de cuero a
muy buen precio", le contó a Clarín la suiza Olga Daywalder,
mientras mostraba un equipaje de viaje color rojo de cuero de
oveja, made in Argentina. Junto a su marido, Olga descendió
del buque Amsterdam, que llegó desde el sur del continente con
1.655 pasajeros y 700 tripulantes.
Ayer la terminal Benito Quinquela Martín
se desbordó con la andanada de turistas, pese a que los
cruceros llegaron en diferentes horarios. Es que allí, en
Ramón Castillo y Avenida de los Inmigrantes, está demorada una
obra para ampliar la terminal. La que funciona actualmente fue
montada en 2001 en un antiguo galpón reciclado y en aquel
momento se dijo que era una instalación provisoria. El hall de
acceso está lleno de locales, una suerte de free shop para que
los turistas compren hasta el último minuto antes de subir
nuevamente a los barcos. La gente de la AFIP, que trabaja allí
en Aduanas, le confió a Clarín que "la terminal soporta,
aunque con limitaciones, la llegada de tres barcos; el
problema grave es cuando son cuatro o cinco. Ahí se desborda
todo y nadie da abasto".
Extenuadas por el calor de Buenos Aires,
pero exultantes, Liz (de Fort Lauderdale, Florida) y Cristina
(de San Antonio, Texas) abordaban ayer el Amsterdam cargadas
de compras. Se conocieron en Alaska, trabajando para una
compañía norteamericana, y son fanáticas de los cruceros:
"Viajamos mucho, pero esta ciudad nos impactó por la calidez
de su gente", contaron. "Nos advirtieron que nos cuidáramos de
los robos y especialmente de los 'carteristas', pero no pasó
nada. Como en otras grandes ciudades, hay que prestar
atención", sonrieron. Ya con un pie en la escalerilla, se iban
a la piscina y después al spa del barco.
Sobre las dársenas, debajo de una
sombrilla y atentos a la llegada de los pasajeros, la
tripulación -mayoría de filipinos, indonesios y tailandeses-
ofrecía unas pequeñas toallas, empapadas en agua helada. Un
alivio para los turistas que llegaban acalorados.
El que aceptó la toallita fue el
matrimonio Steward (de Londres, Inglaterra): "Estuvimos a
punto de quedarnos arriba del barco. Estamos felices de haber
cambiado de idea. Conocimos la ciudad hace muchos años, pero
creció tanto que parece otra", contaron. Y también treparon a
la esterilla para seguir, con destino final, hacia Río de
Janeiro.DyN
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