1º de Julio de 2009
Desde el
viernes 3 de julio
En la Ciudad Cultural Konex
CABO VERDE
Escrita y dirigida por Gonzalo Demaría
Elenco
María
Fiorentino - Rodolfo Roca
Luciano Correa - Ramiro Batista
![](salidasnota379_archivos/Foto_3_Cabo_Verde.jpg)
SINOPSIS
La viuda de un presidente de la
Nación se ha quedado sola. Encarga entonces a un médico
higienista, el director del Depósito de Contraventores, la
selección de un chico ario, el más apto de la lista de niños
pobres amparados por su difunto marido (aquellos séptimos
hijos que, en vez de lobizones, se vuelven ahijados
presidenciales, metamorfosis no menos honorable). La madre
biológica del niño elegido es una achuradora de frigorífico y
se presenta a reclamarlo. Esconde un secreto y una sorpresa.
También el Doctor tiene sus motivaciones ocultas para entregar
el niño a la viuda, bajo la mirada cuestionadora de un joven
asistente.
Música original:
Gerardo Gardelín
Escenografía y luces:
Gonzalo Córdova
Vestuario:
Cristina Villamor
Peluquería:
Alejandro Granado
Realización de sillón:
Majo Crivella
Foto y diseño gráfico:
Renata Sanz Fuganti
Prensa:
Duche-Zárate
Asistente de dirección: Ezequiel
Sagasti
Producción ejecutiva:
Javier Madou - Damián Zaga - Jonathan
Zak
Funciones: Viernes a las
21:30 y sábados a las 22:30
Localidades: $ 30.-
Ciudad Cultural
Konex – Sarmiento 3131
Marcos
Mutuverría
Duche & Zárate
Prensa y Comunicación
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Cabo Verde
es una metáfora delirante y teñida de humor negro sobre la
exclusión social. Una clase magistral de racismo explicada con
un plato de vainillas. Esta es la forma didáctica e
imaginativa con que el higienista enseña al niño la selección
natural. Y donde la Naturaleza no selecciona, el higienista
limpia. O margina. En una isla, por ejemplo, como el
archipiélago africano de Cabo Verde, con sus negros alegres y
desnudos zambulléndose a buscar las monedas que viajeros como
el higienista les arrojan desde los barcos, como maní a los
monos.
Cabo Verde
está interpretada por María Fiorentino, actriz que pone aquí
todo su talento y vasta experiencia teatral tanto como su
dominio del humor y el absurdo; por Rodolfo Roca, reconocido
como un “peso pesado” del teatro independiente y quien ya
trabajó con el autor en una anterior incursión. Se suman a
ellos Luciano Correa, joven actor de formación teatral, y el
debutante Ramiro Batista, seguramente iniciando un promisorio
camino en las tablas. La obra está dirigida por el autor.
La música
original es de Gerardo Gardelín,
inquietante y lúdica, las luces y la escenografía del
reconocido Gonzalo Córdova, el
vestuario de la artista plástica
Cristina Villamor y los peinados de
Alejandro Granado. La producción
es de Javier Madou, Damián Zaga y
Jonathan Zak.
Dice su autor y director sobre la obra
Empecé el colegio cuando se reiniciaba la democracia. El
rector era un resabio no ya de la dictadura sino del
“Antiguo Régimen”. Extraño para un colegio, un criminólogo
como rector. Pero eso es lo que había sido el doctor Osvaldo
Loudet, un nonagenario todavía en goce de dos buenos
pulmones para gritarnos hasta ponerse rojo (mal que le
pesara este color). Era el último de los higienistas, una
rara mezcla de médico y policía que entendía la medicina
como higiene social. Había que limpiar las calles de
vagabundos, canillitas, prostitutas, travestis, morochaje.
En su época los llevaban a un lugar que llamaban el
“Depósito”: el paraíso de Loudet y de sus maestros, José
Ingenieros y Francisco De Veyga. Mi rector, en un párrafo de
uno de sus libros, lo recuerda con el entusiasmo de un poeta
o un enamorado:
“¡Qué muestrario maravilloso de degenerados hereditarios y
desadaptados sociales! ¡Qué espectro multicolor con todos
los matices de la locura y el delito! ¡Qué tesoro
psicológico de todas las anomalías y todas las
perversiones!”
Este es el espacio en que ocurre la obra.
Gonzalo Demaría
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