Sra. Presidenta

20 de Junio de 2008

           

 
Sra Presidenta

Luego de escuchar su último discurso estoy persuadido que continua siendo incapaz de interpretar la matriz del problema. Hieren las contradicciones y la recurrente apostasía que hace de banderas universalmente consensuadas. Usted misma ha recurrido una y otra vez a la palabra abundancia para caracterizar este momento económico, e incluso degradó con el mismo epíteto el sentido de la medida de fuerza que el campo adoptó, y sin embargo, tutela el interés de un sector desfavorecido de la sociedad desde el absolutismo institucional, abusando de facultades que el Congreso Nacional sólo puede delegarle ante una extrema crisis económica y social. Los indicadores económicos, usted misma lo ha sostenido, son propios de bonanza, no de emergencia.

Cualquier ciudadano un poco avezado sabe que el tratamiento de temas tributarios federales corresponde con exclusividad al Congreso y sienten que su rubrica en una resolución ministerial fue un paso más hacia el abismo institucional al que el ex presidente y usted nos condujeron. Son miles de millones de pesos de recursos no coparticipables que por genuinas razones no deberían concentrarse en una sola pluma. Con mayor razón si será unilateralmente el poder ejecutivo quien decidirá donde y cuando gastar esa masa millonaria. Las generalidades en este tipo de contextos, usted debe entender, son poco confiables. Si usted esta tan segura de sus intimas convicciones le propongo algo intelectualmente honesto e institucionalmente irreprochable: envié un proyecto de ley a la Cámara de Diputados, el ámbito natural donde debe discutirse un tema impositivo de talante federal.

En su verba y en sus actos ha manifestado estar obligada a tutelar no el interés de un sector particular sino el de todos los argentinos. Pues entonces que sea el ámbito donde están representados todos los argentinos donde se discuta profundamente la temática que hace tres meses ha enrarecido una inercia económica generosa pocas veces vista. ¿No le parece que la democracia que tanto pregona merece testimoniarse? No solo será constitucionalmente correcta la medida, sino que además el pueblo podrá saber quienes entre sus representantes están en verdad de acuerdo con usted, sancionando una norma que muchos pensamos, afecta la esencia del federalismo. No hay discurso suyo que no reciba un homogéneo y cerrado aplauso, casi de obsecuentes.

Creo que los argentinos ameritamos como mínimo el derecho de saber quienes le responderán de cara a la sociedad mas allá del aplauso circunstancial y efusivo, y quienes representan verdaderamente el interés de sus votantes. El veredicto institucional será una experiencia para todos aleccionadora en un país donde los candidatos presidenciales sustentan sus aspiraciones en partidos políticos tendenciosamente jibarizados, muchas veces postulados a dedo, y donde ni siquiera se someten a un debate previo exponiendo sus ideas ante el electorado, obligándolo siempre a elegir el mejor spot de campaña. Después claro, pasan estas cosas. Y cualquier remedio, en esa instancia, mas allá de las oportunidades perdidas, resulta involutivo y cuantioso.
Carta de lectores destacada en la Sección Opinión del Diario La Nación de 10-06-08, reproducción textual autorizada por su autor.
Claudio Di Rosa


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