10 de Noviembre de 2008
Para hacer caja Néstor estimuló el vaciamiento
de reservas petrolíferas
El día que
comenzó la era K, YPF tenía en el país 130,3 millones de m3 de
petróleo y 156.608 millones de m3 de gas. Hoy quedan 85,5
millones de petróleo y 79.656 millones de gas. Nadie quiere
invertir.
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Cuarenta y cinco kilómetros mar adentro
el viento es implacable. La Presidenta se protege con
sobretodo, guantes de cuero y gorro de lana.
En la plataforma de exploración petrolera, y al abrigo de la
moda, Cristina Fernández de Kirchner infla su discurso con
orgullo patriótico: “Hoy reconstruimos la autoestima de los
argentinos, esa que habíamos perdido”. A su lado está el
banquero Enrique Eskenazi, accionista de YPF desde hace menos
de un año. Ese día, 6 de octubre de 2008, juntos anunciaron
una inversión de 100 millones de dólares para buscar petróleo
en alta mar. Detrás de esa fotografía de prosperidad
kirchnerista obtenida hace unas semanas atrás se esconde una
realidad irremediable: en los últimos cinco años, las reservas
comprobadas de crudo y gas de YPF se redujeron casi a la mitad
y si se mantiene el nivel de producción actual, el petróleo de
la empresa de energía más grande del país se agotará en cuatro
años.
El proceso de vaciamiento de la ex YPF no es nuevo. Comenzó
con su privatización en 1992. Pero en el último lustro el
mecanismo se intensificó al amparo de un Gobierno que encontró
en la sangría negra un atajo para financiar las cuentas
públicas.
El día que Néstor Kirchner entró como presidente a la Casa
Rosada, y según datos de la Secretaría de Energía de la
Nación, el suelo de la República albergaba 130,3 millones de
metros cúbicos de petróleo de YPF y 156.608 millones de metros
cúbicos de gas. Cuando le dejó el despacho a su mujer, a fin
del año pasado, las reservas comprobadas de crudo de YPF se
habían reducido a 85,5 millones de m3 y las de gas a 79.656
millones de m3. El enroque matrimonial no alteró la estrategia
del pozo seco.
En la Argentina operan 48 empresas petroleras que producen un
promedio de 51.300 millones de m3 de gas y 37,4 millones de m3
de crudo por año. Sólo YPF aporta un tercio de esa producción.
Por ahora.
El 24 de abril pasado, en medio de la guerra gaucha, el día
que Martín Lousteau renunció como ministro de Economía, YPF
realizó su asamblea anual. Advertido de la estrepitosa caída
de las reservas, uno de los accionistas increpó al presidente
de la compañía, Antonio Brufau. Se sabe: el capital de una
petrolera es esencialmente el petróleo del cual dispone.
“¿Cuáles son las razones de la baja del 52% en las reservas
comprobadas de petróleo?”, escuchó el catalán desde la
tribuna. Según quedó registrado en el acta de aquella reunión,
Brufau admitió el problema y aventuró una explicación.
“Evidentemente, las reservas, desde el año 2003 hasta hoy, han
caído en una forma sustancial. ¿Qué razones hay? La primera es
la genérica, es decir, el país es un país maduro y
evidentemente en un país maduro la recuperación de la reserva
es francamente compleja”, comenzó a explicar el ejecutivo. “Si
usted compara la tasa de recuperación del petróleo argentino
con la tasa de recuperación que tiene un país como Estados
Unidos, verá que hay una diferencia como mínimo de 10 puntos.
Allí ya llevan mucho tiempo, en lenguaje coloquial,
exprimiendo el limón. ¿Por qué? Porque son capaces de tener un
entorno de precios, y no cuestiono el entorno de precios
interior, sino que simplemente me pongo a los hechos”, avanzó
Brufau.
El accionista volvió a la carga:
–En este momento YPF tiene menos de cuatro años de reservas, o
sea, si sigue así, se va a transformar en una empresa
refinadora.
El catalán perdió la paciencia y cerró el debate:
–Mire: ojalá nosotros tuviésemos 40 años de reservas. Tenemos
lo que tenemos y lo que estamos haciendo es intentar, como le
he dicho antes, incorporar reservas.
ÁCIDO, EL LIMÓN. No lo dicen en voz alta. Sólo a
puertas cerradas: las empresas petroleras, y en especial YPF,
limitan sus inversiones en el país por la escasa rentabilidad
de la plaza. Durante el reciente reinado del oro negro, que en
los últimos meses se mantuvo en los niveles más altos de su
historia con un récord de 147 dólares el barril, las empresas
radicadas en la Argentina debieron afrontar un nivel de
derechos a la exportación de hidrocarburos también histórico.
Con la intención de contener los precios internos de los
combustibles, el Gobierno retuvo todo el excedente entre el
precio de venta al mercado internacional y un barril de
referencia de 60,9 dólares. Es decir que el 11 de julio,
cuando el crudo cotizó al nivel más elevado, el Estado retuvo
86,1 dólares por cada barril exportado.
“Y si hoy cambia la legislación, no hay confianza de que
vaya a ser reemplazada por una política de largo plazo. Un
mercado que no genera confianza pierde su estatus de mercado”,
afirma un empresario del sector que pide mantener su nombre –y
el de su empresa– en reserva.
El accionista de la asamblea de abril retomó su avanzada sobre
Brufau:
–Señor presidente, le hago una segunda pregunta. Esta baja en
las reservas, ¿no hace peligrar las concesiones de exploración
y producción?
–Nosotros explotamos racionalmente la concesión. Además usted
sabe muy bien que nosotros tenemos una relación muy estrecha
con todos los gobiernos provinciales. Ellos saben lo que
estamos haciendo, ellos saben de qué forma estamos trabajando.
SECO, EL LIMÓN. Los gobiernos provinciales y el nacional
sabían muy bien lo que la petrolera estaba haciendo. Y la
dejaron hacer. Es más, necesitaban que lo hiciera. El motivo:
la caja. Gracias a los derechos a la exportación de
hidrocarburos, el fisco recaudó entre enero de 2004 y
septiembre de 2008 unos 20 mil millones de pesos, de los
cuales YPF aportó más de 7 mil millones. Ese monto duplica al
presupuesto que el Estado destinó al Poder Legislativo en
todos esos años.
En diciembre del año pasado, la Secretaría de Energía dejó de
publicar las estadísticas sobre las reservas de petróleo y
gas. Aún informa –con limitaciones– las ventas al exterior: de
los 2.900 millones de dólares en hidrocarburos que se
exportaron hasta septiembre, YPF aportó la mitad. En los
cuatro años anteriores, las ventas de la ex petrolera estatal
representaban entre un 30 y un máximo del 37 por ciento de las
exportaciones.
La estrategia de vaciamiento se mantuvo este año en el
business plan corporativo y en el programa de gobierno. De
acuerdo con datos que el directorio de Repsol-YPF les informó
a sus accionistas al inicio del verano boreal, el limón volvió
a pasar por el exprimidor. De los 927 mil barriles diarios de
hidrocarburos que produjo la multinacional durante el primer
semestre de 2008 entre todas sus filiales, el subsuelo
argentino aportó 612 mil barriles por día. Es decir que el 65
por ciento del crudo y del gas que extrajo Repsol-YPF entre
enero y junio es criollo. Pero las inversiones del grupo no se
distribuyeron de la misma manera. La compañía reinvirtió 2.036
millones de euros en el semestre para exploración y
producción. Pero poco más de una cuarta parte (566 millones de
euros) tuvo como destino a la Argentina. En ese mismo período
el resultado semestral de la explotación de la sucursal local
fue de 735 millones de euros, un 17,8 por ciento más que el
año anterior. En cambio, las inversiones se redujeron un 4,1
por ciento en la comparación interanual.
Repsol-YPF utilizó la renta que obtuvo con el petróleo y el
gas argentino para financiar la expansión de la empresa en
otras latitudes. “La inversión en desarrollo representó el 49%
del total y se realizaron principalmente en Golfo de México y
Trinidad y Tobago”, informó la compañía a sus accionistas.
Esta semana, el Senado sancionó el Presupuesto para 2009. El
texto, pensado antes de la crisis financiera mundial, prevé
que los commodities (incluyendo los agropecuarios) le
aportarían al fisco más de 47 mil millones de pesos, el doble
de lo que habían estimado para este año. El derrumbe de los
precios internacionales hundió a las previsiones oficiales,
pero el Ejecutivo se negó a rever las proyecciones
presupuestarias. Y si pretende mantener el mismo nivel de
ingresos por los derechos a la exportación de hidrocarburos,
el limón, ya seco, tendrá que aportar su última gota: a ese
ritmo, las reservas de YPF durarán hasta mediados de 2010.
Será la sequía del Bicentenario.
Columna de Damián Glanz. En el Diario critica de la Argentina |