Por qué el caudillismo sigue presente en Latinoamérica
Los partidos políticos no se fortalecen y los gobernantes
terminan debilitando la estructura.
Debilidad institucional y
baja participación
![Chávez, los Kirchner y Uribe, ejemplos de poder personalista.](socexclusivas130_archivos/image001.jpg)
Chávez, los Kirchner y Uribe, ejemplos de poder
personalista. | Foto:
Cedoc
Izquierda o Derecha. Liberal o socialista. No importa que
matiz ideológico tenga un gobierno en América Latina,
e
l personalismo
como forma de gestión en el siglo XXI ya
es una tradición. Los partidos políticos son débiles y así
sus instituciones. Las decisiones recaen en el líder y es
este quien define las políticas a seguir. Esto crea una
exposición constante del político y deja en un manto de
sombra a su partido.
Así lo demuestran dos países gobernador por líderes tan
antagónicos como Colombia y Venezuela, que sin embargo son
similares en una cosa: sus presidentes mantienen el poder
en su persona
(ver
nota aparte). Argentina es otro de los casos
ideales para tomar como ejemplo. Para lograr asumir en
2003 sin ir a elecciones internas en el Partido
Justicialista, Néstor Kirchner creó el Frente Para la
Victoria (FPV).
La llama del
caudillo. Carlos Gabetta es director de Le
Monde Diplomatique, edición Cono Sur, donde colabora desde
1976. Es además un especialista y referente en temas
políticos en Latinoamérica. Ante la consulta acerca de por
qué se mantiene la forma personalista de gobernar, Gabetta
analizó: "la tradición caudillesca, es decir la referencia
a una persona, a un líder, en lugar de a un partido y un
sistema de ideas, se mantiene viva en América Latina. Esto
se debe a que, aunque los caudillos ya no pueden resolver
los nuevos problemas de cada sociedad, de cada país y del
mundo, aún no ha
surgido con nitidez de la base social el reclamo de
participación y objetivos claros"
El periodista reconoce que
el populismo "se muestra
impotente ante los problemas de hoy" pero
advierte que el liberalismo "-que sí es un sistema de
ideas- está en crisis". En cuanto al socialismo, el otro
gran sistema de ideas, "debe superar la impotencia actual
del modelo socialdemócrata europeo y el fracaso del
sistema soviético. En esta confusión sigue medrando el
populismo caudillesco, pero no parece que vaya a ser por
mucho tiempo, porque como he dicho, no puede dar respuesta
a los problemas actuales. En algún momento ha de surgir
una propuesta superadora"
Mantenerse en el
poder. Juan Battaleme es profesor de la
Universidad Argentina de la Empresa (UADE), especializado
en Gobierno y Relaciones Internacionales. Battaleme
considera que esta falta de fortaleza en los partidos se
debe a que " no
hay proyecto ni acuerdos básicos. Eso pasa
en Colombia y Venezuela, por ejemplo. A partir de llegar
el poder, los partidos, aprovechando la debilidad
institucional, buscan mantenerse en él, entonces se forman
paternalismos como en Ecuador, Colombia, Venezuela".
El problema del
conflicto eterno. Para el analista
"existen aspectos centrales". Uno, menciona, es la postura
de la sociedad que solamente se compromete para ser
oposición. El otro factor es que actualmente se busca
polarizar a la sociedad. "Siempre incluidos contra
excluidos. Y las oposiciones a los Gobiernos de turno no
saben ponerse de acuerdo para ofrecer alternativas. Esto
puede llegar a mayores niveles de polarización y eso es
preocupante. Una sociedad atomizada no puede organizar
absolutamente nada", añadió.
Battaleme cita el caso argentino e intenta develar el
porqué de este escenario. "La administración de Néstor
Kirchner fue buena, los números lo demuestran. Él le
traspasó el poder a Cristina y ella se encargó
de dilapidar esa buena
imagen". Un claro ejemplo de la falta de
sucesor en el poder.
A pesar de esto, el analista observa excepciones en
algunos casos, como Brasil y Chile, "donde
hubo un fortalecimiento
institucional, aunque no del todo". A
diferencia de Gabetta, no ve un cambio en la metodología
de poder en el continente. Si bien reconoce que
"cambiaremos de líderes", no habrá cambios "en la forma
paternalista. No hemos aprendido a jugar
institucionalmente."
Por Ramón Indart,
Redactor de Perfil.com