20 de Enero de 2009
El pago
indebido de Economía / Las sospechas de lavado
La increíble
ruta de los $ 54
millones: El
dinero que salió del ministerio fue objeto de infinidad de
maniobras en tiempo récord para borrar su origen ilegal.
El caso de los 54 millones de pesos desviados desde el
Ministerio de Economía parece un manual de lavado de dinero.
Empresas fantasma, ventas de créditos millonarios a precios
irrisorios, transferencias internacionales en tiempo
relámpago, larguísimas cadenas de cesiones que terminan en
las mismas manos de donde salieron, y en el origen de la
historia, una estafa. Los investigadores coinciden en que a
esta trama no le faltó nada.
Y los actores son aún más insólitos que sus operaciones. Un
excéntrico croata del jetset de Punta del Este está acusado
de haber sido el cerebro de la maniobra; la Mutual de
Panaderos Unidos del Tercer Milenio, de haber funcionado
como una financiera por donde pasarón un millón de pesos, y
un ignoto empleado del Ministerio de Economía, que declaró
ser dueño de una de las mayores fortunas del Gobierno, de
haber autorizado el fraude.
El es Juan Cayetano Intelisano. El Gobierno lo señala, desde
hace más de un año, como el principal sospechoso de la
estafa, pero sólo lo suspendió la semana pasada, cuando el
caso se hizo público. Hasta entonces, estaba al frente de la
Dirección de Administración, que maneja las licitaciones del
ministerio. El 25 de octubre de 2007, Intelisano firmó la
resolución 200, que reconoció un crédito a Accolade Pool de
53.963.112 pesos y ordenó que se pagara. Era por una
supuesta deuda contraída 30 años antes por la Caja Nacional
de Ahorro y Seguro, que la justicia argentina se había
negado a reconocer.
Pero cuando Intelisano estampó su firma, el crédito ya había
iniciado su intrincado circuito de cesiones.
La primera fue un año antes de la resolución 200, no bien
Yolanda Eggink, otra de las acusadas, emitió un dictamen en
favor del pago. Accolade Pool transfirió entonces el 27% de
su crédito, por el que esperaba cobrar 15 millones de pesos,
al empresario croata Ivan Holjevac. A cambio, no pidió ni un
centavo.
En esa operación, Holjevac designó como apoderado a Jorge
Enrique Rodríguez y, casi de inmediato, vendió el crédito,
que circuló por 20 empresas hasta volver, al final del
recorrido, a manos de Rodríguez. El primero de esos
cesionarios fue Aquamarine, una sociedad de las Islas
Vírgenes que en una escritura firmada en Panamá designó como
delegado a Walter Bonavera, calificado como "de alto riesgo
crediticio" por el HSBC y American Express, según pruebas de
la causa. Además, el fiscal Manuel Garrido advirtió sobre
"un vínculo familiar" entre Bonavera y la mujer de Holjevac.
Del 27% que tenía el croata, el 17% lo transfirió a
Aquamarine y el 10% restante, a Superbe. En teoría, ambas
empresas nada tenían que ver, pero el representante de
Superbe declaró el mismo domicilio que Bonavera.
El 3 de septiembre de 2007, Aquamarine y Superbe cedieron
sus créditos a dos empresas uruguayas, Donatel y Avincor,
respectivamente. Avincor tiene su domicilio en Avenida 18 de
Julio 1417, apartamento 201, de Montevideo. Igual que
Holjevac.
Ninguna
de estas compañías quería aparecer como cobradoras,
sospechan los investigadores. Por eso -y gracias a que
sabían lo que pasaba en Economía-, un día antes de que se
aprobara el pago transfirieron sus créditos. Donatel, a
Rodríguez (apoderado de Holjevac); Avincor, a Darío Morresi.
Rodríguez cobró 9 millones de pesos; Morresi, 5, y en menos
de un mes emitieron cheques que repartieron entre 12
empresas. A cambio, recibieron el valor de esos papeles en
efectivo.
Las sociedades Transportes del Alba, Pago Rural, Cerealera
Azul; la Asociación Mutual Ferroviarios Unidos y la de los
Panaderos del Tercer Milenio son algunas de las entidades
que oficiaron de financieras, según lo denunciado. Todas
tienen una causa abierta por lavado de dinero. Las acusó el
fiscal general Raúl Pleé y la Justicia acaba de congelar sus
cuentas.
Mientras tanto, el 73% restante del crédito llegó más rápido
a Uruguay. Se mantuvo en poder de Accolade, que justo antes
de la resolución de Intelisano designó apoderado a Jorge
Pallaviccino. Con los $39 millones que cobró, éste compró
títulos que una sociedad bursátil depositó en Uruguay y
cambió a dólares en el día. Aunque había pactado una
comisión, Pallaviccino nunca la reclamó.
"Que se haya recurrido a estas operaciones confusas, cuando
el dinero estaba perfectamente disponible por vías más
transparentes y expeditas, permite concluir que lo buscado
fue separar los montos de su origen delictivo,
obstaculizando su detección y seguimiento", afirmó Garrido.
"Es un caso de lavado de dinero de pizarrón", dijo, más
directo, otro investigador.
Garrido sospecha que el beneficiario de todo fue Holjevac.
Pero ni su investigación ni la de Pleé dilucidaron qué
vínculos tenía con el Ministerio de Economía ni adónde
fueron a parar los 54 millones.
Reproducción de la nota en el diario La Nacion del
periodista Rodríguez Niell.
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PUNTA DEL ESTE.- Aventurero, desconfiado, exigente, de bajo
perfil. Así definen al empresario croata Iván Holjevac
algunos hombres que lo han conocido en este tiempo. Raro es
la expresión más común que se escucha cuando se pregunta por
el hotelero acusado de haberse quedado con los 54 millones
de pesos del fraude al Ministerio de Economía.
Holjevac es el creador y dueño del exclusivo hotel Las
Cumbres, de Punta del Este, pero no ha tenido una activa
vida social en la península.
Tal vez porque después de un paro cardíaco que lo enfrentó
con la muerte pasa gran parte del año viajando. Tenía 43
años y el diagnóstico médico fue contundente: sólo viviría
hasta los 50. Hizo las valijas y, con su hijo Federico, se
largó a recorrer el mundo en una camioneta Hummer.
"Soy arquitecto, medio tiempo abogado, hotelero y viajero
apasionado. Casado, tres hijos y tres nietos, en la mayoría
de los viajes mi esposa es mi acompañante. Recorro el mundo
con mi propio vehículo", se describió Holjevac en Flickr, un
sitio de Internet donde publicó fotos de sus aventuras.
El croata Iván Holjevac Foto: Archivo
A los 66 años, dio dos veces la vuelta al mundo. En su
primer periplo, en 1992,
fue de Buenos Aires a Alaska y terminó en Europa. Después
viajó por Rusia, Hungría, Bosnia, Kosovo, Croacia, Albania,
Grecia y Turquía.
Cuando su nombre quedó asociado al escándalo de Economía, LA
NACION lo contactó. Respondió con una nota que dice:
"Lamento ser descortés con su pedido, pero a partir de una
fiscalía de investigaciones administrativas que a mi
entender usa los medios ya hay demasiada tinta y
sinceramente no creo que en esta situación y etapa pueda
aportar nada que ayude a esclarecer el caso".
Hijo de austríacos nacidos en Innsbruck, su pasaporte dice
que es croata. Cuentan que Buenos Aires es el centro de sus
negocios y que tiene oficinas en el Kavanagh.
En Punta del Este se comenta que es exigente con los que
trabajan para él y que al exponer un proyecto parece más un
soñador que un empresario. "Quiso construir el faro más alto
del mundo y llegó a poner la piedra basal; yo le di la
moneda que tiraron en el pozo como símbolo", recuerda un
lugareño.
Nelson Fernández, Corresponsal en Uruguay.