GRAN ACUERDO CON RUSIA
IMPORTANDO PETRÓLEO

CON EMPRESA “FANTASMA”

17 de Febrero de 2009

los acuerdos petroleros con lukoil

Una empresa fantasma fue bendecida por De Vido en los negocios con Rusia

El controvertido empresario Jorge Sambucetti se sentó en diciembre en la misma mesa que el ministro de Planificación y que la petrolera estatal Enarsa para un acuerdo de provisión de gasoil y fueloil con el gigante ruso Lukoil, que quiso comprar Repsol. Numerosas causas recaen sobre una empresa de Sambucetti, que concurrió como “representante” de otra compañía, Pobater. Están en juego inversiones por hasta US$ 500 millones y la provisión de hidrocarburos a una central térmica. Pero no se sabe por qué un personaje controvertido y una empresa inexperta manejan fondos públicos.


Negocios. El 10 de diciembre de 2008, en el Hotel Metropol de Moscú, se realizó la reunión para suscribir la carta de intención con protagonistas controvertidos.

A través de un acuerdo gestionado por el ministro de Planificación Julio de Vido, la firma energética estatal Enarsa se asoció con una empresa fantasma para importar gasoil y fueloil de Rusia. La carta de intención se firmó en presencia de De Vido el 10 de diciembre último en Moscú, durante la visita de la presidenta Cristina Kirchner a Rusia y, de concretarse, implicaría una inversión de US$ 500 millones de la petrolera rusa Lukoil a cambio de que Enarsa le compre combustible durante cinco años por una cifra aún no calculada.

La empresa misteriosa se llama Pobater. Y Jorge Sambucetti, su representante y partícipe de la firma de la carta de intención con Lukoil en el marco de la visita de Estado de Cristina Kirchner en diciembre, asegura no saber quién es el dueño de la empresa, ni dónde tiene sede (ver aparte). Sambucetti es el dueño de Rutilex Hidrocarburos Argentinos S.A., más conocida como RHASA. Si el empresario firmó en nombre de Pobater y no en el de su compañía fue porque la nebulosa existencia de la primera es incluso más potable que la fama de Rutilex.

Pero también podría obedecer a que las titularidad real de la compañía debiera ser mantenida fuera del escrutinio público.

Alguna vez próspera, RHASA es en la actualidad una ruina (ver aparte). Con sus empresas relacionadas acumularían 76 pedidos de embargo iniciados por la AFIP y la DGI por casi $ 105 millones. Tendría 20 pedidos de quiebra iniciados por ex empleados y proveedores que no lograrían cobrar sus facturas. Tiene deudas catalogadas como “irrecuperables” por $ 5,4 millones con tres bancos distintos, según el Banco Central. Y la bonaerense ARBA registra en su página web deudas al Impuesto Inmobiliario por valor de $ 54.342 y al Impuesto a los Ingresos Brutos por $ 43.849.

La red de casi 150 estaciones de servicio embanderadas con sus colores hoy son dos, y tienen los colores de la venezolana PDVSA y Enarsa, fruto del frustrado intento de Néstor Kirchner y el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, por crear una energética binacional. Por último, fue protagonista de una resonante investigación por evasión impositiva en 1999.

Más allá de ello, RHASA cuenta con una planta de 90 hectáreas en Campana que será el punto de amarre de los barcos que traigan el combustible de Lukoil. Pero por su estado financiero y fiscal, no era la empresa indicada para mostrar en un acuerdo internacional, ni siquiera en Moscú. Acudió la misteriosa Pobater.

El acuerdo. La operación implica fortunas. La carta de intención firmada en Moscú fue el primer paso para un contrato a cinco años. a través del cual Lukoil se invertirá US$ 500 millones en el país. Enarsa, la estatal argentina, comprará combustibles líquidos a la petrolera rusa durante cinco años para la usina térmica General Belgrano de Campana, una operación cuyo monto ascenderá a millones de dólares.

Pobater, finalmente, utilizará US$ 15 millones de la inversión rusa para remodelar la planta de almacenaje, puerto y destilería de Campana, próxima a la usina eléctrica. Ese puerto sobre el Paraná de las Palmas se utilizará para recibir gasoil y fueloil, almacenarlo y se analiza construir un pequeño oleoducto. ¿Y RHASA? No participa del acuerdo.

Empresa invisible. Según el Boletín Oficial de la Provincia de Buenos Aires, Pobater fue creada el 12 de abril de 2007, en La Matanza. Sólo cinco meses después, su directorio fue reemplazado por completo, y en noviembre de ese mismo año, quedó establecida su conducción actual. El director es Cesar Catani, un ex empleado de PEGO S.A., la empresa de Sambucetti que administraba las estaciones de servicio embanderadas por RHASA. Catani también participó de emprendimientos petroleros con su jefe en Neuquén, financiados con fondos públicos, que no tuvieron un resultado feliz.

El director suplente de Pobater es Alejandro Sass, quien registra deudas bancarias “irrecuperables” por $ 600 y habría aportado su domicilio fiscal como domicilio de la sociedad: Estanislao López 410, 1°: una modesta casita chorizo en la que no atienden el teléfono.

PERFIL no logró dar con Catani ni Sass, pero sí con Jorge Sambucetti, heredero del creador de RHASA. Aseguró no conocer el estado de los embargos a RHASA y sus empresas relacionadas, pero sí se defendió de acusaciones de evasión fiscal. “No es cierto que yo me haya fugado, como se dice, yo tuve dos causas, pero ya prescribieron. Como así también prescriben, con esas causas, muchas de las deudas que me menciona”.

—Hubo dos causas judiciales en su contra por evasión fiscal. ¿Usted se fugó hasta obtener la excarcelación?

—Eso no es cierto. Además, las dos causas prescribieron y con ellas la mayor parte de mis deudas a la AFIP.

—También hay registros de deudas de Rutilex por $ 5 millones con tres bancos. Están categorizadas como incobrables.

—Esas deudas están relacionadas con las causas fiscales, y se están tratando de solucionar.

 Dependientes del combustible externo

La Usina Eléctrica General Belgrano fue inaugurada en marzo de 2008, con un acto del que participaron Cristina Kirchner y Julio De Vido. Como la mayor parte de las usinas térmicas, está diseñada para utilizar gas natural como combustible, pero ese combustible escasea cada vez más. La importación de combustibles alternativos será moneda común en el futuro.

En ocasión de la reunión con la empresa rusa, el ministro De Vido admitió la necesidad de cubrir ese faltante con importación. “Vamos a tener un provisión directa de gasoil para la temporada invernal dado que la usina esta es dual, puede funcionar a gas o fueloil”, celebró en Moscú De Vido luego de acordar con Lukoil la importación de combustibles líquidos desde Rusia que dio origen a la misteriosa Pobater.

Según la consultora Montamat y Asociados, en 2002 las fuentes fósiles (petróleo y gas) representaban el 87% de la oferta de energía primaria en el país, y en el 2007 representaron el 89%. En el 2002 la electricidad producida por plantas térmicas representó el 45% y en el 2008 el 60 por ciento. M.B./L.N., Diario Perfil.
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Cómo nació de los restos del Estado y vivió de todos los gobiernos

Horacio Sambucetti es un empresario petrolero con antecedentes controvertidos. En la década de los ’90 estuvo involucrado en un escándalo por una supuesta evasión millonaria de impuestos, que incluyó un pedido de captura, que lo obligó a estar prófugo de la Justicia. Sus empresas tienen deudas millonarias con el fisco nacional y provincial y múltiples acreedores en el sector privado. Maneja la petrolera Rutilex Hidrocarburos Argentinos S.A. (RHASA), eje del intento fallido de Néstor Kirchner para crear una energética binacional en sociedad con Hugo Chávez.

La piedra fundacional del negocio familiar la puso Jorge Sambucetti, padre de Horacio, ya fallecido. Con una humilde flota de camiones, revendía combustible a barcos en el Puerto de Buenos Aires. El negocio anduvo bien y, en los ’90, la venta de empresas del Estado le dio su gran oportunidad.

El Gobierno de Carlos Menem había decidido que la “Fábrica Militar de Tolueno”, ubicada en la localidad bonaerense de Campana, debía pasar a manos privadas. Pero encontró escaso interés entre las petroleras ya instaladas.

Con 90 hectáreas de superficie, una destilería de petróleo y una envidiable infraestructura para almacenamiento de combustibles, el padre de Horacio Sambucetti logró hacerse con el predio. Ahí creó RHASA.

La principal actividad de la empresa era el alquiler de los tanques de almacenaje, pero poco después la firma se inclinó por mezclar nafta virgen y crear una red de estaciones de servicio propia. Fueron 150 estaciones embanderadas con el color rojo de la firma. Hasta que llegaron los problemas.

En 1999 la empresa quedó en el centro de un escándalo por una supuesta evasión millonaria de impuestos. La maniobra fue detectada por la Aduana de Campana, y la Justicia Federal ordenó la detención de todos los denunciados, incluyendo a Jorge, Horacio y Fabián Sambucetti.

Ninguno de ellos pisó la cárcel por este episodio, porque permanecieron prófugos hasta que se anularon las órdenes de captura. El siguiente golpe que sufrieron se lo pegó la pesificación de 2002, ya que RHASA importaba gran parte de sus insumos. La petrolera de los Sambucetti pasaba uno de sus peores momentos. Pero la resurrección llegaría con la administración kirchnerista.

Hacia 2004, la empresa estaba casi fundida, con deudas millonarias y una poca feliz fama producto de los resonantes problemas judiciales. A pesar de ello, y de la mano del ministro de Planificación, Julio De Vido, obtuvo jugosos contratos de la empresa estatal Enarsa.

La empresa energética creada por Néstor Kirchner nació sin infraestructura propia, y las privilegiadas instalaciones de RHASA en Campana resultaron funcionales.

En los últimos cuatro años, el Gobierno anunció varias veces que Enarsa –junto con la venezolana PDVSA- comprarían RHASA. Pero esa promocionada operación nunca se concretó: lo único que hizo el Estado argentino fue alquilar las instalaciones de la compañía de Sambucetti. En enero del 2007 se informó que la sociedad Enarsa-PDVSA alquilaría la petrolera de Sambucetti, por US$ 1,3 millón por mes. Y se anunció con entusiasmo que en el 2008 iban a tener la opción de comprarla. Sin embargo, se venció el plazo y la compra no se concretó. Matias Barberia y Leonardo Nicosia, perriodistas, para Perfil.
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Sambucetti: “No sé quién es el dueño, yo sólo la represento”


Rhasa. En Libertador 8404 tiene la sede y oficinas RHASA, y también funciona PDV-Enarsa.

Luego de insistentes llamados, Horacio Sambucetti conversó ayer por la tarde con PERFIL. “Accionista” de RHASA y, con ella, del puerto al que llegarán las partidas de combustible de la petrolera rusa Lukoil, participó del acuerdo de Moscú, pero no como titular de su compañía, sino como “representante de Pobater”.

Esta firma tiene menos de dos años de historia y ninguna trayectoria en la industria energética. En la conversación telefónica, desde un lugar fuera del país que no quiso revelar, Sambucetti se expresó absurdamente poco informado de la empresa por la cual firma contratos para inversiones de US$ 500 millones.

—¿Cuál es su relación con Pobater? ¿Es el dueño?

—No, soy sólo el representante. No soy el dueño.

—¿La sociedad existe hace poco más de un año? ¿Quién es su propietario?

—No sabría decirle.

—¿Cuál es la relación entre RHASA y Pobater?

—Desconozco.

—Pero en las operaciones con Lukoil y Enarsa, Pobater operará la planta de RHASA en Campana. ¿No hay ninguna relación?

—No puedo revelarlo porque ese contrato está en proceso. No estoy autorizado a comunicar nada.

—¿Acaso no es usted el dueño de RHASA?

—Soy sólo un accionista.

—Ya que usted es sólo el representante de la empresa. ¿Viajó alguien más de Pobater a Rusia para firmar el acuerdo junto a De Vido?

—No, fui yo solo.

—¿Pero entonces quién dirige la empresa?

—Los que figuran en las actas como miembros del directorio; es información pública.

—¿Usted no los conoce?

—Tengo muy poca relación con ellos, soy sólo el representante.

—¿Cuáles van a ser los ingresos de Pobater como resultado del acuerdo y en concepto de qué?

—No puedo revelarlo porque todavía no se firmó un contrato, lo último que supe es que se está trabajando en los documentos.

—¿Cuándo empieza a venir el combustible ruso?

—Sólo está firmada una carta de intención, no es un contrato. Es algo que está avanzado en un 10%. No me parece que se pueda escribir una nota respecto a algo que recién está empezando.

—Estuvimos en la sede social de Pobater y encontramos una casa. ¿Está en Estanislao Díaz 410, San Isidro?

—Desconozco.

—¿Donde tiene la sede?

—Desconozco.

—¿Tiene oficinas Pobater?

—No sabría decirle. Debe tenerlas.

—Usted es representante de esa empresa. ¿Nunca estuvo en sus oficinas?

—No. Entrevista por M.B./L.N. Diario Perfil