16 de Marzo de 2009
Un tiempo de
enorme incertidumbre
Ante la candidatura de Kirchner y el
adelantamiento de las elecciones, el escenario
político del país cambió. Cobos
quedó con su proyecto político a la intemperie, mientras
Solá y De Narváez corren contra
reloj. La Provincia es clave, pero
Scioli tiene problemas de todo tipo.
Ese paisaje político
revuelto e imprevisible sucede a la repentina decisión de
Cristina y Néstor Kirchner de adelantar las elecciones. La
Presidenta fue autora de la comunicación a la sociedad. El
ex presidente maquinó el golpe de timón con la misma audacia
e imprudencia con que días atrás se había sumergido en la
lejana elección de Catamarca. Allí le fue muy mal. El
interrogante queda ahora abierto para la apuesta de junio.
Pero, en cualquier caso, aflora el dirigente imprevisible,
inescrupuloso, capaz de sacrificarlo casi todo por el poder.
En ese sentido, parece arrancarle una luz de ventaja a sus
competidores.
Aquel
afán por el poder no repara en ninguna frontera política e
institucional. Suele ser así cuando sólo el poder es lo que
manda. La Argentina ingresa en 90 días de desenfrenada
campaña. El Congreso deberá a
las apuradas fijar nuevas normas electorales. Los partidos
tendrán que improvisar planes y candidatos. Los Kirchner no
han sido una excepción, aunque digan lo contrario, al
maltrato y el desprecio por las instituciones.
La
historia de la democracia de nuestro país tiene que ver con
ese maltrato. El peronismo no vaciló en 1989 con atizar el
incendio y forzar la salida anticipada de
Raúl Alfonsín. Carlos Menem
zamarreó la Constitución para permanecer en el Gobierno más
de una década. El estallido de la Alianza devino en el 2001
en la insólita sucesión de tres presidentes en una semana.
Eduardo Duhalde pergeñó en su
tiempo de emergencia una salida electoral pensada, sobre
todo, para dirimir fuerzas internas en el peronismo.
Kirchner abdicó su reelección pero sin pudores cedió el
trono a su esposa, Cristina.
¿Por qué debería entonces sorprender tanto la nueva
alteración del calendario electoral?
La culpa
y la responsabilidad primaria de tantos desatinos recae
siempre en aquellos que concentran el poder mayor. Ahora,
los Kirchner. Pero hurgando hacia abajo del esqueleto
político se descubren también conductas cuestionables aún en
aquellos que, por su trayectoria o su aparición novedosa,
generan expectativas en la sociedad. ¿Tenía
Binner la necesidad de
convertir a Santa Fe, uno de los pagos más castigados por la
crisis, en un teatro de tres votaciones hasta octubre? Hay
un atenuante para el líder socialista: esa determinación la
adoptó luego de una ronda de consulta con los partidos.
¿Necesitaba Macri embretar a los porteños en un
desdoblamiento fogoneado quizás por el egoísmo o el temor?
A los Kirchner los está acechando la crisis
económica. Cristina alertó con extrema pereza que "el mundo
se cae a pedazos" y que "esos pedazos caerán sobre la
Argentina". Un gesto saludable de realismo pero también de
inocultable hipocresía. La misma Presidenta refutaba con
jactancia, hace pocas semanas, a aquellos que advertían
sobre los inevitables efectos de la crisis y marcaban las
medidas de salvataje que disparaba su Gobierno.
Ese
martirio se acortará a junio con el anticipo electoral. Pero
no es el único martirio. El conflicto con el campo ha sido
devastador para los Kirchner. El desgranamiento del
peronismo pone en duda su destino político.
Vamos
por partes. Cristina tuvo una áspera reunión con
Agustín Rossi y Miguel Pichetto,
los jefes de los bloques del PJ en Diputados y el
Senado. Esos legisladores le plantearon que no podían en
plena época electoral jugar siempre a las escondidas con la
oposición empecinada en discutir la baja de las retenciones
que reclama el campo. "Parece que están muy influidos por
Reutemann", les espetó la
Presidenta.
Kirchner, su
marido, se alarmó con una reunión sindical del lunes último.
Gerónimo Venegas, secretario de las 62 Organizaciones, no
sólo descargó críticas contra el matrimonio. Explicó también
que su gremio --el de peones rurales-- seguirá sin pliegues
los pasos de la Mesa de Enlace. Lo interrumpió Hugo Moyano
con una frase intempestiva: "A los camioneros también nos
está perjudicando el conflicto con el campo. Esos dos (por
Cristina y Kirchner) nos van a llevar a la ruina",
pronosticó.
Moyano
es un soporte vital del enclenque sistema político del
matrimonio. Rossi y Pichetto fueron fieles y eficaces
ejecutores de las órdenes que bajaron desde la Casa Rosada y
Olivos después de la derrota con el campo. No se puede
descartar que Cristina y Kirchner resuelvan en las semanas
venideras alguna segmentación para las retenciones de la
soja que obre como sedante. Para atemperar hasta después de
las elecciones los reclamos del campo. Para quitarle al
peronismo en el Congreso una insoportable presión opositora.
Para serenar al jefe de la CGT.
También para terminar de ordenar a un peronismo que continúa
corcoveando.
Ningún
peronismo le preocupa más a Kirchner que el de Buenos Aires.
La provincia puede ser la llave de su triunfo o de su
derrota. ¿Qué sucede en Buenos Aires?
El Frente para la Victoria ha perdido diez diputados
en la legislatura bonaerense. Se echaron a los brazos de
Solá. Otros ocho todavía no se van pero marcaron distancias
con el kirchnerismo. En más de medio centenar de
intendencias bonaerenses ese kirchnerismo se ha quebrado.
Los consultores hacen cálculos que estremecen al ex
presidente: el Gobierno podría perder unos 400 mil votos en
el interior bonaerense que en el 2007 acompañaron a
Cristina. Son de localidades donde el conflicto con el campo
se siente como un flagelo.
Otros
números en esa misma tierra tampoco causan tranquilidad. Un
informe de una consultora que no trabaja para el Gobierno
reveló un estado de ánimo: el 55% de los bonaerense se
inclinaría por votar a un candidato opositor al Gobierno, el
27% lo haría por un oficialista y el 18% todavía no lo
sabe.
Una
medición directa entre Kirchner y De
Narváez arrojó novedades sorprendentes. Ganaría hoy
el ex presidente, pero por sólo 3 puntos: 31 a 28%. Falta
esperar aún el despegue de Margarita
Stolbizer, la postulante de Carrió.
Daniel Scioli padece esa
inestabilidad del peronismo en Buenos Aires y también la
enorme incertidumbre electoral. La falta de seguridades a
los Kirchner podría volverse como un búmeran contra su
propio proyecto……
En sólo una semana cambió todo el escenario
político del país. Se sabe que llegan tiempos de
crispaciones y campaña. Se sabe que, muy probablemente, se
vote el 28 de junio. No se sabe, en cambio, cómo será el
amanecer de los argentinos el día después.
Eduardo van der Kooy, extracto de su
columna en el diario Clarín.