17 de Marzo de 2009
Néstor desatado!!!
Otelo en la cruzada contra Clarín
Punto por punto, el proyecto de Ley de
Radiodifusión y la estrategia del Gobierno en la nueva pelea
con el multimedios.
![](socexclusivas166_archivos/image002.jpg)
José Antonio Aranda, miembro del directorio de Clarín, y
Héctor Magnetto, gerente general del Grupo,
en abril de 2008.
La cara de Magnetto -aquejado de una grave enfermedad-
fue pixeleada para respetar su intimidad.
Yago: –El moro se altera ya bajo el influjo de mi veneno.
Las ideas funestas son, por su naturaleza, venenos que en
principio apenas hacen sentir su mal gusto; pero, poco a
poco, que obran sobre la sangre, abrasan como minas de
azufre… ¡Tenía yo razón! ¡Mirad, aquí viene! ¡Ni adormidera
ni mandrágora ni todas las drogas soporíferas del mundo te
devolverán jamás el dulce sueño que poseías ayer!
Del acto III, escena III, de “Otelo, el moro de Venecia”, de
William Shakespeare.
Emilia le acaba de entregar a Yago el pañuelo que Desdémona
perdió en su cuarto.
Este miércoles, en el Teatro Argentino de La
Plata, Cristina anunciará el “Proyecto de Ley de Servicios
de Comunicación Audiovisual”. ¿El copresidente estará en un
palco, entre el público de la primera fila o estirado en la
mesa central del escenario, como el viernes en Chubut?
En la herradura de cinco niveles del Teatro Argentino,
fundado en 1890, se anunció la candidatura presidencial de
CFK, y ahora, en medio del vendaval, el Gobierno abrirá otro
frente: el de la pelea con Clarín. A nadie debería
extrañarle, entonces, la casualidad: el argentino levantó
por primera vez su telón con el estreno de Otello, la ópera
en cuatro actos de Giuseppe Verdi basada en la tragedia de
Shakespeare. La del moro de Venecia es la historia de una
fiebre desatada por el amor que bien puede confundirse con
el poder: el pañuelo perdido de Desdémona “plantado” por
Yago convierte en sangre los celos de Otelo, que asesina a
su mujer por la traición que sólo ocurrió en su delirio.
–¡Ésta es la causa, ésta es la causa, alma mía! ¡No la diré
ante vosotras, castas estrellas! ¡Ésta es la causa!
¡Cuando hayas muerto, sigue así, que yo te mataré y te
querré por siempre! Me hace llorar, pero es llanto cruel.
Este dolor es celestial, pues hiere aquello que ama –le dice
Otelo a su amada clavándole un puñal.
En aquel momento todo es cierto: el complot, el pañuelo, la
traición. Después, sólo será verdadera la sangre. Muerta,
Desdémona será finalmente controlada. Así, el amor de Otelo
será perfecto.
–Néstor se va a suicidar pero, probablemente,
antes logre sacarle algunos negocios a Clarín –le dijo a
este diario un ex miembro del entorno íntimo del
copresidente.
–Esto es La guerra de los Roses –agregó–, se van a matar
entre ellos.
Los exégetas del kirchnerismo, aquellos que, como los
monjes medievales, se dedican a interpretar las entrelíneas
de los textos, sostienen que el copresidente fuga hacia
delante, tapando un escándalo con otro mayor. En esa lógica,
la embestida contra Clarín sirvió para olvidar la derrota de
Catamarca.
–¿Qué te pasa, Clarín, eh? –dijo Néstor el lunes en
Caseros y todo comenzó otra vez.
–Estás equivocado; así todo es pérdida –le dijo
ese mismo día, por teléfono, Alberto Fernández. Estás
victimizando al Grupo.
–Son unos hijos de puta –sentenció el copresidente y dio por
terminada la discusión.
La opinión de Desdémona –perdón, Cristina– sobre el Grupo no
es mejor: nunca los quiso y su exabrupto sobre la caricatura
de Sábat fue lanzado sin consultar a nadie. Cristina cree,
para colmo, que a Néstor lo trataban mejor. La relación
entre el copresidente y Héctor Magnetto ha tenido sus
altibajos y sus hitos: recuérdese que fue el gobierno K el
que extendió las licencias o permitió la aprobación de la
Ley Clarín de Bienes Culturales, el mismo que también
presenció sin chistar la fusión de CableVisión y Multicanal
que ahora cuestiona. Magnetto y Néstor planeaban brindar
junto al arbolito pero la tapa del 23 de diciembre hizo que
la cita estallara en pedazos: Cristina había anunciado bajas
en las retenciones del maíz y el trigo, y Clarín tituló:
“Kirchner se opuso y al final no baja la retención a la
soja”. Para Néstor, aquella tapa fue una nueva declaración
de guerra. –Desde que Alberto se fue, Magnetto y Kirchner
hablan directamente –comentó a Crítica de la
Argentina un funcionario de la Rosada–. El Gobierno no está dividido en el tema Clarín. Quizá
Massa tendría una postura más dialoguista, pero no hay una
interna con eso. Si no hay un arreglo rápido, la guerra va a
ser muy dura. Kirchner está dispuesto a morir en ésta.
Vuelven los exégetas a escena: muchos creen que
las posiciones kamikazes de Néstor siempre tienen un
horizonte negociador.
–En la reunión que tuvimos a fin de año en Olivos
–recuerda a este diario un sindicalista K–, Kirchner estaba
como loco con el Grupo:
–No me voy a dejar presionar por Clarín –les dijo, y aseguró
que se iba a adoptar la norma japonesa para abrirle el
negocio del triple play a Telefónica a cambio de Telefe. –Magnetto
va a terminar como Yabrán –dicen que dijo–. Quiero que
tengan que salir a dar explicaciones.
La carrera que larga el miércoles en La Plata tiene un
schedule de noventa días de discusión en doce foros que
abarcarán todo el país en ámbitos universitarios y no en
locales partidarios. Los K se proponen que la Ley de
Radiodifusión sea su caballo de batalla durante la campaña
electoral, basándose en la fórmula “tele y fútbol barato”.
SALIÓ LA NUEVA LEY. Algunos de los puntos salientes que
serán anunciados el miércoles y preocupan al Grupo Clarín:
–Licencias y autorizaciones: se reducirá la cantidad de
licencias para “garantizar el principio de diversidad e
igualdad”. Se disminuirían a 12 por empresa en lugar de las
24 que autoriza hoy la ley vigente.
–Prestadores: establece una división equitativa del espectro
de frecuencias disponibles entre el sector público, el
privado comercial y el privado sin fines de lucro
(universidades, cooperativas, ONG, iglesias).
–Tarifa regulada: considera a la televisión por cable un
servicio público y no un servicio complementario, como dice
la ley vigente, lo que habilita al Estado a supervisar las
tarifas.
–Telefónicas: levanta la prohibición para que se incorporen
al negocio de la radiodifusión y puedan brindar teléfono,
internet y TV en un mismo soporte. Esto significa el ingreso
de Telefónica y Telecom a un mercado dominado en un 50% por
Clarín.
–Fútbol: se le dará entidad de “interés público”, obligando
así a transmitir por aire determinados partidos importantes
y todos los de la Selección. Es un negocio que mueve 9.300
millones de pesos por año y les cede a los clubes sólo 180
millones. Hoy, el negocio es de TSC Televisión Satelital
Codificada, empresa compartida en partes iguales por Clarín
y Torneos y Competencias.
–Opta por la norma japonesa de televisión digital, ya
utilizada en Brasil.
–Crea la Autoridad Federal de Comunicación Audiovisual, que
tendrá entre otras obligaciones la elaboración de los
pliegos de bases y condiciones para la adjudicación de
servicios de radiodifusión y la Defensoría del Público.
L’ESPRIT DE LA LOI. La Argentina tiene demasiadas leyes y no
cumple ninguna. Eso sí, siempre estamos atentos a
modificarlas, a actualizar su negación.
¿Quién podría estar en contra de una ley que combate los
monopolios informativos? Sólo dichos monopolios, claro. El
proyecto K –o, al menos, lo que se conoce hasta ahora de él–
es formalmente saludable y, tal vez, demasiado conciliador.
¿Por qué 12 licencias y no cuatro, o dos, o licencias que se
otorguen según el ámbito geográfico y que no puedan
coincidir en una misma ciudad o región? ¿Qué pasará con
internet? ¿Hay algún apartado en la ley sobre el fenómeno
más democratizador de la tecnología desde la aparición de la
imprenta?
¿Quién podría, de buena fe, afirmar que está mal que las
iglesias, los sindicatos, las universidades, tengan sus
medios de comunicación? El problema de la ley no es la
ley en sí, como siempre, sino lo que nos animaremos a hacer
con ella. Si el sentido es perjudicar a un grupo o
posicionar a otro, la ley no tiene sentido. Sería bueno que,
alguna vez, nuestros dirigentes entiendan que están de paso
y actúen en consecuencia, y que sientan que el mundo no
termina cuando se levantan del sillón. Esta ley bien puede
empezar a hacer justicia, pero esa justicia no puede hacerse
desde el rencor de una tapa o el negocio del fútbol: no
puede ser tan miserable el espíritu de ninguna ley. Si
“desmonopolizar” quiere decir diez radios más para
Electroingeniería, un canal para Rudy, una radio para los
Prim, la nueva ley de radiodifusión será una broma de mal
gusto.
Columna de Jorge Lanata, Investigación: J.L. /Luciana Geuna/
Jesica Bossi.