16 de Abril de 2009
Al acercarse la Cumbre de las Américas, nuestro hemisferio
enfrenta una opción clara. Podemos superar los desafíos que
compartimos con un sentido de unión en este propósito común
o podemos seguir enfrascados en los trillados debates del
pasado. Por el bien de todos nuestros pueblos, debemos optar
por el futuro.
Demasiadas veces Estados Unidos no ha buscado ni mantenido
las relaciones con sus vecinos. Nos hemos dejado distraer
por otras prioridades, sin darnos cuenta de que nuestro
progreso está directamente vinculado con el progreso en todo
el continente americano. Mi gobierno se ha comprometido con
la búsqueda de un nuevo día. Renovaremos y mantendremos
relaciones más extensas entre Estados Unidos y el
hemisferio, por el bien de nuestra prosperidad común y
nuestra seguridad común.
Con antelación a la cumbre hemos comenzado a avanzar en esa
nueva dirección. Esta semana modificamos una política hacia
Cuba que durante décadas no ha logrado promover la libertad
ni oportunidades a favor del pueblo cubano. En particular,
prohibir que los cubanoestadounidenses visiten a sus
familiares en la isla o les brinden recursos carecía de
sentido, especialmente tras años de dificultades económicas
en Cuba y los devastadores huracanes del año pasado. Ahora,
esa política ha cambiado.
La relación entre Estados Unidos y Cuba es ejemplo de un
debate en el continente que no sale del siglo XX. Para
hacerle frente a nuestra crisis económica no es necesario
debatir si es mejor una economía rígida y dirigida por el
gobierno o un capitalismo desenfrenado y sin reglamentar; es
necesario tomar medidas pragmáticas y responsables que
promuevan nuestra prosperidad común. Para combatir la
criminalidad y la violencia, no es necesario debatir si la
culpa la tienen los paramilitares de derecha o los
insurgentes de izquierda; es necesaria la cooperación
práctica para reforzar nuestra seguridad común.
Debemos optar por el futuro en vez del pasado, porque sabemos
que el futuro ofrece enormes oportunidades si trabajamos
juntos. Es por eso que líderes desde Santiago y Brasilia
hasta Ciudad de México procuran renovar la sociedad de las
Américas para que alcance logros en asuntos fundamentales
como la recuperación económica, la energía y la seguridad.
No hay tiempo que perder. La crisis económica mundial ha
perjudicado mucho al continente, particularmente a nuestros
habitantes más vulnerables. Años de progreso en combatir la
pobreza y la desigualdad ahora están en juego. Estados
Unidos está trabajando para promover la prosperidad en el
hemisferio, impulsando su propia recuperación. Al hacerlo,
ayudaremos a estimular el comercio, la inversión, las
remesas y el turismo, que le dan una base más amplia a la
prosperidad del hemisferio.
También necesitamos actuar colectivamente. En la reciente
cumbre del G-20, Estados Unidos prometió buscar casi 500
millones de dólares en asistencia inmediata para poblaciones
vulnerables, y a la vez trabajar con nuestros aliados del
G-20 para asignar recursos considerables para ayudar a
países a sobrellevar momentos difíciles. Hemos instado al
Banco Interamericano de Desarrollo (BID) a que maximice los
préstamos para reanudar el flujo de crédito y estamos listos
para examinar la necesidad y capacidad futura del BID.
Además, estamos trabajando para implementar normas estrictas
y claras que sean apropiadas para el siglo XXI, a fin de
evitar los abusos que causaron la actual crisis.
Al hacerle frente a esta crisis, debemos establecer nuevos
cimientos para la prosperidad a largo plazo. Un sector que
promete muchísimo es el de energía. Nuestro hemisferio tiene
abundantes recursos naturales que podrían producir abundante
energía renovable de manera sostenible y, a la vez, generar
empleo para nuestra gente. En el proceso, podemos hacerle
frente al cambio climático, que amenaza con elevar el nivel
del mar Caribe, reducir los glaciares andinos y producir
potentes tormentas en la costa del golfo de Estados Unidos.
Juntos, tenemos tanto la responsabilidad de actuar como la
oportunidad de dejar un legado de mayor prosperidad y
seguridad. Es por eso que estoy deseoso de crear una nueva
Sociedad de las Américas en materia de energía y clima, que
nos ayude a aprender unos de otros, compartir tecnología,
potenciar la inversión y maximizar nuestra ventaja
comparativa.
Así como promovemos nuestra prosperidad común, debemos
promover nuestra seguridad común. Demasiadas personas en
nuestro hemisferio se ven forzadas a vivir con temor. Es por
eso que Estados Unidos respaldará firmemente el respeto por
el Estado de Derecho, la mejor observancia de la ley y la
mayor solidez de las instituciones judiciales.
Debemos promover la seguridad de nuestros ciudadanos por
medio de nuestro compromiso de aliarnos con quienes combaten
valientemente los carteles de drogas, las pandillas y otras
redes criminales en todas las Américas. Y debemos empezar
por casa. Si reducimos la demanda de drogas y restringimos
el flujo de armas y grandes cantidades de dinero en efectivo
a través de nuestra frontera sur, podemos promover la
seguridad en Estados Unidos y en otros países. Y en el
futuro, mantendremos un diálogo duradero en el hemisferio
para asegurarnos de desarrollar prácticas óptimas,
adaptarnos a nuevas amenazas y coordinar nuestros esfuerzos.
Finalmente, la cumbre le da a todo líder que ha sido elegido
democráticamente la oportunidad de reiterar los valores que
compartimos. Cada uno de nuestros países ha emprendido su
propio camino democrático, pero debemos estar unidos en
nuestro compromiso con la libertad, igualdad y los derechos
humanos. Por eso anhelo que llegue el día en que todos los
países del hemisferio puedan tomar su lugar ante la mesa,
conforme a la Carta Democrática Interamericana. Y así como
Estados Unidos va en pos de ese objetivo en su acercamiento
al pueblo cubano, esperamos que todos nuestros amigos en el
hemisferio se nos unan para apoyar la libertad, igualdad y
los derechos humanos de todos los cubanos.
Esta cumbre ofrece la oportunidad de un nuevo comienzo. La
promoción de la prosperidad, la seguridad y la libertad a
favor de los pueblos americanos depende de actualizar las
sociedades del siglo XXI, sin adoptar las poses inflexibles
del pasado. Ese es el liderazgo y la colaboración como
socios que Estados Unidos está listo para proporcionar.
Barack Obama.
Dixit
"Demasiadas veces, EE.UU. no ha buscado las relaciones con sus
vecinos"
"Sabemos que el futuro ofrece enormes oportunidades si
trabajamos juntos"
"Anhelo que llegue el día en que todos los
países del hemisferio puedan tomar su lugar ante la mesa"