A CAPITANICH, EL DENGUE NO LE
IMPIDE PREPARAR A TODO LUJO
LA FIESTA EN EL TATTERSALL!!

16 de Abril de 2009 


La invitación a la fiesta de la hija de Capitanich Foto:
LA NACION   /   Soledad Aznarez

Jorge Milton Capitanich meditaba anoche si dejaría su lugar este fin de semana al frente de la lucha contra el dengue en el Chaco.

El gobernador tiene un compromiso asumido con su hija Guillermina. Antes de que estallara la crisis sanitaria, le había prometido a la chica, estudiante de un prestigioso colegio privado de Belgrano, una gran fiesta por su cumpleaños de 15. Su familia reservó para este sábado el Tattersall del Hipódromo de Palermo, un salón inaugurado en 1898 caracterizado por ser el centro de los grandes eventos sociales porteños.

La tarjeta de invitación, impresa en plateado en una elegante cartulina negra, incluye una fotografía holográfica de la joven, que al moverse simula saltar de alegría. Sólo el alquiler del salón un sábado a la noche cuesta unos 25.000 pesos, dijeron organizadores de fiestas, y un servicio de catering de ese nivel, se cobra unos 150 pesos por invitado.

Si la fiesta es acompañada por shows y se monta una ambientación especial, el presupuesto puede elevarse otros 30.000 pesos.
Pero anoche el gobernador analizaba suspender la celebración. Al menos, mientras sigue la crítica situación en su provincia.
Diario La Nación. Nota de la Redacción: Este es el mejor ejemplo de los políticos en general, "derrochando la corrupción" sin límite alguno, no teniendo justificación de sus enriquecimientos (no le sirven de nada ejemplos como el de Alfonsín y de tantos otros políticos, casualmente nunca peronistas, que se retiraron de la función pública con la misma o menos plata de la que entraron), conjuntamente con el ingreso a funciones de gobierno. Poco les importa, más en este caso puntual, (uno de los mayores alcahuetes del Gobierno) que maneja los destinos de la provincia con mayor índice de dengue, no prevenido por su inepta esposa (Ministra de Salud) y que ha sumido a todo Chaco y contagiado a casi todo el país de enfermedades de la pobreza. A todo esto, Capitanich paseaba con la Presidenta, inauguraba obras nunca terminadas, y eso sí, le da un cumpleaños a su hija digno de todo ambiente lleno de glamour y fashion, como lo refleja el Tattersall últimamente (porque antes no era para eso), donde se casan futbolistas, actores y actrices que no representan más que la vergüenza del país.