12 de Mayo de 2009
Escandaloso uso de fondos
estatales
Sin la menor
vergüenza, el Gobierno vuelca cuantiosos recursos públicos
para impulsar la campaña de Néstor Kirchner
El
escandaloso uso irregular de fondos públicos para campañas
electorales del oficialismo, por desgracia, no es una
novedad entre nosotros. Lo que sí resulta inédito es la
magnitud con que esos recursos estatales se han volcado
ahora de manera masiva para montar y alimentar la campaña de
alguien que, como Néstor Kirchner, no forma parte del
Gobierno ni ha formalizado aún su candidatura a diputado
nacional por la provincia de Buenos Aires, pese a estar en
marcha su campaña disfrazada de no campaña.
Una investigación realizada por LA NACION
reveló que el financiamiento público de su carrera
proselitista es constante y que la Casa Rosada se encarga,
desembozadamente, del alquiler del helicóptero en el que
Kirchner se desplaza para asistir a los actos políticos, de
la filmación y televisación en vivo de esos encuentros
mediante la burda utilización del Canal 7, de la
transcripción y distribución de sus discursos y del aporte
del personal del Estado necesario para que la organización
de esos actos funcione como reloj.
Posiblemente
se trate de un vicio familiar y de una devolución de
favores, porque su esposa Cristina hizo lo mismo cuando él
era presidente y ella, como primera dama, viajó por el mundo
para una gira de "instalación internacional" poco antes de
las elecciones de 2007, que la llevaron a la Presidencia.
Aquella gira motivó una investigación
judicial por el uso de bienes públicos para la campaña, pero
terminó archivada por inexistencia de delito. Y aunque la
Fiscalía Nacional de Investigaciones Administrativas pidió
que la Oficina Anticorrupción (OA) reglamentara la
utilización de recursos del Estado por las esposas o esposos
de los presidentes, la OA todavía no resolvió su pedido,
mientras analiza otro del fiscal federal Federico Delgado
para reglar el uso de aviones de la Presidencia.
En otra
violación a las normas, la no-campaña del ex presidente
comenzó antes de los 60 días previos a los comicios que fija
la ley como plazo para el inicio de la actividad
proselitista, aunque lo mismo ha hecho Francisco de Narváez.
Aunque
la legislación es ambigua, los representantes de tres
organizaciones no gubernamentales que estudian temas de
financiamiento político coincidieron en que el uso de
recursos estatales por parte de Kirchner representa una
irregularidad que podría constituir un delito, además de
tornar la campaña una competencia desigual.
Volcar fondos
públicos en la campaña es malversarlos, sostiene
acertadamente Luis Villanueva, de la Asociación Civil por la
Igualdad y la Justicia (ACIJ). Para Alejandro Paz, ex
integrante de la Cámara Nacional Electoral, la irregularidad
atenta "contra la ética republicana y contra la letra de la
ley". Por su parte, Eugenia Braguinsky, del Centro de
Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el
Crecimiento (Cippec), cuestionó la posibilidad de que
Kirchner use vehículos oficiales y de custodia, y consideró
"injustificable" que el Estado se hiciera cargo de la
televisación de los actos de campaña y de la transcripción
de los discursos.
Porque, en efecto, los mensajes que Kirchner
pronunció en Pilar, Mar de Ajó, Berazategui, San Nicolás y
Malvinas Argentinas se transmitieron en vivo por medio de
Prensa Satelital, una empresa de los mismos dueños de La
Corte, la firma que accedió a más de seis millones de pesos
de la Casa Rosada mediante contrataciones directas para
transmitir sus actos, a lo largo de tres años, antes de que
la agencia oficial Télam llamara a una licitación pública
que también ganó esa empresa. Sólo en 2006, Prensa Satelital
cobró más de 2,5 millones de pesos del Ejecutivo.
La
cantidad de hechos y de escándalos -sin olvidar el de la
Anses- que en forma continua muestran que, para los
Kirchner, el Estado es una prolongación de su sociedad
matrimonial y política, no debe anestesiar a la sociedad y
aún menos a la Justicia, hasta hacerlas caer en la
indiferencia. Los fondos desviados para sostener la campaña
del ex presidente provienen, precisamente, de la sociedad. A
ella le pertenecen y a ella le han sido escandalosamente
sustraídos.
Reproducción textual del editorial del diario La Nación.