19 de Mayo de 2009
La frustrada ley de glaciares
No parecen
convincentes los argumentos del veto de la Presidenta a la
norma, especialmente a la luz de un proyecto minero.
En noviembre del año pasado la Presidenta vetó
una ley aprobada por unanimidad un mes antes por el
Congreso. Se trataba de una excelente norma que establecía
la protección de los glaciares y periglaciares -es decir,
también del entorno de esas formaciones naturales-, y que
prohibía las actividades industriales o mineras que pudieran
afectarlos.
Al vetar la ley el Poder Ejecutivo manifestó que ya existía
legislación, como la ley general del ambiente (25.675), y
que el Gobierno había tomado medidas respecto de la cuestión
ambiental. Funcionarios del Gobierno admitieron entonces que
la principal razón de la expulsión de la secretaria de
Ambiente, Romina Picolotti, fue su impulso a esa ley, que
defendía los hielos cordilleranos, donde nacen los cursos de
agua.
El veto presidencial sorprendió debido al apoyo absoluto con
que contó el proyecto en el Congreso -uno de los impulsores
fueron
Miguel Bonasso y Daniel Filmus, diputado y senador de
procedencia kirchnerista, respectivamente-, y pronto se
habló del "veto Barrick", por
la multinacional minera
Barrick Gold Corporation.
Desde 2001, Barrick procura concretar un proyecto mucho más
ambicioso: la explotación de un yacimiento más grande, el de
Pascua Lama, a 5000 metros de altura en la Cordillera, a
caballo de San Juan y de Chile. Una de las críticas al
emprendimiento proveniente de entidades ambientalistas de
los dos países se basa en el peligro que podrían correr tres
glaciares chilenos y la zona periglaciar, aunque Barrick se
comprometió a proteger los hielos.
Semanas atrás, Peter Munk, máxima autoridad de Barrick,
visitó por una hora a la presidenta Cristina Kirchner y,
poco después, a la presidenta de Chile, Michelle Bachelet.
Las visitas de Munk pusieron fin a una falta de acuerdo
entre los dos países por los aspectos impositivos, último
escollo para poner en marcha la mina. Barrick invertiría
3000 millones de dólares en ese complejo.
El texto del veto cuestiona que la ley "no puede limitarse a
la absoluta prohibición de actividades", y admite que
"gobernadores de la zona cordillerana han manifestado su
preocupación" porque afectaría inversiones y puestos de
trabajo.
Es de suponer que tanto la Argentina como Chile han realizado
con independencia y profundidad los estudios ambientales
sobre el impacto que tendrá la explotación de oro, que
emplea cianuro y abundantes cantidades de agua.
El senador
radical santacruceño y vicepresidente de la Comisión de
Minería del Senado, Alfredo Martínez,
elogió la cuantiosa
inversión que realizará Barrick, pero aseguró que es preciso
conocer "el impacto que va a tener en torno a los glaciares
y periglaciares" de la Cordillera.
Llama la atención la actitud del gobierno argentino, porque
una de las razones del veto presidencial fue la necesidad de
buscar consenso en torno al tema de la protección de los
glaciares, cuando ese consenso ya existía y quedó de
manifiesto al aprobar el Congreso la ley por unanimidad. La
casi coincidencia del veto con la aprobación del proyecto de
Pascua Lama se presta a suspicacias.
Reproducción
textual del editorial del diario La Nación.
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NOTA
RELACIONADA:
Censura y persecución
Concurrí al programa de Lanata y denuncié el veto de la
Barrick Gold. La emisión fue censurada en San Juan. Este es
el proceder de la minera.
![](http://www.criticadigital.com/fotos/Glaciar_Hielos.jpg)
No hay que asombrarse: en su afán por depredar
nuestros recursos naturales, el poder económico y sus socios
políticos están apelando a sus métodos favoritos, la censura
y la persecución.
El martes último, participé en el
programa Palabras más,
palabras menos, que conducen Ernesto Tenembaum y Marcelo
Zlotogwiazda, que emite Todo Noticias (TN),
donde denuncié –una vez más– que el veto presidencial a la
Ley de Protección de los Glaciares y del Ambiente Periglacial
beneficiaba a la trasnacional minera Barrick Gold, en su
megaproyecto binacional de Pascua- Lama. Hubo una reacción
en cadena: ejecutivos de la segunda minera del mundo
exigieron prepotentemente ejercer el derecho a réplica,
mientras
en San Juan el senador César Ambrosio Gioja
(hermano del gobernador y empresario minero denunciado ante
la justicia federal)
amenazó querellarme y el
presidente de
la Cámara Argentina de Empresarios Mineros, Ricardo
Martínez,
dirigió una nota airada a los conductores del
programa donde me aludió elípticamente al decir “mucho daño
le ha hecho al país la defensa de ideales ejercida por
alguno de estos señores en épocas pasadas de nuestra
historia”.
Como se ve, está prohibido tener ideales que perjudiquen
la rentabilidad de las grandes empresas.
El miércoles concurrí al
programa de Jorge Lanata
Después de todo (DDT), que emite Canal 26,
donde reiteré los
cuestionamientos que sostengo como diputado nacional y
participé de un extenso y bien documentado informe sobre
Pascua-Lama, que contó con el aporte de
Diego Genoud,
periodista de este diario. El programa, como lo reveló Lanata al día siguiente, fue censurado por el Canal 4 de San
Juan y tuvo que ser colgado por Jorge en su página web para
que los sanjuaninos no sufran la censura.
Este proceder de la Barrick y sus promotores políticos
ni es nuevo ni está exclusivamente referido a la Argentina.
El periodista estadounidense Greg Palast dio cuenta de esas
maniobras en una entrevista con el diario La Nación de
Chile, publicada el 29 de mayo de 2005. Palast sabe de lo
que habla, es el autor del libro La mejor democracia que se
puede comprar con dinero (Editorial Crítica, Barcelona),
donde revela que el conocido traficante de armas Adnan
Kashoggi “proveyó los fondos originales para la expansión de
la compañía cuando Peter Munk la compró”. (El señor Munk,
como lo publicamos en esta columna el 26 de abril pasado,
fue recibido en la Casa Rosada por la presidenta Cristina
Fernández de Kirchner).
Los asesores de prensa de la Barrick en Chile
desmintieron cualquier tipo de relación entre el traficante
Kashoggi y la minera o su presidente Munk. La respuesta de
Palast no deja lugar a dudas: “Eso es bastante asombroso,
porque la fuente original de esa información es la propia
autobiografía de Munk (Peter Munk: hechura de un magnate
moderno), que abunda en muchos detalles sobre su relación
con Kashoggi. Me parece extraordinario que en Barrick no
sean honestos sobre esto. Insisto, Kashoggi fue quien
proveyó los fondos originales para la expansión de la
compañía cuando Peter Munk la compró”.
El periodista chileno le pregunta después si el libro
de Palast recibió algún tipo de censura en Estados Unidos y
Palast responde textualmente: “No. De ninguna forma. Se
publicó la historia completa, pese a que Barrick Gold, y
debería prevenir a su diario, tiende a demandar a cualquier
periódico o autor que discuta o cuestione sus actividades.
Por ejemplo, demandaron a The Guardian, que es el diario más
importante de lengua inglesa, por llevar en sus páginas mi
artículo donde revelaba los asesinatos en las minas de
Tanzania. Barrick, después, retiró su demanda y el juez del
caso dijo que Barrick no podía decir que nadie murió en esas
minas. Nunca retiramos las acusaciones de que 50 mineros
fueron sepultados vivos en esa mina”.
En el tema corrupción fue igualmente claro: “Les pagan
a políticos y gente con influencias cuantiosas sumas de
dinero. En este preciso instante, aparte de contar con Bush
senior en su directorio, también está Vernon Jordan, un
miembro del Partido Demócrata con mucho poder y muy cercano
a Bill Clinton. Son muy buenos contratando personas de todo
el espectro político, pese a que Peter Munk es un sujeto de
extrema derecha y un gran admirador del general Pinochet.
Obviamente, Munk fue muy cercano a Augusto Pinochet y
mantuvo relaciones favorables con él”.
La censura de la Barrick y sus aliados políticos no
comenzó esta semana. El miércoles 12 de noviembre del año
pasado, la entonces secretaria de Ambiente y Desarrollo
Sustentable, Romina Picolotti, me dijo reservadamente que el
veto presidencial a la Ley de Protección de los Glaciares y
del Ambiente Periglacial era producto de una presión del
gobernador de San Juan, José Luis Gioja, quien prometía
apoyar legislativamente los proyectos del Ejecutivo si la
ley en cuestión, votada por unanimidad en ambas Cámaras, era
vetada. La secretaria Picolotti –que ya estaba en capilla–
me propuso armar un foro de discusión junto con el senador
Daniel Filmus, para mejorar el proyecto y lograr que fuera
aprobado en un futuro con “modificaciones menores”. Le dije
que no contaran conmigo, porque lucharía hasta las últimas
instancias a favor de la Ley de Protección de los Glaciares
y del Ambiente Periglacial. Un par de días después, me llamó
el senador Daniel Filmus para proponerme lo mismo y volví a
rechazar la invitación al foro, asegurando que haría lo que
vengo haciendo de manera sostenida: rechazar el veto de la
Barrick Gold y, en último extremo, acudir a la Justicia.
El foro se realizó y,
pese a todo, Picolotti fue expulsada de mala manera del
Gobierno. El senador Filmus, por su parte, tampoco logró
resultado alguno en la Comisión de Recursos Naturales del
Senado y finalmente abandonó la conducción de esa comisión.
Por mi parte, volví a presentar
el Proyecto de
Ley de Protección de los Glaciares y del Ambiente Periglacial, convoqué a una audiencia pública junto con el
defensor del Pueblo a la que concurrieron organizaciones
ambientalistas y prestigiosas figuras del mundo académico
nacional e internacional. En estos días, junto con los
compañeros de la Asociación Civil Diálogo por el Ambiente,
estamos preparando la presentación de un recurso de amparo
ante la Corte Suprema de Justicia. Pero nada de esto bastará
si la sociedad civil no toma conciencia y actúa en
consecuencia. Juntos somos más que la censura, el poder
feudal y el dinero de la Barrick.
Columna de
M. Bonasso, en el diario
Crítica de la Argentina.