13 de Julio de 2009
El Gobierno silenció el parte médico previo a
las elecciones
Iba a señalar que había 31 muertos, 22 de
ellos en la provincia de Buenos Aires.
El día previo a las elecciones, el Gobierno
silenció un comunicado que elevaba a 31 la cantidad de
muertos por la Gripe A, cinco más que el día anterior. Iba a
ser el parte número 60 desde la llegada del virus, y
puntualizaba que 22 fallecimientos (70% del total) habían
ocurrido en la provincia de Buenos Aires, donde el
kirchnerismo se jugaba su futuro.
La última información que conocieron los
ciudadanos antes de votar fue difundida el viernes 26. El
"Parte Diario 59" reportó 1.587 casos confirmados y 26
muertos. A partir de ese día, el parte dejó de ser "diario".
Tampoco hubo comunicado el día de la votación.
Una de las explicaciones fue que ministros de
Salud provinciales pidieron que no se informara a la
población los sábados y domingos, porque sus centros de
epidemiología no trabajaban esos días. Pero los partes
habían salido sin problemas los anteriores fines de semana
de junio. Y nunca se dieron públicamente los motivos de la
discontinuidad informativa.
El lunes 29, el Gobierno amaneció derrotado
en las urnas y tampoco emitió su informe sobre la Situación
de la Influenza A (H1N1). A esa altura, según médicos que
evalúan la curva del virus, los muertos ya eran 33. El
silencio oficial sobre la cantidad de casos –dato clave para
las tomar medidas de prevención– se extendió hasta el 4 de
julio, que fue sábado. El "Parte Diario 60", como fue
titulado, dio cuenta de 2.409 casos confirmados y de 55
muertos, más del doble que la última vez.
La fuente de información centralizada en
el Instituto Malbrán
comenzó a desgajarse en datos por provincia, y eso dificultó
el seguimiento de las variables epidemiológicas. El 5 de
julio, domingo, se conoció otro parte nacional, con 2.485
personas contagiadas y 60 muertos. Y el jueves pasado, el
último parte notificó 82 muertes, pero las cifras de las
provincias elevaban ese registro a 91.
El manejo
oficial de la información es uno de los costados sensibles
que tiene la pandemia en la Argentina. Otro lo conforman las
medidas sugeridas en
la Unidad Coordinadora
General del Ministerio de Salud,
que no fueron
tomadas a tiempo para frenar el virus. Fuentes oficiales
revelaron a Clarín que las clases debieron haberse
suspendido en junio, un mes antes de cuando se hizo.
La recomendación se produjo el 5 de junio, y
no obtuvo el apoyo suficiente en el seno del comité de
crisis. Sugería "El cierre de los establecimientos
educativos de la Ciudad de Buenos Aires y distritos
afectados en el primer y segundo cordón de la provincia de
Buenos Aires, durante 14 días", según documentación que
chequeó este diario. "Las escuelas fueron esos días uno de
los principales focos de contagio. Hubo propuestas para
cerrarlas entre el 8 y el 20 de junio, pero
los
ministros de Salud Claudio Zin (bonaerense) y Jorge Lemus
(porteño)
la
rechazaron", señaló
una fuente cercana a la ex
ministra de Salud, Graciela Ocaña.
Clarín
consultó ayer a los voceros de ambos ministros, que
prefirieron no polemizar: "Todas las decisiones se tomaron
en el comité de crisis por consenso y con las clases pasó
eso", señalaron.
Esas semanas eran claves para la campaña
electoral, y en las zonas señaladas se iba a definir la
suerte del macrismo y del kirchnerismo. Las vacaciones
forzadas comenzaron finalmente el 6 de julio.
En la reconstrucción que pudo hacerse del
manejo de la situación por parte del Gobierno no faltaron
reproches a Ocaña "por no haber convocado al comité de
crisis en los días previos a los comicios, cuando el virus
se expandía".
También hubo
celos por el funcionamiento de equipos paralelos de
especialistas, que aconsejaron a las autoridades por
separado y, a veces, en forma contradictoria. Las
explicaciones del equipo "oficial", integrado por los
referentes epidemiológicos de la cartera sanitaria, parecían
no conformar a
la Presidenta,
quien públicamente comenzó a elogiar al reconocido
infectólogo Daniel Stamboulián,
autor de la frase "esta gripe se cura sola".
En declaraciones periodísticas a comienzos de
junio, Stamboulián desaconsejó el cierre de escuelas,
defendió la realización de las elecciones el 28 de junio y
criticó los ceses de actividades. Anoche, en diálogo con
Clarín, el especialista consideró que las medidas contra la
Gripe A "se tomaron en conjunto, escuchando a todo el
mundo".
"No creo que haya habido grupos distintos.
Aprendimos todos sobre la marcha, como en un terremoto. Nos
dimos cuenta de que había que utilizar el tratamiento precoz
en casos de adultos jóvenes, porque, sin pertenecer a grupos
de riesgo, desarrollaron neumonías impresionantes, pero eso
lo vimos en el día a día", explicó.
El 3 de julio, en la visita al hospital
Abete, de Malvinas Argentinas, Stamboulián llegó tarde a la
rueda de prensa, pero su arribo provocó un saludo especial
de Cristina: "El doctor es tal vez el infectólogo más
importante de la Argentina".
Fue el día en que Zin minimizó las cifras de
infectados y Cristina cuestionó a los medios por publicar
que había 100.000 infectados: "esos titulares crean pánico".
A su lado, sin embargo,
el nuevo ministro de Salud,
Juan Manzur,
dijo que,
efectivamente, la proyección era de "100.000 registros". La
contradicción quedó a la vista.
Una semana
antes de renunciar, Ocaña le entregó
al
entonces jefe de Gabinete Sergio Massa
un informe
reservado sobre la situación de la Gripe A. Le proponía
decretar una nueva emergencia nacional para crear una unidad
de coordinación para todo el país, dirigida por el
Ministerio de Salud. Se lo bocharon. Y se fue.
Nota de
Daniel Santoro y Pablo Calvo, periodistas del
diario Clarín.
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