13 de Julio de 2009
Un jefe de Gabinete de frases
memorables
Aníbal Fernández es conocido por
las declaraciones que hace sobre innumerable cantidad de
temas y que han generado fuertes polémicas; repaso por sus
dichos más recordados
Podría hacerse un
diccionario de "anibalismos". Es que
Aníbal Domingo
Fernández es tan conocido
por los cargos que ha ocupado como por sus exabruptos
verbales. Fue ministro de
Eduardo Duhalde, y de
Néstor y Cristina Kirchner;
y desde ayer es el nuevo jefe de Gabinete. Hombre expeditivo
y poco afecto al protocolo, ha dicho frases que quedaron en
la memoria.
Fiel a su postura de no ceder y
de no cambiar de opinión, una de las frases que más repite
es: "Yo no pienso recular en chancletas".
En mayo, a días
del cierre de listas de candidatos para las elecciones
legislativas, Fernández renovó sus embestidas con palabras
memorables. Criticó al entonces candidato a diputado
nacional
Francisco de Narváez,
del peronismo disidente: "Es solamente un packaging, puro
envoltorio, livianito y que dice mentiras".
"¿Quién le dijo que representa a
la gente?", se preguntó; probablemente sin imaginar el
resultado electoral. Enseguida dijo que De Narváez faltó al
80 por ciento de las votaciones en la Cámara de Diputados, y
se volvió a preguntar: "¿Para qué quiere ser diputado si no
va?".
También criticó al
jefe de gobierno porteño.
"Macri
gasta plata que le viene del padre y Narváez la que le viene
del abuelo", dijo. Después los acusó de "vagos, porque no
trabajan".
En enero, en medio de la
discusión por quién debería controlar el ingreso de
materiales para la construcción en la villa 31 de Retiro, el
entonces ministro de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos
dijo que Macri es un "muchacho que no entiende nada".
Agregó: "Es un vago, no tiene idea clara de cómo resolver
los problemas de la ciudad". Irónico, lo tuteó: "Agarrá un
libro que no muerde, ¡te lo pido por Dios!".
El duelo con
Carrió. Uno de los blancos preferidos de Aníbal Fernández
es la
líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió.
En diciembre último dijo que "está pirucha". Ya había dicho
que "no tiene los patitos en fila" y que lo que dice "no
obedece a la visión de una persona seria".
Una de las
críticas más emblemáticas fue en el marco del conflicto por
el bloqueo de los asambleístas de Gualeguaychú en protesta
por la pastera Botnia. "[Elisa] Carrió, con la bikini en la
mano, está preocupada por cómo va a hacer para cruzar el río
e ir a Punta del Este, de
[Roberto] Lavagna
a nadie le interesa lo que dice y [Mauricio] Macri nunca
leyó nada, no sabe de qué se trata la vida", sostuvo.
Otro blanco predilecto de la
verborragia del flamante jefe de Gabinete parecería ser
Macri. "No sólo miente descaradamente" sino que "no le gusta
trabajar, es como la revista El Gráfico: aparece los lunes y
el miércoles ya está agotado".
Pero Macri no es
el único miembro del gobierno de la ciudad que ha recibido
sus críticas. "No tiene idea, insulta, no se cultiva, por lo
menos para saber de qué se tratan las cosas", dijo Fernández
sobre
Horacio Rodríguez Larreta, jefe de gabinete
porteño.
Días antes de que Macri
asumiera, en noviembre de 2007, Fernández, que en ese
momento era ministro del Interior, aseguró: "Vivió toda la
vida de franco, con minúscula y mayúscula [en alusión al
nombre de su padre, el empresario Franco Macri]. No conoce,
porque no trabaja. Es un vendedor de ilusiones permanente".
Una frase muy recordada de
Aníbal Fernández fue pronunciada en 2004, mientras se
desarrollaba el Congreso Nacional del Partido Justicialista
en Parque Norte. El entonces ministro del Interior criticó a
sus compañeros militantes: "Las discusiones fueron de alta
peluquería y de valor cero, sin ton ni son, no permitieron
el disenso ni el debate".
Charlatanes. El
ciudadano venezolano
Guido Alejandro Antonini Wilson,
que había dicho que los 800.000 dólares que intentó ingresar
en la Argentina eran para la campaña presidencial de
Cristina Kirchner, también fue objeto de las críticas de
Fernández. "Es un mequetrefe de alquiler a quien le han
pagado para decir cualquier cosa", aseguró.
La Sedronar,
que depende de la residencia de la Nación, definió al paco
como "el residuo de la producción de la cocaína". Fernández
manifestó: "El que dijo eso no es especialista, es un nabo.
Si dicen eso, mienten. Está claro que no es residuo de
producción de otra droga".
"Los pollitos quieren picotear a
la gallina", sostuvo Aníbal Fernández cuando Francisco de
Narváez amagó con presentarse como candidato a la
presidencia del PJ, durante el verano de 2008.
En abril de ese año, y tras
serios incidentes en la cancha de River, Fernández consideró
que "el que crea que en las canchas de fútbol hay zonas
liberadas es un ganso que no entiende nada".
En 2007, un año
antes del conflicto entre el Gobierno y el campo por la
resolución 125,
el entonces titular de la Sociedad
Rural Luciano Miguens
había cuestionado el control de precios y había pedido "no
esconder" la inflación. Fernández respondió: "El discurso
del titular de la SRA me pareció la fiel expresión de una
franja privilegiada de la sociedad, que se podría definir
sin temor a equivocarme como la derecha liberal
angurrienta".
Más allá de la
política. Los políticos no son los únicos que recibieron sus
críticas. En junio de 2007
el escritor Juan José Sebreli
dijo que el peronismo es fascista. El entonces ministro del
Interior contestó: "No tiene rumbo en su formación política,
tiene en la cabeza un despelote espectacular".
El escritor peruano
Mario Vargas Llosa
también fue criticado por Fernández. "Es
apoyado por los sectores más duros del republicanismo
norteamericano y es capaz de decir cualquier cosa", dijo el
entonces ministro del Interior, después de que Vargas Llosa
criticara al presidente Néstor Kirchner. Agregó: "El
discurso berreta, gratuito, me tiene sin cuidado".
Durante un
conflicto docente en Santa Cruz, en mayo de 2007, Aníbal
Fernández criticó duramente al
cura párroco de Las Heras, Luis
Bicego.
"Este señor es un cachivache vestido de sacerdote que no
tiene nada de prudente. Es una pena que la Iglesia de uno
tenga hombres semejantes como sacerdotes, porque lo único
que hace es meter fichas para el despelote", embistió.
Aníbal Fernández nació en
Quilmes, provincia de Buenos Aires, el 9 de enero de 1957.
Es contador público y abogado. Está casado y tiene un hijo.
Su curriculum como funcionario
público empieza en 1983: trabajó como asesor de la Comisión
de Presupuesto de la Cámara de Senadores de la provincia de
Buenos Aires. Entre 1985 y 1987 fue secretario
administrativo del bloque peronista y del ‘87 al ‘91 ocupó
el mismo cargo pero en la Cámara alta provincial.
Fue asesor del Consejo
Deliberante de Quilmes, entre 1983 y 1989; y del municipio
de Florencio Varela, del ‘83 al ‘88. En 1991 fue elegido
intendente de Quilmes.
En 1994 fue convencional
constituyente de la provincia de Buenos Aires. Presidió la
comisión de Régimen Electoral en la Convención Reformadora.
En 1995 se convirtió en senador
provincial. Fue presidente de la comisión de Salud Pública y
Control de las Adicciones y vicepresidente de la comisión de
Presupuesto e Impuestos.
En junio de 1997
ocupó el cargo de secretario de Gobierno en
el gabinete del
Ministerio de Gobierno y Justicia de la provincia de Buenos
Aires, encabezado por José María Díaz Bancalari.
A partir de
diciembre de 1999, durante el gobierno de
Carlos Ruckauf
en la provincia de Buenos Aires, fue secretario de Trabajo.
En enero de 2001 fue designado ministro de Trabajo.
Cuando Eduardo Duhalde asumió
como presidente, en enero de 2002, Fernández ocupó la
Secretaría General de la Presidencia. En octubre de ese año
se convirtió en ministro de la Producción.
A partir de mayo de 2003, con
Néstor Kirchner como presidente, Aníbal Fernández fue
designado ministro del Interior. Permaneció en ese cargo
hasta diciembre de 2007, cuando la presidenta Cristina
Kirchner lo puso al frente del Ministerio de Justicia,
Seguridad y Derechos Humanos.
Ayer, Fernández juró como jefe
de Gabinete.
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