13 de Julio de 2009
Críticas al nuevo jefe de la
policía Pro
Aníbal se mete en la polémica por "El Fino": "Tiene
imputaciones severas"
El flamante jefe de Gabinete pidió que "se
revise la designación" del ex comisario de la Federal. En
tanto, Macri defendió el nombramiento de Palacios: "Es el
policía más condecorado y hasta le confié la seguridad de
mis hijos". El
ministro de Justicia porteño también lo defendió. "El
Fino" está imputado en la causa AMIA.
En una de sus primeras declaraciones como
flamante jefe de Gabinete, Aníbal Fernández reclamó este
jueves un análisis "más profundo" sobre la designación de
Jorge "El Fino" Palacios
como jefe de la Policía Metropolitana, ya que tiene
"imputaciones severas" que deben ser revisadas, mientras el
jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, atribuyó
"intencionalidad política" a las críticas.
Aníbal F. advirtió que la
designación de Palacios es un tema "preocupante" que
"amerita tener un análisis más profundo, ya que hay causas e
imputaciones severas que deben ser analizadas".
Por su parte, Macri volvió a
defender la designación de Palacios y atribuyó
"intencionalidad política" a las críticas. "Es el policía
más condecorado en los últimos 20 años de la Policía
Federal, un hombre absolutamente honesto, capaz, que va a
velar por la vida de todos los porteños", aseveró el
mandatario tras un acto en la Plaza de Mayo por el Día de la
Independencia.
El jefe de gobierno aseguró que Palacios "está absolutamente
ratificado" en el cargo, pese a los cuestionamientos que el
comisario recibe de la oposición y la comunidad judía por
estar involucrado en varias causas judiciales, entre ellas
el caso del atentado a la AMIA y la represión policial
durante el 19 y 20 de diciembre de 2001.
Macri reiteró su confianza en
que Palacios puede "velar por la vida de todos los
porteños", al afirmar que "le he confiado la vida de mis
hijos, así que no voy a recomendar algo en lo cual no creo a
los vecinos de la Ciudad".
La defensa de Macri al
nombramiento de Palacios recibió hoy nuevas críticas de
legisladores porteños, que exigen su revocamiento. "Seguimos
sin saber por qué una figura fuertemente sospechada y
cuestionada como el 'Fino' Palacios, tiene para Macri
aspectos positivos que inclinen la balanza a su favor, para
quedar al frente de la Policía Metropolitana", se preguntó
Sergio Abrevaya, del bloque de la Coalición Cívica.
El
legislador lamentó que "Macri confunda el respaldo a un
amigo con la función política", al insistir en que los
porteños "necesitamos un intachable, y no alguien
cuestionado para esta policía naciente".
Este martes, legisladores
opositores al macrismo en la Ciudad exigieron anular el
nombramiento de Palacios, a quien cuestionaron por estar
involucrado en varias causas judiciales, entre otras el
atentado contra la AMIA, cuyos familiares también criticaron
su designación.
En cambio,
el ex presidente
de la DAIA Jorge Kirszenbaum
sumó su voz a favor del
nombramiento de Palacios, al destacar "el profesionalismo y
el mérito" ganado durante su gestión al frente del
Departamento Unidad de Investigación Antiterrorista de la
Policía Federal Argentina.
El
miércoles,
el ministro de Seguridad porteño, Guillermo
Montenegro, también
defendió al policía al sostener que "no hay ninguna
resolución judicial" que impida su nombramiento. Fue durante
una reunión de la Comisión de Seguridad de la Legislatura,
adonde también asistieron familiares de las personas
fallecidas en el atentado a la mutual judía y en la
represión policial de diciembre de 2001.
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NOTAS RELACIONADAS:
Diálogo y credibilidad
La salida de Jaime, el cambio
de Gabinete y, ahora, la convocatoria a un diálogo amplio
sobre economía, democracia y reforma política, han sido
gestos del Gobierno dirigidos a reconocer la derrota
electoral e intentar retomar la iniciativa perdida. Del
polémico ex funcionario se ha dicho que renunció asediado
por varios procesos judiciales, sobre todo aquel abierto por
los vuelos en un avión que habrían pagado concesionarios del
transporte.
El cambio de gabinete que siguió
ha sido, en verdad, un enroque de funcionarios, al mejor
estilo de Néstor Kirchner, que navega entre la lealtad
extrema y la desconfianza radical.
La convocatoria al diálogo es,
en sí misma, un hecho auspicioso. Se trata de un gesto que
debiera tener un correlato inmediato en la realidad para que
vaya más allá de lo formal. El llamado de la Presidenta
recepta la inquietud de amplios sectores de la sociedad de
ser escuchados. En ese sentido, Cristina parece haber
comprendido que debe abrirse al debate y ese hecho, si es
genuino, merece ser rescatado.
Hasta aquí, el oficialismo se
había movido convencido de que la negociación y el consenso
eran sinónimos de claudicación. Enhorabuena que las urnas
hayan cambiado ese equivocado criterio.
El llamado presidencial, con
algunas sutilezas sobre el apoyo cívico a los golpes de
Estado y otras chicanas directas, incluye una cuestión
clave: la reforma política. El oficialismo no ha mostrado
voluntad de auspiciarla. Las candidaturas testimoniales han
sido una cruel burla a la transparencia democrática. Esta
convocatoria representará una autocrítica si no es una
simple maniobra táctica.
Se precisan hechos
concretos para devolverle credibilidad a las palabras. De lo
contrario, será una hipocresía.
Ricardo Kirschbaum,
Editor General de Clarín.
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Diálogo y reforma: Sacarle la iniciativa a la
oposición
El discurso de
Cristina Fernández de ayer encerró, tal vez, mayores
sorpresas que la reciente remoción en el Gabinete.
Entre varios, reconoció dos
tópicos que llamaron la atención. El primero fue la
convocatoria a un diálogo amplio que incluyó al sector
agropecuario. El segundo fue la propuesta para comenzar a
discutir una reforma política cuyo punto de partida podría
ser la restauración de la ley de internas abiertas y
obligatorias en todos los partidos para elegir los
candidatos, como rige en Santa Fe.
La idea de un diálogo fue
verbalizada varias veces por
Cristina
en su año y medio largo de mandato. Incluso durante el acto
de asunción. E irremediablemente, más allá de lo que ella
opinó en Tucumán, quedó siempre en veremos.
La intención de reformar el
sistema político resulta bienvenida. Pero la Presidenta
recurrió al ejemplo de una ley (internas abiertas) que fue
suspendida en el 2003 y derogada en el 2006 por el Congreso
con la anuencia, sobre todo, del peronismo y de los
radicales.
¿Por qué sería ahora bueno lo
que hace tres años era malo?¿Por qué Cristina sorprendió con
un anuncio que casi era desconocido por los jefes de las
bancadas oficiales en Diputados y el Senado?
Los meses venideros dirán cuánto
de convicción y cuánto de oportunismo político existió en
las palabras de Cristina. Hay una realidad en el escenario
de la nación después de la derrota: el Gobierno parece
limitado a actuar en función sólo de aquella caída; la
oposición parece llevar, siquiera en la formalidad, la
iniciativa.
El Gobierno pretendió, con la
epidemia porcina de telón, paralizar el Congreso hasta
agosto. No lo consiguió hasta ahora por el pataleo
opositor.
El PRO, el PJ disidente, la
Coalición Cívica y los radicales,
elaboraron incluso una
agenda parlamentaria para derogar los superpoderes,
controlar los DNU y avanzar sobre las retenciones.
Demasiado como
para que los Kirchner se quedaran, mansamente, de brazos
cruzados, sin ensayar una defensa.
Eduardo van der
Kooy, diario Clarín.