15 de Agosto de 2009
Garré ordena retirar un radar clave en la
ruta aérea de las drogas
La ministra de Defensa ordenó sacar el radar emplazado en
Posadas, Misiones, por lo que el
espacio aéreo volverá a quedar sin control y
susceptible de ser aun más
vulnerado por narcotraficantes a
través de vuelos clandestinos
La ministra de Defensa, Nilda
Garré, autorizó
que la Fuerza Aérea repliegue un radar instalado
el año pasado en la capital de Misiones para detectar vuelos
ilegales. De esta manera el
territorio de Posadas queda librado a los vuelos
clandestinos de narcotraficantes.
El motivo por el cual se hace
este movimiento sería el recorte
presupuestario aplicado por el ministerio de Defensa.
El radar TPS 43, de la época de la Guerra de
Malvinas, ayer dejó
de monitorear el territorio aéreo del noreste.
Su finalidad era la de rastrear vuelos ilegales,
principalmente desde y hacia Paraguay. Pese a su antigüedad,
permitía establecer la altitud, orientación y distancia a la
que se encontraban
los aviones sospechosos en un radio de 300 kilómetros.
La zona, que prácticamente no tiene radares
militares, queda aún más descubierta y libre para los vuelos
ilegales. De esta manera, el
espacio aéreo de Posadas queda libre para que sea una ruta
aérea de la droga.
La justificación dada desde la Fuerza Aérea
fue que el
radar será enviado a Reconquista para realizar un ejercicio
aéreo y que, cuando finalice, lo devolverán a
su lugar.
NOTAS RELACIONADAS
Evidencia de redes de narcotráfico
Las investigaciones judiciales dan cuenta de que varios
crímenes y detenciones vinculadas con el narcotráfico de los
últimos años tienen notorias conexiones que podrían reflejar
la operatoria de redes de narcotraficantes extranjeros y
locales en el país.
Crímenes como del de Unicenter, donde fueron asesinados dos
narcos colombianos, el triple crimen de General Rodríguez,
aparentemente vinculado con el tráfico de efedrina, y
personas involucradas en delitos relacionados con el
narcotráfico, aparecen vinculados por llamados telefónicos,
denuncias cruzadas y asociaciones comerciales.
Este complejo de relaciones daría cuenta de que delitos como
los que se comenta no son casos aislados entre sí, sino
parte de una actividad de redes de narcotráfico que estarían
penetrando y estableciéndose en la Argentina. La actividad
tendría, además, protagonistas extranjeros y locales, en
algunos casos delincuentes que utilizarían su experiencia y
vínculos ya establecidos para ingresar al negocio del narco.
A esto debe agregarse los descubrimientos de cocinas de
cocaína, especialmente en la Provincia de Buenos Aires, lo
cual puede considerarse otro indicador de crecimiento de la
actividad del narcotráfico y de su implantación territorial.
El fruto de la investigación judicial contrasta fuertemente
con la visión tranquilizadora y relativizadora de cualquier
eventual peligro que suelen presentar funcionarios de
diverso nivel. La negación de la realidad, un recurso
ampliamente utilizado por este y el anterior gobierno, tiene
efectos pobres y de corto alcance y, si el Estado decide sus
políticas de prevención y combate al delito sobre estas
bases, sólo contribuirá a que los problemas se agraven.
Se trata de una posición peligrosa considerando la
agresividad que están demostrando los carteles de la droga
en muchos países de Latinoamérica y su decisión de ampliar
sus mercados y sus bases de sustentación a cualquier precio,
todo lo cual tiene graves consecuencias sociales y
políticas.
Las investigaciones judiciales dan cuenta de vinculaciones
entre delitos que evidenciarían la operación de redes de
narco, lo que contrasta con las opiniones negadoras de
funcionarios.Ricardo
Kirchbaum, editor general de Clarin