22 de Agosto de 2008
“Esta
vez no vinieron acompañados de tanques, sino de generales
multimediáticos (…) con mensajes cuasimafiosos.”
Cristina Kirchner,
primero de abril.
“Nadie
puede mentirle todo el tiempo a un pueblo. Tarde o temprano
las máscaras se caen.”
Cristina Kirchner,
6 de mayo.
“Hay
que desmonopolizar al Grupo Clarín, ya! Hay que acabar con
la dictadura mediática!”
Luis D’Elía,
9 de abril.
“Hay
que terminar con el doble discurso. Se lo pido a Clarín,
señor Magnetto, yo le pido que usted informe con calidad.”
Néstor Kirchner,
18 de junio.
Romina, volvió la amistad! -el portador de la feliz noticia
era Sergio Massa, y el silencio asombrado del otro lado de
la línea era el de Romina Picolotti, secretaria de
Ambiente-. Y no sólo volvió a estar todo bien, sino que si
llegás a tener algún tema para darle manija en el diario,
avisá porque ellos nos dan una mano.
Cuando el hiperkinético Massita cortó la llamada la causa
por contaminación de Papel Prensa cayó en el precipicio del
olvido. Clarín no contamina. “Picolotti colocó una multa y
está obligando a invertir más de diez millones de dólares a
Papel Prensa, porque se comprobó que contamina el río y
tiene que hacer inversiones”, había dicho la presidenta C en
San Pedro el 6 de mayo. Así el Gobierno respondía al
escándalo iniciado con la tapa del pasado 13 de abril de
Crítica de la Argentina.
Luego de supo que la multa nunca se aplicó, sino que hubo
intimaciones y que la empresa papelera formada por Clarín,
La Nación y el Estado desconocía la competencia de la
Secretaría de Ambiente. En cualquier caso, desde la semana
pasada, la causa cayó por el túnel del cajoneo.
Massita no hablaba por sí mismo sino repitiendo una orden
del Presidente K después de dos reuniones con Héctor
Magnetto en la residencia de Olivos. El primer encuentro fue
anterior al “voto no positivo” de Cobos, y Magnetto se cruzó
con el megamillonario Lázaro Báez cuando entraba a la
quinta. El acuerdo se selló en un segundo encuentro a la
misma hora, ocho de la noche, después de la derrota de la
125: Es difícil saber si la ley de Radiodifusión entrará al
debate parlamentario en 2008, pero lo que es seguro es que,
de entrar, no va a molestar a nadie, todos los puntos que
complicaban la relación con Clarín fueron prolijamente
retirados. Gabriel Mariotto, titular del Comfer, y Luis
Lázzaro, coordinador del Comité, fueron los autores del
primer proyecto, una especie de Frankenstein que hoy devino
en Annie la Huerfanita. A pedido de K, en plena crisis del
campo, Mariotto incluyó un apartado anulando la fusión de
las operadoras de cable Multicanal y Cablevisión, que el
propio Néstor avaló una semana antes de terminar su primera
presidencia. Aquel pedido convenció a Mariotto de que la
pelea contra Clarín iba en serio: aunque la fusión
monopólica ya estaba autorizada por la Comisión Nacional de
Defensa de la Competencia, no había aún dictamen sobre la
fusión tecnológica, y una evaluación negativa del Comfer
podía volver todo a fojas cero. El escrito se autodestruyó
en menos de treintas segundos en el despacho de Carlos
Zannini, el arquitecto de la versión new age de la Ley de
Radiodifusión.
-No les tocamos nada de lo que ya tienen, no les sumamos
competidores y dejamos abierta la negociación sobre la
digitalización –el lenguaje es jurídicamente poco ortodoxo
pero preciso, un buen resumen de la negociación de fondo.
* En el proyecto inicial contemplaba asimilar a la categoría
“Servicio de Radiodifusión” a las licencias de radio,
televisión y cable, y declarar en ese esquema al cable como
“servicio público”. Así se lo dijo entonces la presidenta C
a los empresarios del sector, reunidos en Casa R en los
comienzos de la Guerra Gaucha. De mantenerse, esto implicaba
que el Estado podía fijar tarifas y rescindir los contratos,
como en el resto de los servicios públicos. De esa idea no
quedaron ni las manchas de liquid paper.
* El servicio de radiodifusión será brindado por el “emisor
de señal” y el “medio de transporte de señal”,
contemplándose este último, lo que pemitirá a las
telefónicas no emitir señal pero sí prestar su “medio de
transporte” (carrier) para que el cable lo use. Hasta ahora
el gobierno quería poner un competidor de peso frente a
Clarín habilitando el triple play para las telefónicas
(recuérdese que hasta ahora una empresa de servicio público
no puede ser titular de una licencia de radiodifusión).
Finalmente se crea un nuevo mercado que servirá para los
dos: las telefónicas transportaran el cable.
* Con la nueva ley cada empresa es una licencia (Cablevisión
una, Telecentro otra), con lo que se unifica el mapa y un
solo emisor podrá emitir en todo el territorio, una manera
de legalizar los monopolios.
* La digitalización (que permitirá multiplicar por cinco o
por seis la cantidad de señales que transmitan en un solo
canal), algo que favorecerá a los más pequeños, pero también
a los más grandes. La frecuencia 13, por ejemplo, según se
distribuya el ancho de banda, podrá tener cinco canales 13
más, uno al lado del otro.
La versión new age de la ley ya llega retrasada al Congreso:
iba a aterrizar el 9 de julio pero Aero Jaimito se le
adelantó en la fila, por ahora con resultado incierto. Para
colmo el oficialismo mira con desconfianza a Manuel
Baladrón, presidente de la Comisión de Comunicación de
Diputados, legislador pampeano en rebeldía que votó por el
campo y que también deberá enfrentar su propio espejo: en
2003 fue uno de los que aprobó la Ley 25.750, más conocida
como Ley Clarín, o de Bienes Culturales.
-Yo le dije a Néstor. Estos tipos te sacan, te sacan y
cuando tienen lo que quieren, te matan –confiesa preocupado
ante Crítica de la Argentina
un funcionario que fue testigo del retroceso del Gobierno y
el avance de Clarín. El hombre recuerda, con preocupación,
la salida de Sbatella de la Comisión Nacional de Defensa de
la Competencia, una de las pocas cartas que los K hoy
podrían volver a poner sobre la mesa si la batalla contra
Clarín se reanudara. José Sbatella, economista de La Plata
ligado al duhaldismo, pegó un portazo en la Comisión
manejada por Guillermo Patota Moreno acusándolo en un
informe remitido a la SIGEN de haber “sometido al ente a los
intereses del sector privado”, y de facilitar la “confusión
entre negligencia y delito” favoreciendo a los monopolios.
El caso paradigmático citado por Sbatella es el de la fusión
Multicanal-Cablevisión.
De modo que Clarín ya no miente. Clarín no contamina.
Reproducci'on del editorial de Jorge Lanata , diario Critica
de la Argentina, del 17/08/08- Investigación: JL / Luciana
Geuna/ Jesica Bossi
Reproducción de la columna editorial del
diario La Nación ,del 17-08-08,
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