05 de Septiembre de 2008
Las repercusiones de la decisión del Gobierno
de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner de cancelar
mediante reservas del Banco Central la deuda con el Club de
París llegaron a los medios económicos más prestigiosos en
el mundo de los mercados. Tanto el semanario The Economist
como el diario Financial Times
realizaron una crítica sin
piedad a la medida argumentando que
de ninguna manera calma
los nervios que se palpan en el planeta financiero.
Bajo el título
"Satisfaciendo a los acreedores",
The Economist
asegura en su edición
impresa que la cancelación de la deuda "no será suficiente
como para restaurar la confianza de los mercados en su
Gobierno" y le achaca que el mecanismo elegido para cumplir
con esas obligación (pagar en efectivo con reservas del
Banco Central) refuerza "las crecientes preocupaciones sobre
el manejo de la economía argentina".
Nobleza obliga, el semanario, que
mantuvo una posición muy crítica al kirchnerismo durante los
130 días de conflicto con el campo,
aclara que "la Sra. Fernández
no creó la mayoría de estos problemas", sino que son
producto de la herencia de su antecesor y marido: "El Sr.
Kirchner le dejo una economía sobrecalentada tras cuatro
años de politicas populistas de
crecimiento-a-cualquier-costo", lanza la revista.
"Los
mercados continúan
nerviosos
-afirma
The
Economist-
porque las obligaciones impagas con el club de París eran,
de hecho, las que menos los preocupaban" y añade que "el
país continúa negándose a negociar con los bonistas
privados" y mantienen los "estrictos controles de precios",
al tiempo que no cesa de entregar "pródigos subsidios a la
energía y transporte". En medio de tantas críticas también
se suma la situación del Indec. El país "sufre una falta de
confianza, debido a las mentiras sobre el índice de
inflación", concluye el medio económico.
En esa misma tónica, el
diario
Financial Times,
una referencia fija a la hora de tomar el pulso de los
mercados, asegura que más allá del pago al Club de París,
"los inversores se han vuelto a preocupar por su rechazo
para abordar problemas, como la universal falta de confianza
en la inflación oficial, y temen que pueda trabar la
capacidad de responder a las obligaciones financieras en
2009".
"Es un paso bienvenido para terminar su
aislamiento financiero internacional, pero nada hace para
acercar el retorno a los mercados globales de capital",
sentencia el
FT
en sus páginas que de seguro causaran enojo, sino
indignación, en los pasillos de la Casa Rosada.
|