Nuestra princesa en Martindale

 Habían llegado a Buenos Aires de manera sorpresiva, Máxima Zorreguieta, y el príncipe heredero de Holanda, Guillermo Alejandro, con la pequeña hija de la pareja, Catharina Amalia. La bebé, primera en la línea sucesoria de la Corona Holandesa luego de su padre, tiene 5 meses y es la primera vez que visita a la Argentina y sus abuelos y tíos.
 
Si nuestros countries ya han llegado a tener rango de abolengo y realeza, solo bastó éste evento para reafirmarlo.
 
Sin dejar de destacar la belleza del country (quizas el más top de Pilar), lo especial de la ocasión lo vistió y engalanó espléndidamente para, seguramente, la gala más importante de su corta historia, sin embargo no por ello se dejo de lado la discreción, con muchas restricciones a la prensa, no exenta con la distinción que le otorgaban los ilustres invitados de ambas partes en especial por la parte Argentina.
 
MÁXIMA ZORREGUIETA, lejos del protocolo y la rigidez real, Máxima Zorreguieta bailó y se divirtió en la boda. Además, no faltaron los asados, el polo, el shopping y los encuentros familiares.
 
La pareja real vino al país para asistir al casamiento de Samantha Deane, la mejor amiga de Máxima. Con esta boda la princesa dejará de ser la única argentina que está casada con un miembro de la realeza holandesa: el novio de Samantha Deane es el barón Frederick Rengers, empresario del petróleo, que es muy amigo del príncipe Guillermo Alejandro.
 
Habían llegado al país en un vuelo de Air France procedente de Holanda. En uno de los salones vip del aeropuerto de Ezeiza se reunieron con los padres de la princesa, Jorge Zorreguieta y María del Carmen Cerruti.
 
Desde Ezeiza, y en medio de un fuerte operativo de seguridad, la pareja y la nena habían partido con destino desconocido en un automóvil Mercedes Benz que pertenece a la embajada de Holanda en Argentina.
 
Recién por la tarde Máxima y su hija volvieron a mostrar sus caras. Fue cuando llegaron al departamento de los Zorreguieta -ubicado en Uriburu 1252, de Recoleta- para participar, según trascendió, de una reunión con familiares y amigos. 
 
La reunión, en la que participaron unas 30 personas, en su mayoría mujeres, se llevó a cabo en el living de la casa, donde todos tomaron té. Mucha de la gente que asistió llevó regalos para la nena.
 
Se había indicado que la visita de la familia real no es oficial y que por eso Máxima y su marido no tenían agendada ninguna actividad oficial.
 
El príncipe Guillermo Alejandro, Máxima y Catherina Amalia estuvieron en el país apenas cinco días. 
 
Samantha Deane no es una amiga cualquiera de Máxima. Se conocen desde el jardín de infantes e hicieron juntas toda la primaria y el secundario en el exclusivo colegio Northland de Olivos. El 2 de febrero de 2002 Samantha estuvo al lado de su amiga. ¿La razón? Fue una de las damas de honor de la boda. La otra dama de honor fue la otra íntima amiga de Máxima, Florencia di Cocco.
 
Una versión asegura que Samantha Deanes habría conocido al barón Frederick Rengers en aquellos días de febrero de 2002.
 
Samantha Deanes tiene 32 años y tras terminar el secundario se fue a Inglaterra, donde estudió Derecho y Economía. Desde entonces vive en Londres; allí trabaja como consultora de diseño interior, una pasión que heredó de su madre.
 
La amiga de Máxima se había comprometido el 22 de setiembre del año pasado, en Holanda, con el barón de van Welderen Frederick. El hombre es hijo del barón Albert Joan Jacob Rengers y de la baronesa Cornelia Francisca.
 
La afición de Guillermo Alejandro, príncipe de Holanda, y su esposa, la argentina Máxima Zorreguieta por los countries ya tiene antecedentes aquí.
 
Ya en 2003 el príncipe de Holanda se alojó junto con la familia Zorreguieta en una casa ubicada en el exclusivo Country Club Cumelén, en las cercanías de Villa La Angostura. 
 
Allí toda la familia se reunió en "Tinto Bistró", un bonito restaurante ubicado frente al Automóvil Club Argentino, al final de la avenida Arrayanes, en el centro de ésta localidad.
 
El restaurante es propiedad de Martín Zorreguieta, hermano de Máxima y Leandro Andrés, quienes repiten que están "enamorados de la Patagonia". 
 
Ya Máxima no había dudado en traer a su novio Guillermo de Holanda, a fines de 1999, cuando visitaron la estancia Leleque (Chubut).