18 de Junio de 2009
El papel
fundamental que cumplen las organizaciones de la sociedad civil en el
desarrollo social, tanto en el plano nacional como en el internacional,
adquiere una especial relevancia en situaciones de crisis económica,
conflictos intensos o coyunturas afligentes como las que afectan a tantas
regiones y países. Estas instituciones pueden ser actores decisivos, en
asociación con organismos estatales o empresas del sector privado, para
enfrentar problemáticas sociales tan primordiales como la lucha contra la
pobreza y las enfermedades, la resolución de conflictos armados y la educación
de los niños y jóvenes como forjadores de valores de paz, justicia, tolerancia
y solidaridad.
Una de las instituciones señeras en la promoción del voluntariado social y de
estos valores en todo el mundo, la Asociación
Cristiana de Jóvenes/YMCA, acaba de cumplir
su 165° aniversario con una activa participación en más de 130 países, un
Premio Nobel de la Paz, en 1946, por su trabajo con refugiados de guerra, y
una presencia más que centenaria en la Argentina. Más conocida como
institución social y deportiva, introductora de deportes de equipo y
actividades de campamento en nuestro país, la ACJ desarrolla programas de
acción educativa y desarrollo social, así como la promoción del diálogo
ecuménico e interreligioso y de los valores democráticos.
El bien común se expresa, en este caso, en el ejercicio activo de los derechos
y valores ciudadanos y en la tarea de las instituciones públicas y privadas
que lo sostienen y promueven.
El papel de las instituciones de la sociedad
civil en la promoción de los valores democráticos es cada vez más
indispensable frente a problemáticas que exceden la capacidad de los Estados.
Editorial del diario Clarín.
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