28 de Julio de 2009
Se
duplicó la cantidad de gente que duerme en las calles
La ola de frío amenaza a los sin techo. La cantidad de gente que duerme en la
calle se duplicó en tres años. Advierten sobre los riesgos de hipotermia
La Argentina creció en los
últimos años, pero más creció la cantidad de gente que duerme en la calle, en
medio del drama de la marginalidad. "Mis dedos están morados por el frío de
anoche", dijo Marisa Ferrari, de 19 años, y mostró sus manos agrietadas. A su
lado, la hermana menor de Marisa dormía entre cartones junto a su beba de un
año, y a un matrimonio amigo.
Marisa vive en un cantero
vacío, de 10 metros por 2 metros, en Carlos Pellegrini al 200, frente a la
puerta del ex edificio Del Plata, donde funcionan dependencias del gobierno de
la ciudad de Buenos Aires, consigna una nota publicada por
el diario La Nación.
Ella, tal como otras 30
personas que cada noche buscan refugio en ese sitio, sufren en silencio la ola
de frío polar que, desde anteayer, invade la ciudad, con temperaturas que
rozaron los 0°9, a las 8, según reportó el Servicio
Meteorológico Nacional (SMN).
El Ministerio de
Desarrollo porteño informó que la cantidad de personas que están en esa
condición casi se duplicó en los últimos tres años. En 2006, eran 793. Según
el último censo, que aún no ha arrojado los números definitivos, cerca de 1400
personas duermen en las calles de la Capital. La mayoría son hombres de entre
31 y 55 años.
El microcentro, Monserrat,
Congreso, Retiro, Barrio Norte, Recoleta, Once, San Cristóbal y Constitución
son las zonas en las que se registra la mayor concentración de gente en esta
condición.
El 61 por ciento de la
población censada que duerme en la calle lo hace en esos barrios.
"Al no tener dirección no puedo tramitar el
documento, no puedo buscar trabajo ni recibir planes. Para la sociedad soy
nada, una boca que come las galletitas que la gente tira cuando pasa por acá",
se lamentó Marisa.
La mujer está en la calle
desde hace diez años, cuando murieron sus padres. Es oriunda de Río Negro y
asegura que los gobiernos nacional y porteño no se ocupan de ellos, que la
policía los maltrata y que la noche está llena de peligros.
"Acá nos cuidamos de que
no vengan los pibes que aspiran pegamento porque, cuando están drogados, hacen
cualquier cosa: roban, le pegan a la gente... Después viene la policía, salen
corriendo y nosotros quedamos atrás, con los chicos", dijo.
Durante el día, Marisa
pide dinero en los colectivos. Repite su historia una y otra vez hasta juntar
entre 40 y 50 pesos, que le alcanzan para comer algo caliente, pagar por una
ducha en un hotel de Once (le cobran entre 7 y 10 pesos por persona) y para
comprar pañales para sus sobrinos. "Si pudiera juntar más plata volvería a un
hotel. Pero, por ahora, es imposible", aseguró.
Marisa y sus compañeros no
suelen dormir en los paradores que el gobierno dispone para ese fin.
Aseguran que allí no se sienten bien, que ofrecen una cama limpia, un sitio
para dejar las cosas y comida, pero que no están de acuerdo con someterse a
reglas si uno quiere guarecerse en ellos.
"A las 5, hay que
hacer la cola para entrar. Si llegás tarde, no hay camas y tenés que irte a
dormir a la terminal de ómnibus. Cada noche sólo entramos 200", explicó
Cristian Centurión, de 52 años, quien
desde hace dos años duerme todas las noches en el Parador Retiro, situado en
Gendarmería Nacional 522.
Allí, Centurión libra su lucha contra su adicción a las drogas y no pierde la
esperanza de reencontrarse con sus hijos, a quienes perdió de vista hace años.
"Sólo quiero que ellos sepan que estoy vivo, que estoy acá y que tengo ganas
de verlos otra vez", dijo a LA NACION.
Además del gobierno
porteño, hay numerosas organizaciones que brindan asistencia y contención.
"Una llamada es la
diferencia entre la vida y la muerte. Con estas temperaturas la gente puede
fallecer de hipotermia. Por eso, pedimos a la gente que no sea indiferente,
que no mire a los que están en la calle con indiferencia. El año pasado 40
personas murieron por el frío y este año fallecieron diez en las últimas tres
semanas", dijo a LA NACION
Juan Carr, titular de Red Solidaria.
Quienes vean una
persona durmiendo en la calle pueden llamar al 108 en la ciudad y al 911 en la
provincia de Buenos Aires. Y quienes quieran colaborar con donaciones pueden
comunicarse con la Red Solidaria al
4796-3923.
Según confirmó
María Eugenia Vidal, ministra porteña de Desarrollo
Social, "claramente hay un aumento de la cantidad de gente durmiendo
en la calle por el notorio crecimiento de la pobreza en el país desde 2006.
La ciudad no es indiferente a eso", aseguró en diálogo con
LA NACION.
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NOTAS RELACIONADAS:
Los muertos del frío
Por el impacto de la ola de frío, murieron más de
30 personas
Unos 23 decesos se produjeron por intoxicación con
monóxido de carbono, según informaron desde Red Solidaria; otros 16 fueron por
hipotermia; recomendaciones del gobierno porteño
Más de veinte personas
murieron por diversas fallas en sistemas de calefacción y otras 16 lo hicieron
por hipotermia en medio de la ola de frío polar que azota desde hace días al
país. Además, tres bebes se convirtieron víctimas fatales de incendios
ocasionados por sistemas precarios de calefacción.
Según informó Red
Solidaria, veinte personas murieron por intoxicación con monóxido de carbono
en lo que va de este invierno por fallas registradas en braseros, chimeneas,
estufas y calefones cuando intentaban calefaccionarse para combatir las bajas
temperaturas.
Otras 16 personas
fallecieron por presentar cuadros de hipotermia en los últimos días. A esta
cifra, se le suman los decesos de tres bebes, que murieron en incendios por la
utilización de métodos de calefacción precarios. Diario
La Nación.
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Muertes, hambre y frío en la ciudad
La actual ola de frío castiga duramente a las personas que
viven en situación de calle, sin abrigo, sin techo y sin alimento caliente
La reciente ola de frío polar que abarcó
prácticamente todo el país trajo, como tituló este diario, motivos de gozo y
de sufrimiento. De gozo, para los que pudieron disfrutar tranquilos y bien
abrigados de esas nevadas inesperadas; de sufrimiento, para los miles de
argentinos que sufren a diario hambre y la falta de un techo, y para los
cuales el frío se transformó, entonces, en un peligro de muerte.
Ese frío despiadado vino a desnudar enteramente
otra vez la situación de las personas que viven en la calle, que padecen, como
dijimos, el drama del hambre, del desempleo, de la falta de un techo y, en
algunos casos, también el drama de la adicción. Sólo en la ciudad de Buenos
Aires hay unas 1400 personas en esas condiciones. Se las puede ver,
cubriéndose con gastadas mantas, en pleno microcentro pero también en Retiro,
Recoleta, Balvanera o Constitución. Estas últimas noches fueron asistidos con
comida y abrigo por parte de las autoridades y de voluntarios de redes
sociales y de iglesias de distintos credos.
Lamentablemente, no es la primera vez que desde
estas columnas se habla sobre el tema de la gente en situación de calle en la
ciudad. El mismo Ministerio de Desarrollo Social porteño acaba de informar que
la cantidad de personas que están en esa condición casi se duplicó en los
últimos tres años: de 793 que eran en 2006 pasaron ahora a unos 1400 (los
datos no son definitivos), de los cuales la mayoría son hombres de entre 31 y
55 años.
Sin embargo, muchos se resisten a buscar
refugio en los paradores que para ellos tiene el gobierno porteño. Y sus
razones son atendibles si se considera que, aunque reciben comida caliente,
cama y sábanas limpias, y un sitio para dejar sus cosas, deben someterse a
algún tipo de normas (llegar a determinado horario y tener que hacer cola para
entrar, por ejemplo) que, creen, les hacen perder ese poco de libertad que
todavía les resta, al elegir dormir en una terminal de ómnibus o en el cantero
central de la avenida 9 de Julio.
No obstante, esa elección puede determinar la
vida o la muerte de una persona, como lo señala Juan Carr, de la Red
Solidaria, una de las numerosas organizaciones de la sociedad civil que les
brindan asistencia y contención. Porque la principal causa de muerte con
temperaturas tan bajas es la hipotermia; el año pasado, murieron por frío 40
personas, y este año, diez en las últimas tres semanas.
Por supuesto que este aumento del número de
personas en situación de calle se debe, como lo destacó la ministra de
Desarrollo Social de la ciudad, María Eugenia Vidal, al notorio crecimiento de
la pobreza en la Argentina desde 2006, crecimiento que todavía muchos
dirigentes se empeñan en ignorar y hasta negar. Pero estadísticas aparte, de
lo que se trata ahora es de actuar para que ninguno de ellos esté en peligro
de muerte, en primer lugar, y para lograr cambiar sus condiciones de vida, en
segundo lugar.
Tanto
el gobierno porteño como el de la provincia de Buenos Aires y, también, la Red
Solidaria, han puesto a disposición del público sendos números de teléfono
para que se les dé aviso sobre personas que están durmiendo en la calle. Y en
el caso de la mencionada ONG, también se puede colaborar con donaciones.
La función de velar por el bienestar de la
población es un deber indelegable de un Estado, nacional, provincial o
municipal, lo hemos dicho y lo seguiremos diciendo. Empero, ante la urgencia
del problema que enfrentamos, es necesario que toda la comunidad reaccione,
que cada uno de nosotros deje de lado esa indiferencia característica de
cualquier habitante en una gran ciudad, para actuar a favor de la vida. De ese
compromiso mínimo con el prójimo depende también el futuro de la sociedad
argentina. Diario La
Nación. |