PUERTO MADERO, entre
el GLAMOUR y el DETERIOR
o, YA
ES IGUAL Al resto de LA CIUDAD

28 de Mayo de 2009

 

Denuncia vecinal

Puerto Madero, entre el glamour y el deterioro


Los puestos de comida proliferan en la Costanera Sur; de los 30 habituales sólo 16 están habilitados Foto: LA NACION

Daniel Marte vive en el barrio más caro de la Capital. Cuando se mudó allí buscaba seguridad, tranquilidad y una buena vista al río. Pero a poco de mudarse se dio cuenta de que Puerto Madero no era el paraíso del que todos hablaban.

"Por la noche no se puede dormir por el volumen de la música que llega desde el río; la Costanera Sur está cada vez más abandonada y los choripaneros se adueñan del lugar los fines de semana; llegaron los travestis al barrio, y cuando hay una maratón no podemos ni entrar ni salir", contó a La Nacion.

Pero eso no es todo, porque Marte, como muchos otros, descubrió tarde que tampoco había previsto algunas postales nada glamorosas de su nuevo barrio, como el cementerio de autos al lado de la Reserva Ecológica o la villa más nueva de la ciudad, que comenzó con unas 30 familias y que hoy tiene más de 500. Se trata del asentamiento bautizado Rodrigo Bueno, en honor al fallecido cantante cordobés.

"Además, cada vez que surge un conflicto tenemos que hacer miles de llamadas por el conflicto de jurisdicciones que hay en el barrio", agregó Marte, que preside la Asociación de Vecinos de Puerto Madero.

Es que en este barrio conviven dos fuerzas de seguridad: la Policía Federal y la Prefectura. También, la administración pública porteña y la nacional, a las que se suma la Corporación Puerto Madero que, si bien sólo es el desarrollador inmobiliario, muchas veces recibe las quejas de los parroquianos.

Sandra Amerise vive en una de las torres River View, en el Dique 3, y asegura que ya no sabe a quién recurrir para quejarse por la cada vez más importante cantidad de personas que pasan el día en un predio tomado, situado en la Avenida de los Italianos al 600, frente a su casa.

Según relatan los vecinos, el lugar, que funciona junto a los baños públicos, es ocupado por una mujer y por sus hijos, quienes los fines de semana organizan festivales, con asado y choripán incluidos. Además, dicen los vecinos, explotan una improvisada cancha de tenis, que también usan los ocasionales visitantes.

"Desde mi casa se escucha clarito. Los fines de semana llegan cientos de personas. La mujer dice que allí funciona un comedor comunitario, pero eso es mentira", contó Amerise.

Expediente trabado

En el gobierno porteño indicaron que el terreno, en el que hay una vieja subestación eléctrica, fue ocupado por esa mujer, que tendría dos hijos con discapacidad. Aunque reconocieron que se trata de una tierra fiscal, a cargo también de la Corporación Puerto Madero, aclararon que el trámite de desalojo presenta "algunas trabas".

Fuentes del Ministerio de Ambiente y Espacio Público señalaron que trabajan en ese tema junto con el Ministerio de Desarrollo Social, todas ellas dependencias porteñas.

Otro sector conflictivo está en el Dique 1. Allí se desarrolla una feria durante los fines de semana, donde se multiplican casi sin control los puestos de comida. Según datos oficiales, sólo 16 están habilitados para funcionar. Sin embargo, cuando el tiempo acompaña, se pueden ver unas 30 bocas de expendio, tal como pudo comprobar La Nación durante varias recorridas por la zona.

"También estamos muy preocupados por la Costanera. Se abusa del espacio público. No sólo lo padecemos quienes tenemos vista hacia allí, sino los paseantes que ya casi no pueden disfrutarla. El descuido de la Reserva Ecológica es evidente. La usan para cualquier cosa. Parecería que todo está permitido", se lamentó Amerise.

El fin de semana pasado, la Agencia Gubernamental de Control realizó un operativo en la Costanera, pero parece que alguien avisó a los puesteros ilegales pues, a la hora en que llegaron los inspectores, el número de carritos había disminuido notablemente. Sólo se labraron ocho actas por incumplimientos menores, que no ponían en juego la salud de la población. Cabe aclarar que los permisos que se les otorga son precarios, ya que se debate en la Legislatura un proyecto para otorgar los documentos definitivos que permitan su funcionamiento.

Junto a la Reserva Ecológica se ubica un cementerio de autos, que los vecinos de la torre El Faro, por ejemplo, tienen como vista "privilegiada". Hace dos semanas la defensora del Pueblo de la ciudad, Alicia Pierini, dictó una resolución que pide la intervención del jefe de la Policía Federal para desafectar esa playa en la que hoy se amontonan 587 autos abandonados.

"Al degradarse, esos vehículos liberan combustibles, lubricantes y fluidos refrigerantes, que contaminan el ambiente. Los neumáticos, las baterías y los sistemas de aire acondicionado también contribuyen a la contaminación ambiental. Entre las sustancias más tóxicas se encuentran hidrocarburos, arsénico, cadmio, cinc, cobre, cromo, mercurio y plomo", explica la nota que acompaña la resolución de la Defensoría.

Cabe recordar que la Reserva tiene la categoría de protección de sitio Ramsar, por ser considerada un humedal de importancia para la zona.

Con el cementerio de autos, un potencial criadero del mosquito que transmite el dengue, aparece un nuevo frente de conflictos de jurisdicción. La Policía Federal dice que sólo le compete custodiar los autos, pero que el predio es del gobierno. Así lo reconocen en el equipo de Mauricio Macri, aunque no precisan cuándo se realizará la mudanza de ese depósito de autos.

Fuentes policiales aseguraron que existe un plan para la eliminación de esos cementerios en la Capital, cuya instrumentación comenzó en febrero. Aunque se aclaró que el retiro de autos para su compactación y eliminación es paulatino, no hay una fecha estimada para la limpieza del de la Costanera Sur. Una de las cuestiones por tener en cuenta es que, antes de deshacerse de un vehículo, es necesario que haya caducado la causa judicial por la que se encuentra en ese lugar.

Otra realidad que preocupa sobremanera a los vecinos es que los travestis ya trabajan en las inmediaciones de la plaza Micaela Bastidas, en la que, además, los juegos para niños están rotos. Según el Código Contravencional porteño, la prostitución sólo puede ejercerse a 200 metros de viviendas, escuelas o templos. Los fiscales contravencionales son los responsables de controlar la actividad. Según los vecinos, nadie atiende sus denuncias.

Vecinos y visitantes

"Los invito a que pasen una noche en mi casa con la música de la calle a todo volumen. Ya no sé qué hacer"
ANA MARIA MOSCA
Vecina de Puerto Madero

"En el parque Micaela Bastidas, los juegos, que eran ingeniosos, coloridos y vanguardistas, están destrozados o desaparecidos"
CLAUDIA RIZ
Suele visitar la costanera

"Muchas veces no sabemos ante quién denunciar algunas irregularidades que ocurren en el barrio"
ALFREDO READ
Vecino de Puerto Madero

"Las obras que se empezaron siguen a medio hacer. La zona ha crecido muchísimo"
ROBERTO SIERRA
Visita el barrio los fines de semana

Nuevos visitantes nocturnos

Durante el último año, los vecinos de Puerto Madero han visto llegar a la zona nuevos visitantes con aparentes intenciones de quedarse. Se trata de un grupo cada vez más numeroso de travestis que ofrece sexo en la Costanera Sur. "No es un problema sólo para los vecinos. Hay un descuido absoluto del espacio público, que perjudica también a quienes lo visitan", dijo Sandra Amerise a LA NACION. El gobierno porteño destinó una zona del Parque Tres de Febrero, en Palermo, para ejercer esa actividad. Sin embargo, es habitual el ejercicio de la prostitución en otras zonas como Flores, Caballito y Constitución. Nota periodística de Laura Rocha, para el diario La Nación.
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Un Puerto Madero con poca plata 

Tal vez porque se lo vincula con el turismo cinco estrellas y a comensales de cuarenta para arriba, Puerto Madero sufre más que el resto de los polos gastronómicos. Sus restaurantes acusan una merma promedio de 30%. Y aunque la mayoría se mantiene en pie, la crisis aceleró el cambio de dueños.

La renovación comenzó con Tocororo, dedicado a la comida cubana que Miguel Doñate acaba de vender a un grupo en el que figuran socios de Estilo Campo y ex Rodizio. Doñate saltó a la fama cuando cedió un predio donde el entonces piquetero Raúl Castells montó un kiosco de comidas. Ahora Tocororo será una parrilla.

También cerraron clásicos, como Roque en Alicia Moreau de Justo al 200, que bajó las persianas en enero. Ese amplio local aún hoy sigue desocupado. Otro tanto pasa con la cervecería Antares, que se batió en retirada y el espacio continúa sin ocupar. El bajón alcanzó hasta Cabaña Las Lilas. Su propietario, el ex presidente de Bunge, Octavo Caraballo, decidió que en vez de ser administrado por sus hijos pasara a profesionales. Eligió a los brasileños de Porto y Figueira Rubaiyet, los restaurantes del jet set de San Pablo.

Al negocio se lo describe frágil en un mercado hipercompetitivo. En Chila, del financista Andrés Porcel y uno de los precursores, junto a Marcelo, de la cocina gourmet en Puerto Madero, hacen alarde de otra estrategia: conquistar a empresas para eventos y ubicarse entre los recomendados de los hoteles de lujo. Así mantuvieron la facturación.

Pablo Varan, dueño de Justo Corrientes y de La Caballeriza, también se inclinó a los clientes corporativos y a las ofertas especiales. Dice que factura 8% más. Varan enumera inconvenientes: caída del turismo, menor consumo y alquileres por las nubes. Justo Corrientes paga $ 100.000 mensuales por ese concepto. Un tema aparte son los controles de alcoholemia. Cayó la venta de vino y se modificaron los hábitos. Puerto Madero también se nutre de habitantes de la zona Sur, como Quilmes y los que viven en torno al acceso Oeste que, con los controles, evitan el centro. Sobre el precio del cubierto aseguran que, pese a la fama de caro, el promedio de $ 100 "es el mismo que en Palermo". 
Silvia Naishtat
, en su columna en el diario Clarín.