28 de Mayo de 2009
Denuncia vecinal
Puerto Madero, entre el glamour y el
deterioro
![](http://www.lanacion.com.ar/anexos/fotos/62/1002962.jpg)
Los puestos de
comida proliferan en la Costanera Sur; de los 30 habituales
sólo 16 están habilitados Foto: LA NACION
Daniel Marte vive en el barrio más caro de la Capital. Cuando
se mudó allí buscaba seguridad, tranquilidad y una buena vista
al río. Pero a poco de mudarse se dio cuenta de que Puerto
Madero no era el paraíso del que todos hablaban.
"Por la noche no se puede dormir por el volumen
de la música que llega desde el río; la Costanera Sur está
cada vez más abandonada y los choripaneros se adueñan del
lugar los fines de semana; llegaron los travestis al barrio, y
cuando hay una maratón no podemos ni entrar ni salir", contó a
La Nacion.
Pero eso no es todo, porque Marte, como muchos otros,
descubrió tarde que tampoco había previsto algunas postales
nada glamorosas de su nuevo barrio, como el cementerio de
autos al lado de la Reserva Ecológica o la villa más nueva de
la ciudad, que comenzó con unas 30 familias y que hoy tiene
más de 500. Se trata del asentamiento bautizado Rodrigo Bueno,
en honor al fallecido cantante cordobés.
"Además, cada vez que surge un conflicto tenemos que hacer
miles de llamadas por el conflicto de jurisdicciones que hay
en el barrio", agregó Marte, que preside la Asociación de
Vecinos de Puerto Madero.
Es que en este barrio conviven dos fuerzas de seguridad: la
Policía Federal y la Prefectura. También, la administración
pública porteña y la nacional, a las que se suma la
Corporación Puerto Madero que, si bien sólo es el
desarrollador inmobiliario, muchas veces recibe las quejas de
los parroquianos.
Sandra Amerise vive en una de las torres River View, en el
Dique 3, y asegura que ya no sabe a quién recurrir para
quejarse por la cada vez más importante cantidad de personas
que pasan el día en un predio tomado, situado en la Avenida de
los Italianos al 600, frente a su casa.
Según relatan los vecinos, el lugar, que funciona
junto a los baños públicos, es ocupado por una mujer y por sus
hijos, quienes los fines de semana organizan festivales, con
asado y choripán incluidos. Además, dicen los vecinos,
explotan una improvisada cancha de tenis, que también usan los
ocasionales visitantes.
"Desde mi casa se escucha clarito. Los fines de
semana llegan cientos de personas. La mujer dice que allí
funciona un comedor comunitario, pero eso es mentira", contó
Amerise.
Expediente trabado
En el gobierno porteño indicaron que el terreno, en el que
hay una vieja subestación eléctrica, fue ocupado por esa
mujer, que tendría dos hijos con discapacidad. Aunque
reconocieron que se trata de una tierra fiscal, a cargo
también de la Corporación Puerto Madero, aclararon que el
trámite de desalojo presenta "algunas trabas".
Fuentes del Ministerio de Ambiente y Espacio Público
señalaron que trabajan en ese tema junto con el Ministerio de
Desarrollo Social, todas ellas dependencias porteñas.
Otro sector conflictivo está en el Dique 1. Allí se desarrolla
una feria durante los fines de semana, donde se multiplican
casi sin control los puestos de comida. Según datos oficiales,
sólo 16 están habilitados para funcionar. Sin embargo, cuando
el tiempo acompaña, se pueden ver unas 30 bocas de expendio,
tal como pudo comprobar La Nación durante varias recorridas
por la zona.
"También estamos muy preocupados por la
Costanera. Se abusa del espacio público. No sólo lo padecemos
quienes tenemos vista hacia allí, sino los paseantes que ya
casi no pueden disfrutarla. El descuido de la Reserva
Ecológica es evidente. La usan para cualquier cosa. Parecería
que todo está permitido", se lamentó Amerise.
El fin de semana pasado, la Agencia Gubernamental de Control
realizó un operativo en la Costanera, pero parece que alguien
avisó a los puesteros ilegales pues, a la hora en que llegaron
los inspectores, el número de carritos había disminuido
notablemente. Sólo se labraron ocho actas por incumplimientos
menores, que no ponían en juego la salud de la población. Cabe
aclarar que los permisos que se les otorga son precarios, ya
que se debate en la Legislatura un proyecto para otorgar los
documentos definitivos que permitan su funcionamiento.
Junto a la Reserva Ecológica se ubica un cementerio de autos,
que los vecinos de la torre El Faro, por ejemplo, tienen como
vista "privilegiada". Hace dos semanas la defensora del Pueblo
de la ciudad, Alicia Pierini, dictó una resolución que pide la
intervención del jefe de la Policía Federal para desafectar
esa playa en la que hoy se amontonan 587 autos abandonados.
"Al degradarse, esos vehículos liberan combustibles,
lubricantes y fluidos refrigerantes, que contaminan el
ambiente. Los neumáticos, las baterías y los sistemas de aire
acondicionado también contribuyen a la contaminación
ambiental. Entre las sustancias más tóxicas se encuentran
hidrocarburos, arsénico, cadmio, cinc, cobre, cromo, mercurio
y plomo", explica la nota que acompaña la resolución de la
Defensoría.
Cabe recordar que la Reserva tiene la categoría de protección
de sitio Ramsar, por ser considerada un humedal de importancia
para la zona.
Con el cementerio de autos, un potencial criadero del mosquito
que transmite el dengue, aparece un nuevo frente de conflictos
de jurisdicción. La Policía Federal dice que sólo le compete
custodiar los autos, pero que el predio es del gobierno. Así
lo reconocen en el equipo de Mauricio Macri, aunque no
precisan cuándo se realizará la mudanza de ese depósito de
autos.
Fuentes policiales aseguraron que existe un plan para la
eliminación de esos cementerios en la Capital, cuya
instrumentación comenzó en febrero. Aunque se aclaró que el
retiro de autos para su compactación y eliminación es
paulatino, no hay una fecha estimada para la limpieza del de
la Costanera Sur. Una de las cuestiones por tener en cuenta es
que, antes de deshacerse de un vehículo, es necesario que haya
caducado la causa judicial por la que se encuentra en ese
lugar.
Otra realidad que preocupa sobremanera a los vecinos es que
los travestis ya trabajan en las inmediaciones de la plaza
Micaela Bastidas, en la que, además, los juegos para niños
están rotos. Según el Código Contravencional porteño, la
prostitución sólo puede ejercerse a 200 metros de viviendas,
escuelas o templos. Los fiscales contravencionales son los
responsables de controlar la actividad. Según los vecinos,
nadie atiende sus denuncias.
Vecinos y visitantes
"Los invito a que pasen una noche en mi casa con la música de
la calle a todo volumen. Ya no sé qué hacer"
ANA MARIA MOSCA
Vecina de Puerto Madero
"En el parque Micaela Bastidas, los juegos, que eran
ingeniosos, coloridos y vanguardistas, están destrozados o
desaparecidos"
CLAUDIA RIZ
Suele visitar la costanera
"Muchas veces no sabemos ante quién denunciar algunas
irregularidades que ocurren en el barrio"
ALFREDO READ
Vecino de Puerto Madero
"Las obras que se empezaron siguen a medio hacer. La zona ha
crecido muchísimo"
ROBERTO SIERRA
Visita el barrio los fines de semana
Nuevos
visitantes nocturnos
Durante el último
año, los vecinos de Puerto Madero han visto llegar a la zona
nuevos visitantes con aparentes intenciones de quedarse. Se
trata de un grupo cada vez más numeroso de travestis que
ofrece sexo en la Costanera Sur. "No es un problema sólo para
los vecinos. Hay un descuido absoluto del espacio público, que
perjudica también a quienes lo visitan", dijo Sandra Amerise a
LA NACION. El gobierno porteño destinó una zona del Parque
Tres de Febrero, en Palermo, para ejercer esa actividad. Sin
embargo, es habitual el ejercicio de la prostitución en otras
zonas como Flores, Caballito y Constitución.
Nota
periodística de Laura Rocha, para el diario La Nación.
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NOTA
RELACIONADA:
Un Puerto Madero con poca plata
Tal vez porque se lo vincula con el turismo cinco estrellas y
a comensales de cuarenta para arriba, Puerto Madero sufre más
que el resto de los polos gastronómicos. Sus restaurantes
acusan una merma promedio de 30%. Y aunque la mayoría se
mantiene en pie, la crisis aceleró el cambio de dueños.
La renovación comenzó con Tocororo, dedicado a la comida
cubana que Miguel Doñate acaba de vender a un grupo en el que
figuran socios de Estilo Campo y ex Rodizio. Doñate saltó a la
fama cuando cedió un predio donde el entonces piquetero Raúl
Castells montó un kiosco de comidas. Ahora Tocororo será una
parrilla.
También cerraron clásicos, como Roque en Alicia Moreau de
Justo al 200, que bajó las persianas en enero. Ese amplio
local aún hoy sigue desocupado. Otro tanto pasa con la
cervecería Antares, que se batió en retirada y el espacio
continúa sin ocupar. El bajón alcanzó hasta Cabaña Las Lilas.
Su propietario, el ex presidente de Bunge, Octavo Caraballo,
decidió que en vez de ser administrado por sus hijos pasara a
profesionales. Eligió a los brasileños de Porto y Figueira
Rubaiyet, los restaurantes del jet set de San Pablo.
Al negocio se lo describe frágil en un mercado
hipercompetitivo. En Chila, del financista Andrés Porcel y uno
de los precursores, junto a Marcelo, de la cocina gourmet en
Puerto Madero, hacen alarde de otra estrategia: conquistar a
empresas para eventos y ubicarse entre los recomendados de los
hoteles de lujo. Así mantuvieron la facturación.
Pablo Varan, dueño de Justo Corrientes y de La Caballeriza,
también se inclinó a los clientes corporativos y a las ofertas
especiales. Dice que factura 8% más. Varan enumera
inconvenientes: caída del turismo, menor consumo y alquileres
por las nubes. Justo Corrientes paga $ 100.000 mensuales por
ese concepto. Un tema aparte son los controles de alcoholemia.
Cayó la venta de vino y se modificaron los hábitos. Puerto
Madero también se nutre de habitantes de la zona Sur, como
Quilmes y los que viven en torno al acceso Oeste que, con los
controles, evitan el centro. Sobre el precio del cubierto
aseguran que, pese a la fama de caro, el promedio de $ 100 "es
el mismo que en Palermo". Silvia
Naishtat,
en su columna en el diario Clarín.
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