Un paseo campestre
28 de Febrero 2005

 
Leímos en una publicidad sobre las bondades de la estancia "Santa Elena", en Las Heras, y nos dieron ganas de visitarla un fin de semana. Fuí con mi esposo, mis padres ya mayores, mi hermana y su marido. La oferta era "fiambres caseros, cochinillo al horno de barro, carré de cerdo con manzanas ...", y a 70 kilómetros de la Capital. 
   
El dueño, Eduardo Viale Pueyrredón, insistió en que llegáramos antes de las 10 para "pasarla comiendo, que es la atracción del lugar".  Después del madrugón, teníamos mucho apetito; reclamamos la picadita, pero Pueyrredón, de mal modo, dijo que no tenía, y que había que esperar a las 13 hs. para comer. Tampoco existía el tan publicitado cochinillo. Decididos a no soportar más los desplantes del dueño, le avisamos que por mentir y no cumplir el trato, nos iríamos después de almorzar. ¡Qué error! El almuerzo fue escaso, y varias veces debí levantarme para pedir que nos atendieran. 
   
Cuando me trajo la cuenta, le pedí una factura, pero el dueño me contestó de mal modo que no tenía. Mientras caminábamos hacia nuestros autos, debimos soportar una catarata de insultos. Nos sentimos maltratados y estafados.
   
Marta Fernández.  mfgk@fibertel.com.ar 
   
Correo de lectores, diario Clarín 26.02.05